Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

408 Roxana Recio
Si la fama en muerte crece,
que presto devía acabar,
mi excelencia me parece
ver al fin y que fenece,
de lo qual siento pesar.
Descrive agora nuestro poeta el Sol quexarse de la traspassación que la fama haze en la
ley universal del cielo, más que de sí mesmo ni de su injuria, por notificar que primero se han de
comover por la observancia del onor público y de las cosas comunes que del privado y propio,
assí que concluye que será la ley del cielo, como quien dize, ninguna y de ningún valor. Assí se
duele el Sol con harta razón, siendo cosa natural venir todas las cosas a menos, acaescer en la
fama lo contrario. Para entendimiento de lo qual es de saber que, aunque el sol sea perpetuo y de
natura incorritible, es cuerpo inanimato, por essencia distinto de los elementos, assí como se
prueva en el I De celo et mundo; de donde el ánima racional, y el hombre por participación de
aquélla es de más perfectión que el sol quando el hombre no fuesse sotopuesto a la muerte y a la
medida del tiempo finida. Así que si por la fama se tornasse inmortal y incorrutible, sin duda
excedería la excelencia suya a la del sol. [fol. cxliii v] Por la qual cosa se duele con razón el Sol,
y por no perder su dignidad se esfuerça a matarla.
Segundariamente devemos entender que la fama se devría matar en la muerte del hombre,
pues es razón que faltando la causa faltasse el efecto, como se escrive en el segundo de la
Phísica, y al V de la Methaphísica, y De iuris consulto in l. oractio ff. de sponsali. Pues siendo la
virtud o su operación ocasión de la gloria y de la fama, quando falta el uso de aquélla devría de
razón la fama acabarse, pues la operación con la muerte se acaba. Y por tanto justamente afirma
nuestro poeta que dize el Sol que sus excelencias son ya al fin, pues no tiene más que el hombre,
pues se le yguala en eternidad siendo perpetuo por fama.
Añade agora en los versos siguientes, diziendo: “¿Qué más mal puede venirme de ver yo
al hombre de tanta excelencia que desee yo ser ygual a él si, apacentando quatro cavallos en el
mar Oceano y espoleándolos rezio, no puedo domar fama de ningún humano?”.
“¿Qué se espera de más mal
o qué más venir podría?
¿Qué más he en lo celestial
que en la tierra el que es mortal,
a quien ser ygual querría?
Quatro cavallos de arreo
apaciento en oceano,
y los hiero y espoleo,
y nunca domada veo
fama de ningún humano.
Devemos notar que con riguroso apetito el Sol desea ser ygual al hombre famoso. En el
sol ay estas qualidades: la primera ser eterno, la II movible, la III resplandeciente, la IIII
generativo, y la V y última muchos loores que los hombres le atribuyen. En las quales cosas el
hombre o le yguala o le excede, assí por respecto de la ynmortalidad del ánima como de la
grandeza de la fama después de la muerte. E por la nobleza del gran lugar lo excede, assí como
es conclusión de los theólogos que las ánimas, y aun los cuerpos glorificados, son sotiles y
ligeros, y que, por más ligero que el sol sea, lo es más el ánima o cuerpo glorificado. Y allende
de esto el movimiento del sol es por un círculo solamente, en lo qual ánima, o cuerpo glorificado,
o cuerpo mortal le exceden, porque se puede mover a cada parte y diferencia que quieren.
eHumanista 2012