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Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

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391 Roxana Recio<br />

encendimientos le pudieron calentar, <strong>de</strong> manera que no quedó él por más casto que ella por<br />

<strong>de</strong>sonesta. Y <strong>de</strong> esta costancia quedó la señora tan corrida, que jurava <strong>de</strong>spués que no se avía<br />

acostado <strong>con</strong> hombre, sino <strong>con</strong> estatua marmórea. El nombre <strong>de</strong> la dama <strong>de</strong>sonesta y corrida era<br />

Phyrna. Acaesció otra vez que <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> <strong>de</strong> Xenócrates quisieron esperimentar la castidad<br />

<strong>de</strong>l sobredicho philósopho, y metiéronle en la cama otra muger no menos <strong>de</strong>sonesta que Phyrna,<br />

la qual [fol. cxxxvii r] se llamava Layda. Y comoviole a algún encendimiento, mas el costante<br />

philósopho, como se sintió algon encendido, levantose muy presto <strong>de</strong> la cama don<strong>de</strong> estava y<br />

quemose <strong>los</strong> miembros genitales. Assí que verda<strong>de</strong>ramente dio <strong>de</strong> sí muy claro testimonio <strong>de</strong><br />

<strong>con</strong>stancia; por lo qual mereció el título que le da nuestro poeta diziendo que ninguna cosa ni<br />

fuerça le bolvió a obrar cosa mal hecha.<br />

Fue Xenócrates <strong>de</strong> tanta veneración cerca <strong>de</strong> <strong>los</strong> athenienses, que a solo él creían el<br />

testimonio sin juramento. El qual nunca estimó <strong>los</strong> dineros en nada, salvo <strong>los</strong> que solamente<br />

bastavan para su sostenimiento. Y pruévase esto claro en muchas cosas, principalmente quando<br />

Alexandro le embió mucha cantidad <strong>de</strong> dinero y él tomó <strong>de</strong> ello muy poca suma, y lo otro le<br />

tornó a embiar porque no lo avía menester. Y otra vez le embió Antipatro mucho, y él se lo<br />

tornó todo porque no tenía entonces necessidad. Acaesció que, leyendo un día Xenócrates a sus<br />

discípu<strong>los</strong> las lectiones acostumbradas, entró en la escuela un mancebo llamado Polemo <strong>de</strong> mala<br />

criança y peores costumbres, y solamente entrava a burlar <strong>de</strong> Xenócrates. Y Xenócrates,<br />

<strong>con</strong>ociendo la causa <strong>de</strong> su entrada, <strong>de</strong>xó la materia que leía y començó a hablar <strong>de</strong> la moralidad y<br />

costumbres; <strong>de</strong> lo qual habló tan dignamente y <strong>con</strong> tanta eficacia, que Polemo se <strong>con</strong>vertió <strong>de</strong>l<br />

camino errado, y antes que <strong>de</strong> allí partiesse se hizo su discípulo, y <strong>de</strong>spués salió excelente<br />

philósopho.<br />

Scrivió Xenócrates muchas obras, como testifica Laercio, y dixo que la ánima nuestra era<br />

un número que se movía a sí mismo, como muestra Macrobio in De somno Scipionis y Cicerón<br />

en el primero <strong>de</strong> las Tosculanas. Fue <strong>de</strong> Xenócrates aquella sentencia <strong>de</strong> oro que dize: “A mí <strong>de</strong><br />

aver hablado alguna vez me pesó, y <strong>de</strong> aver callado nunca”. Otra vez siendo injuriado <strong>de</strong><br />

palabras <strong>de</strong> un Bión en Athenas, respondió: “No te respondo, pues la tragedia a la comedia no<br />

respon<strong>de</strong> quando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> acabada se parte”.<br />

Murió Xenócrates harto viejo y <strong>con</strong> gran dolor y daño <strong>de</strong> <strong>los</strong> calcedónicos y athenienses.<br />

Archími<strong>de</strong>s fue siracusano, como muestra Livio en el V libro y a la tercia Década,<br />

hombre doctíssimo y geómetra perfecto. El qual por su industria, aviendo <strong>los</strong> romanos mucho<br />

tiempo tenido a Çaragoça cercada, salvó la cibdad, como se vee en el mesmo Livio; mas al fin<br />

dando un día <strong>los</strong> romanos batalla a la misma cibdad, la tomaron por fuerça y dieron a <strong>los</strong><br />

cavalleros que la diessen sacomano. Archími<strong>de</strong>s estava aquel día en su casa <strong>de</strong>mostrando y<br />

señalando en tierra ciertas <strong>con</strong>clusiones mathemáticas. Don<strong>de</strong> acaesció que la fortuna metió en<br />

su casa un centurión, y hallando a Archími<strong>de</strong>s muy atento a la sobredicha <strong>de</strong>mostración preguntó<br />

que quién era; y Archími<strong>de</strong>s no respondió a la pregunta, mas bolviose a él y díxole: “Ruegos, por<br />

amor mío, que no me <strong>de</strong>sbaratéys estos cercos”. Por las quales razones creyendo el centurión<br />

que el philósopho se burlava <strong>de</strong> él, le mato; <strong>de</strong> la qual muerte pesó <strong>de</strong>masiadamente al cónsul<br />

Marcelo, principalmente por aver mandado aquel mismo día que no hiziessen mal ninguno a<br />

Archíme<strong>de</strong>s.<br />

Escrivió Archíme<strong>de</strong>s De quadratura circuli, la qual, si se pudiesse saber, es bien, mas aun<br />

hasta agora no es sabida, como él mesmo scrive y afirma que en su tiempo tanpoco se alcançó.<br />

Varia y diversa opinión es <strong>de</strong> quién fuesse hijo Demócrito ab<strong>de</strong>rita, porque unos dizen<br />

que fue hijo <strong>de</strong> uno llamado Hegelístrato, otros <strong>de</strong> un Antenonócrito, y otros <strong>de</strong> un Damasippo,<br />

como en la Vida suya <strong>de</strong>muestra Laertio Diógenes. Mas en solo esto ay <strong>con</strong>venencia entre<br />

<strong>eHumanista</strong> 2012

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