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Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

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390 Roxana Recio<br />

Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> él prosigue nuestro poeta diziendo que vio venir a Anaxarco muy sin<br />

miedo, y tras él a Xenócrates muy firme en sus cosas, al qual ninguna cosa le pudo domar a<br />

hazer cosa mal hecha. A Archémi<strong>de</strong>s vio también vaxado, y a Demócrito pensoso, el qual<br />

voluntariamente se privó <strong>de</strong> riquezas y <strong>de</strong> vista por tener en el estudio más reposo.<br />

Anaxarco, en sí cruel,<br />

vi sin miedo, y muy viril<br />

Xenócrates vi <strong>con</strong> él,<br />

sabio, saldo, firme y fiel,<br />

sin domarse en acto vil.<br />

Archími<strong>de</strong>s vi baxado,<br />

y Demócrito pensoso,<br />

sin riquezas, <strong>de</strong> su grado,<br />

y <strong>de</strong> sus ojos privado<br />

por saber <strong>con</strong> más reposo.<br />

Anaxarco, como escrive Laercio, fue ab<strong>de</strong>rita claro y excelente philósopho, la osadía <strong>de</strong>l<br />

qual harto clara se muestra en Valerio en el III libro al III capítulo; assimismo el mismo Laercio<br />

quando escrive su Vida. Don<strong>de</strong> principalmente, siendo Anaxarco en una cena <strong>con</strong> Alexandro y<br />

estando en la misma cena Nicocreonte tirano <strong>de</strong> Chipre, Alexandro preguntó si avía sido la cena<br />

perfecta en todas cosas. Anaxarco respondió mirando a Nicocreonte estas palabras: “Cierto,<br />

señor rey Alexandro, todos <strong>los</strong> manjares an sido magnificamente abastados y <strong>con</strong> mucha or<strong>de</strong>n a<br />

la mesa traídos, mas para que nada no faltara fuera menester que pusieran en ella la cabeça <strong>de</strong> un<br />

sátrapa que yo diría”. Por lo qual Nicocreonte, comovido a grandíssima yra y enemistad <strong>de</strong><br />

Anaxarco, aguardó a que muriesse Alexandro y hizo tomar a Anaxarco y apalear <strong>con</strong> vergas <strong>de</strong><br />

hierro, mas el costante y esforçado philósopho estava diziendo al tirano: “Castiga y tormenta<br />

quanto quisieres el cuerpo o vaso <strong>de</strong> Anaxarco, porque yo te certifico que Anxarco nunca <strong>con</strong><br />

esso le espantes ni temorizes”. Por lo qual injuriándose Nicocreonte, mandó que le cortassen la<br />

lengua, y oyéndolo Anaxarco se la cortó a sí 883 mesmo <strong>con</strong> <strong>los</strong> dientes y se la escupió en la cara a<br />

Nicocreonte.<br />

Quanto a las opiniones que tuvo, fueron las mesmas <strong>de</strong> Demócrito, principalmente en la<br />

infinidad <strong>de</strong>l mundo. Y haziéndose adorar Alexandro macedónico por dios, saliole sangre un día<br />

<strong>de</strong> una herida, y Anaxarco, viendo la sangre, <strong>de</strong>mostró la sangre a otros diziendo:<br />

“Verda<strong>de</strong>ramente esta sangre no es divina”. Y ansí calladamente reprehendió el error y<br />

superstición <strong>de</strong> Alexandro macedónico.<br />

Fue Anaxarco por su libertad y costancia <strong>de</strong> su ánimo llamado bienaventurado, y allen<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> esto por ninguna pena corporal fue sentido jamás quexarse. Por don<strong>de</strong> justamente es llamado<br />

por nuestro poeta cruel <strong>con</strong>tra sí, y esforçado y sin miedo para en <strong>los</strong> tormentos y peligros <strong>de</strong>l<br />

cuerpo.<br />

Xenócrates, como escrive Laercio, fue calcedónico hijo <strong>de</strong> un Agatenor y discípulo <strong>de</strong><br />

Platón. El qual vivía en tanta <strong>con</strong>tinencia, templança y gravedad, que era causa <strong>de</strong> admiración a<br />

<strong>los</strong> que lo miravan y <strong>de</strong> ynvidia al pueblo atheniense. Y a esta causa <strong>los</strong> <strong>de</strong> Athenas prometieron<br />

gran precio a una muger muy más hermosa que casta si por incitamientos libidinosos y carnales<br />

le moviesse a quebrantar castidad; a lo qual ella <strong>de</strong> muy buena gana se ofreció, y fuese a<br />

Xenócrates rogándole muy humilmente que la <strong>de</strong>xasse <strong>con</strong>sigo dormir una noche. Y él fue <strong>de</strong><br />

ello <strong>con</strong>tento, mas, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> acostados juntos, ni la presencia <strong>de</strong> ella le puso alteración ni sus<br />

883 a sí: R “assi”.<br />

<strong>eHumanista</strong> 2012

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