Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

346 Roxana Recio
Redemptor Nuestro. Continuándose después el señorío de la Tierra Sancta por los successores
de Gofredo, estuvo en su poder cerca de LXXXVIII años hasta que la perdieron.
Y agora nuestro poeta, como persona sancta y religiosa, exclama y da vozes a los
cristianos que procurasen de vengar tanta injuria como es que el sepulcro de Nuestro Redemptor
tengan los perros en su poder. Y quánto sea justa y saludable esta amonestación del poeta harto
se muestra si consideramos la humildad con que Nuestro Señor tomó forma de siervo para
nuestra redempción, humiliándose hasta la muerte. Y por otra parte vemos la sobervia y
grandíssima ingratitud de los príncipes christianos, que puede más en ellos una pequeña ocasión
para hazerse guerra los unos a los otros sin alçárseles braços, ni aun pensamientos, para sacar la
casa sancta de poder de paganos. A lo menos, si deuda que tengan los príncipes a la fe no les
haze tomar esta empresa, sus proprias pasiones se la devrían poner en obra. Y dígame luego el
príncipe avariento en qué parte podría mejor henchir el ancho saco de su codicia que del oro,
piedras y especiería que ay en Oriente, dónde puede el príncipe superbo estender mejor su gran
señorío que en los populosos pueblos y grandes cibdades que están en la Asia. Dígame agora el
príncipe ayrado dónde mejor ni más sanctamente puede quebrantar su yra que sobre los pueblos
feroces enemigos de nuestra fe, specialmente siendo gente desarmada y sin experiencia de militar
disciplina. Dígame finalmente el príncipe cobarde, pues su dignidad le obliga a tal guerra, dónde
más sin temor se puede aventurar que en semejante empresa, sabiendo que lleva a Dios de su
parte. Pues díganme agora todos los pueblos quál amistad, sangre ni interese á de mover a nadie
con tanta razón como aquel imenso Dios Nuestro Redemptor, quién nos tuvo más amistad que
Él, pues puso el ánima por nosotros, quién nos tuvo más parentesco que aquel Soberano Padre
cuyos miembros y hijos somos, qué interese ni ganancia mayor nos puede mover que el bien
perdurable. Pues dad fin, por Dios, a las pasiones que entre vosotros remueven las guerras y
poned principio a tan sancta conquista, pues que de tales trabajos acá se os seguirá honra en la
tierra y después gloria en el cielo.
Prosigue delante nuestro poeta y dize que tras Gofredo no vio nadie de tanta excelencia
para guerra ni para 762 paz, mas, como los hombres escogidos suelen venir a la fin, dize que vio a
un soldán el qual hizo vergüença y daño a los christianos.
Tras él nadie pude ver,
si la vista no me yerra,
que toviese tal saber
para la paz sostener,
ni para vencer la guerra,
mas, como postreros van
los de mayor perfectión,
a la fin vi un gran soldán,
que dio vergüença y afán
a la christiana nación.
Siendo en el año de Cristo de mil CC por los christianos perdido todo el imperio de
Oriente, el rey de Francia y la señoría de Venecia deliberaron pasar allende el mar; y así
poniéndolo en esecución, llegaron a Constantinopla y constituyeron emperador. Después 763
muerto éste, eligieron otro emperador françés llamado Baldovino, y después de él reynó Arrigo
su hermano hasta los años de Christo mil CCLXVIII, en el qual tiempo Michael Paleólogo con
762 ni para: B “ni”.
763 Después: B “y despues”.
eHumanista 2012