Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

321 Roxana Recio
el qual le pudo mirar
en la çarça que se ardía
con fuego sin se quemar,
quando quiso libertar
su pueblo que padescía.
Pone nuestro poeta en estos versos a Moysén. Donde es de entender que él solo entre
todos los hombres fue aquél que con Dios habló cara a cara, como se escrive en el Éxodo al
XXXIII capítulo de quien después de la sanctidad y doctrina de letras sagradas tuvo exercicio de
armas. Por lo qual principalmente es de saber que, siendo el pueblo de Israel multiplicado en
Egipto y 648 Pharaón dudando que en algún tiempo le pondrían en rebuelta, mandó a Sepherá y
Phua que matassen todos los niños que nasciessen. En este tiempo nasció Moysén; el qual
siendo demasiadamente hermoso, la madre no quiso matalle, antes buscó manera de salvalle y
túvole escondido por tiempo de tres meses. Cresciendo después el niño y no podiéndose
esconder, deliberó la madre de ponelle a la fortuna antes que a la muerte, y así 649 tomó una cestilla
y metiole dentro, y cerrola y púsole en el río. Era aquel día baxada a lavarse al río Meris, hija de
Thenefro rey de Egipto sobrenombrado Pharaón, y viendo venir la cesta por el río mandola
tomar; y como vio el niño tan hermoso, tomole y, como ella era stérile y no paría, adoptole por
hijo suyo y mandole criar.
Cresciendo después Moysén, hiziéronle pastor como era usança entre los grandes señores
y de otros estados; y en su mocedad estando un día sobre el monte Oreb, Dios le aparesció
mientra guardava el ganado en una çarça que ardía y llamándole 650 le dixo la aflición que su
pueblo padescía, la qual le avía movido a piedad, y que los quería librar de las manos de los
egiptios y levarlos a la tierra de promissión, la qual era habundante de leche y miel; por eso, que
fuesse y díxesse a Pharaón que aliviase el su pueblo y que no lo tractase 651 tan mal, porque ésta
era la voluntad de Dios. Moysén, entendiendo las palabras de Dios, escusose mucho diziendo
que no era él tal ni de tanta auctoridad que Pharaón le diesse crédito a sus palabras; al qual Dios
respondió que no temiese, que él estaría siempre con él y le haría obrar grandes miraglos. Por lo
qual Moysén se confió en Dios y fue a Pharaón, y le dixo la divina embaxada, mas Pharaón no
curando de ello más se endurescía y más angustiava al pueblo judaico; y así Moysén para más
crédito fue constreñido a obrar miraglos. Por la qual entrado en disputa con los mágicos, hizo
convertir la verga o vara en serpiente, y lo mesmo hizieron los mágicos, excepto que la serpiente
que hizo Moysén de la verga de Arón destroçó todas las serpientes que los mágicos hizieron de
las varas que traían; y así Moysén fue juzgado allí por vencedor de los otros, y conoscieron no
ser arte mágica la suya, sino virtud divina. Mas como por ninguna cosa de éstas Pharaón se
emendava, acordó Dios de herir los egiptios con muchas plagas, y al fin con muertes de todos los
primogénitos y mayoradgos de Egipto. Ni por esto no apartándose Pharaón de su mal propósito,
mandó Dios a Moysén que se aparejasse con todo el pueblo y huyesse. Haviendo assí los
hebreos de partirse según el mandamiento de Dios, mandoles Moysén a cada uno que pidiessen
prestados vasos a los egiptios o de plata o de oro, cada qual el suyo; lo qual después de ser así
hecho, Moysén los mandó partir de noche para llegar al mar Vermejo. Pharaón, como sintió que
eran partidos huyendo, siguiolos con grandíssimo número de hombres armados y llegaron ya
cerca de los judíos. Moysén hirió en el mar con su vara y luego se abrieron XII calles en el mar
648 y: B “a”.
649 y así: B “Assi”.
650 llamándole: B “llamando”.
651 tractase: B “traxesse”.
eHumanista 2012