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Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

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263 Roxana Recio<br />

escogió dar la muerte a su hijo, siendo uno solo, por no poner en aventura las vidas <strong>de</strong> muchos!<br />

Muchas leys son ásperas algunas vezes, principalmente en la guerra por la guarda y observancia<br />

<strong>de</strong>l bien común, por escusar peligro <strong>de</strong> mayor pérdida. Y por esto Cicerón dize en el primo De<br />

<strong>los</strong> oficios: “Atque in republica maxime <strong>con</strong>servanda sunt iura belli”. Dize: “En la república<br />

mucho se <strong>de</strong>ven guardar las leyes <strong>de</strong> la guerra, así como cosa muy necessaria a la salud”.<br />

Aña<strong>de</strong> prosiguiendo nuestro poeta que tras Tito Manlio Torquado venían Publio Decio<br />

padre y su hijo, <strong>los</strong> quales <strong>con</strong> sus pechos abrieron las esquadras <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>con</strong>trarios enemigos,<br />

diziendo que guardavan fieros votos, pues padre y hijo <strong>de</strong> una muerte acabaron. Y dize tanbién<br />

que no <strong>con</strong> menos afición venía Curtio, pues por amor <strong>de</strong> su patria se echó en la espantosa<br />

avertura <strong>con</strong> sus armas porque Roma no se acabasse <strong>de</strong> hundir.<br />

Los dos Decios allí stavan,<br />

que <strong>con</strong> sus pechos abrieron<br />

<strong>los</strong> <strong>con</strong>trarios que speravan;<br />

muy fieros votos guardavan,<br />

pues padre y hijo morieron.<br />

No menos aficionado<br />

el buen Curcio se metía<br />

en el hoyo stando armado,<br />

por do luego fue cerrado<br />

quando Roma se hundía.<br />

Durando la guerra latina y siendo cónsules Tito Manlio Torquado y Publio Decio,<br />

acaesció una noche que cada uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> vio en sueños un hombre <strong>de</strong> grandíssima reverencia, el<br />

qual les <strong>de</strong>zía <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> dioses que en la batalla primera que harían sería <strong>de</strong> la una parte<br />

muerto el cónsul, y <strong>de</strong> la otra parte <strong>con</strong>traria sería vencido el exército. Venida la mañana y<br />

hablando el uno al otro cónsul lo que avía soñado, hechos primeramente sus sacrificios a <strong>los</strong><br />

dioses, venido el día <strong>de</strong> la batalla acordó Decio <strong>de</strong> ponerse en el mayor peligro, y allí peleando<br />

<strong>con</strong> gran<strong>de</strong> esfuerço dio causa a que <strong>los</strong> suyos hiziessen lo mesmo; y al fin <strong>de</strong> muy crueles golpes<br />

que <strong>los</strong> latinos le dieron morió y <strong>de</strong>xó la victoria al cónsul su compañero. Y así fueron<br />

vencedores <strong>los</strong> romanos porque Decio quiso que <strong>con</strong> su muerte viniese el vencimiento, como <strong>los</strong><br />

dioses <strong>de</strong> noche le avían anunciado.<br />

Este mesmo exemplo siguió Publio Decio su hijo, el qual, aviendo triumphado <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

samnitos y aviendo <strong>con</strong>secrado a Ceres <strong>los</strong> <strong>de</strong>spojos, fue hecho cónsul juntamente <strong>con</strong> Fabio<br />

Máximo en la muy áspera guerra que <strong>los</strong> romanos ovieron <strong>con</strong> <strong>los</strong> franceses, samnitos, cimbrios<br />

y <strong>toscano</strong>s, <strong>los</strong> quales juntamente avían <strong>con</strong>jurado <strong>con</strong>tra <strong>los</strong> romanos. Don<strong>de</strong> siendo en la<br />

batalla y huyendo <strong>los</strong> romanos, y no podiendo él por llamar<strong>los</strong> y amonestar<strong>los</strong> 386 hazer que<br />

tornasen a pelear, al fin dixo entre sí estas muy dignas palabras: “Quid ultra moror familiare<br />

fatum? Datum hoc nostro generi est ut luendis periculis publicis piacula simus. Iam ego mecum<br />

hostium legiones mactandas telluri ac diis manibus dabo”. Dize: “¿Para qué en esto gasto más<br />

tiempo? Éste es el hado <strong>de</strong> nuestro linage que en <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s peligros <strong>de</strong> la república paguemos<br />

lo que otros hacen; pues yo me ofreçeré <strong>con</strong> mi gente a las armas <strong>de</strong> <strong>los</strong> enemigos y a <strong>los</strong> dioses<br />

que hagan lo que quisieren”. Y <strong>de</strong>spués llamado así el pontífice M. Livio y diziéndole estas<br />

palabras que por la patria se votava a <strong>los</strong> dioses, volvió <strong>con</strong> mucha furia a <strong>los</strong> enemigos haziendo<br />

grandíssimo estrago en el<strong>los</strong>, y al fin murió quedando <strong>con</strong> él la victoria; y aquélla <strong>de</strong>xó al cónsul<br />

su compañero Fabio Máximo.<br />

386 amonestar<strong>los</strong>: B “mostrar <strong>los</strong>”.<br />

<strong>eHumanista</strong> 2012

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