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Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

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157 Roxana Recio<br />

Constituydo Ciro en tanta altura y gran<strong>de</strong>za, <strong>de</strong>liberó hazer guerra y someter a su imperio<br />

la parte <strong>de</strong> setentrión, y començó <strong>de</strong> mover guerra a <strong>los</strong> scythas. Y así aparejado 191 gran exército,<br />

passó el río Axares y entró en Scythia. Reynava entonces en aquella provincia una reyna biuda<br />

llamada Thomira, la qual, viendo que Ciro era <strong>con</strong>tra ella venido, envió en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l reyno un<br />

solo himo que tenía llamado Spargapiso <strong>con</strong> gran gente. Sintiendo Ciro que <strong>los</strong> scithas venían y<br />

que no tenían vino en su tierra, hizo poner muchas mesas en el campo <strong>con</strong> muchas viandas y<br />

mucha suerte <strong>de</strong> vinos; y venidos <strong>los</strong> scythas, salió Ciro a pelear y <strong>de</strong>xó celadas puestas.<br />

Començando el combate, Ciro <strong>con</strong> su gente se pasó en huyda. Los scythas, creyendo ser<br />

vencedores porque <strong>los</strong> otros huían, paráronse a comer y bever en las mesas que Ciro avía hecho<br />

poner; y entrando <strong>con</strong> <strong>de</strong>seo en el vino, enbeodose la mayor parte y dormieron. Ciro, que no<br />

dormía por complir su engaño, vino sobre el<strong>los</strong>, él y <strong>los</strong> que en cellada estavan, y mataron a <strong>los</strong><br />

scithas y a su capitán hijo <strong>de</strong> la reyna que arriva <strong>de</strong>ximos. Sabido esto por la reyna Thomira y<br />

<strong>con</strong>oscido el engaño <strong>de</strong> Ciro, dispuso vengarse <strong>de</strong> él <strong>con</strong> otro engaño. Por lo qual ella tomando<br />

armas en su persona y restaurado un gran exército, es<strong>con</strong>dió la mayor parte <strong>de</strong> la gente tras unos<br />

montes y ella salió a Ciro <strong>con</strong> poca gente; y puesta cerca <strong>de</strong> él, púsose en huyda mostrando<br />

temor. Ella huyendo y Ciro siguiéndola, entraron en un valle el qual estava cercado <strong>de</strong> las gentes<br />

que la reyna <strong>de</strong>xó es<strong>con</strong>didas en <strong>los</strong> montes; y como la reyna hizo la seña, salieron todos y<br />

tomaron en medio a Ciro y a todos sus persios. Y <strong>con</strong>batiendo <strong>los</strong> scythas muy animosamente,<br />

en poco rato mataron a Ciro y a todos <strong>los</strong> suyos, que eran dozientos mill hombres, <strong>de</strong> manera que<br />

aún no quedó quien llevase las nuevas a Persia. Luego allí por mandado <strong>de</strong> la reyna fue cortada<br />

la cabeça a Ciro y metida en un cuero <strong>de</strong> sangre, al qual la reyna dixo estas palabras: “Hártate,<br />

Ciro, <strong>de</strong> sangre, pues tanta sed <strong>de</strong> ella tenías”. Fue verda<strong>de</strong>ramente esta vengança bien<br />

comparada por nuestro poeta a la que Laura hizo <strong>de</strong>l Amor.<br />

Aña<strong>de</strong> nuestro poeta una disposición que tienen <strong>los</strong> hombres quando <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>sonesta<br />

tornan a la <strong>de</strong> la razón, diziendo que Amor estava así como quien siendo sano adolesce por sus<br />

<strong>de</strong>ffectos, que en un punto teme y se spanta, y secretamente se duele, y está 192 <strong>de</strong> manera como<br />

quien quiere cobrir <strong>con</strong> las manos la vergüença <strong>de</strong> la cara. Dize que en tal manera, y aún peor,<br />

estava Amor, porque en su rostro estavan juntamente vergüença, yra, dolor y temor.<br />

Como quien sano adolesçe<br />

por sus <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes vanos,<br />

que, viéndose que peresce,<br />

la vergüença que pa<strong>de</strong>sçe<br />

quiere cobrir <strong>con</strong> sus manos,<br />

ni más ni menos Amor<br />

<strong>con</strong> vergüença en aquel punto<br />

se hallava, y aún peor,<br />

que yra, miedo y dolor<br />

en su rostro estava junto.<br />

Digna y verda<strong>de</strong>ra comparación á hecho nuestro poeta entre la dolencia <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong>l<br />

ánimo. En la qual es necesario que quien se halla incurra en todas las qualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> arriva<br />

scriptas, pues que siguiendo el plazer sensitivo es necesario obrar <strong>con</strong>tra el justo y honesto, <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> nasce el temor <strong>de</strong> las leys. Y <strong>de</strong> este miedo viene un dolor <strong>de</strong> lo mal obrado, o, si<br />

queremos <strong>de</strong>zir que el dolor venga quando no se cumple en obra el justo <strong>de</strong>seo, no <strong>con</strong>tradirá la<br />

191 aparejado: R “aperajado”, B “aparajado”.<br />

192 está: R “estas”.<br />

<strong>eHumanista</strong> 2012

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