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Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

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144 Roxana Recio<br />

Amor el rostro hermoso<br />

do siempre me quemó yo.<br />

Cada vez que alguna ligereza quieren screvir, o quieren que se entienda en algún subgeto,<br />

aquélla compara a la <strong>de</strong>l león pardo, porque según Plinio él se engendra por ayuntamiento <strong>de</strong>l<br />

pardo y <strong>de</strong> la leona, o <strong>de</strong>l león y <strong>de</strong> la parda, y por esto es animal ferocíssimo y sediento <strong>de</strong> la<br />

sangre, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> por su ferocidad torna ligero. Y por esto no corriendo, mas saltando, sigue la<br />

caça; a la qual si en dos saltos no alcança, la <strong>de</strong>xa ayrándose por su pereza <strong>con</strong>tra sí mesmo. Así<br />

nuestro poeta queriendo mostrar la velocidad <strong>con</strong> que se mueve el apetito <strong>con</strong>tra la razón, dize<br />

averse movido Amor <strong>con</strong> aquella semejança <strong>con</strong>tra madona Laura.<br />

Aña<strong>de</strong> agora <strong>de</strong>más <strong>de</strong> esto en qué disposición estava <strong>Petrarca</strong> viéndo<strong>los</strong> combatir, y dize<br />

que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí combatían la piedad <strong>con</strong> el <strong>de</strong>seo, porque, si <strong>de</strong>seava verla vencida porque la<br />

atasen <strong>con</strong> ella, recibía lástima en vella cruelmente superada <strong>de</strong> Amor, mas la virtud, que no se<br />

<strong>de</strong>sacompaña <strong>de</strong>l buen coraçón, mostró bien que quien la sigue nunca yerra, y quien la <strong>de</strong>xa, si<br />

mal le viene, se quexará sin razón sino <strong>de</strong> sí mesmo. Y dize así:<br />

Dentro <strong>de</strong> mí combatía<br />

lástima <strong>con</strong> <strong>de</strong>sear:<br />

que por muy dulce sentía<br />

verla ser mi compañía,<br />

agro en vella superar.<br />

Mas virtud, que no se alexa<br />

jamás <strong>de</strong>l buen coraçón,<br />

mostró allí que quien la <strong>de</strong>xa,<br />

si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> otro se quexa,<br />

tiene mucha sinrazón.<br />

Muy hermosamente <strong>de</strong>muestra en estos versos nuestro poeta una natural disposición <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> hombres, la qual resulta en nosotros <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong>l primero padre. Y según la<br />

sentencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> theólogos en el segundo <strong>de</strong> las Sentencias a la xxiiii distinctión, nuestra ánima<br />

<strong>con</strong>tiene en sí dos partes principales, como ya <strong>de</strong>ximos, que son razón y sensualidad. La razón<br />

tiene dos partes: la una es por la que viene a <strong>con</strong>oscimiento <strong>de</strong> las cosas superiores y eternas, y la<br />

otra es por quien se en<strong>de</strong>resça 178 al uso <strong>con</strong>veniente <strong>de</strong> las cosas temporales. De don<strong>de</strong> acaesce<br />

que, quando alguna cosa se presenta a la voluntad, la sensualidad la <strong>de</strong>sea y la razón la revoca, y<br />

así <strong>de</strong> la mala electión nos nasce un remordimiento <strong>con</strong>goxoso a la <strong>con</strong>sciencia por la<br />

<strong>con</strong>tradición que la razón haze a la sensualidad, así como dize nuestro poeta que en él mesmo<br />

acascía, así como dize aquí en aquella canción suya que dize “Io vo pensando et nel pensier me<br />

assale”;y en el processo <strong>de</strong> ella dize el effecto <strong>de</strong>l uno y <strong>de</strong>l otro. Y por esto dizen <strong>los</strong> theólogos<br />

que siempre están juntos Adán y Eva y la serpiente, entendiendo por Adán la razón superior, y<br />

por Eva la inferior, y por la serpiente la sensualidad.<br />

Suele la humana flaqueza quando en algún pecado estropieça o cae no culpar a sí mesmo<br />

por escusarse, mas echan a otros la culpa que tienen: unos a las estrellas, otros al pre<strong>de</strong>stincto<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las cosas futuras, otros a la disposición <strong>de</strong> <strong>los</strong> obgetos <strong>de</strong> don<strong>de</strong> nasce el tal plazer. ¡O,<br />

simple y engañoso juyzio! ¡O, feminil blandura! ¡O, mente tenebrosa y muy sombría, la qual<br />

quiere atribuir su mesma culpa a quien no la tiene, antes que repuñar un poco <strong>con</strong> la razón al<br />

sensitivo plazer! Pues, ¿qué amonestan <strong>los</strong> oradores, qué pruevan <strong>los</strong> philósophos, qué<br />

<strong>de</strong>muestran <strong>los</strong> theólogos sino la libertad <strong>de</strong>l libre alvedrío? Mediante la qual las virtu<strong>de</strong>s son<br />

178 en<strong>de</strong>resça: R “ene<strong>de</strong>resça”.<br />

<strong>eHumanista</strong> 2012

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