Listín Diario 14-07-2024

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24 SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO 14 DE JULIO DE 2024 Lecturas de domingo MÚSICA JUAN MANUEL STRASSBURGER Buenos Aires, Argentina Tomado de La Nación de Bs As. La anécdota circuló por Internet contada por el propio Andrés Calamaro. Surgió cuando el exintegrante de Los Abuelos de la Nada estaba conversando de lo más bien con Pedro Almodóvar y de pronto el cineasta comentó: “Andrés, quiero felicitarte por la versión que hiciste de la canción de Los Hermanos Rosario”. “¿Cómo? ¿Perdón?”, se extrañó Calamaro. “Sí”, insistió Almodóvar, “Los Hermanos de Rosario de República Dominicana”. Calamaro enarcó la cejas: “Uy, no me digan que otra vez me están confundiendo con Fito...”, relató que pensó después, autogastándose. Pero no. No era que lo estaban confundiendo con su compañero de ruta de tantos años en el rock nacional. Tras “diez minutos de charla”, Andrés pudo dilucidar que Almodóvar se refería a la versión de “Mil horas” que había grabado junto a La Sonora Dinamita, legendaria agrupación de cumbia, sones y vallenatos colombianos, que un buen día había decidido hacer una versión con él, el “verdadero” autor del tema. 00:06 03:12 Es decir: Almodóvar había felicitado a Calamaro por haber hecho con La Sonora Dinamita un cover de Los Hermanos Rosario, pero no de los Abuelos de la Nada, intérpretes originales del hit y de los cuales el director de Todo sobre mi madre no parecía tener idea. La confusión es total pero a Calamaro, lejos de ofenderlo, le resulta gratificante. “‘Mil horas’, en el norte de Sudamérica o en Centroamérica, es una canción que se canta en cada cumpleaños, en cada bautismo, en cada fiesta de 15, en cada casamiento y nadie sabe que es de Los Abuelos de la Nada o que la escribí yo”, señaló con alegría en el clip de la anécdota que efectivamente circuló por todo el mundo hispano, conforme a la popularidad de los involucrados y la fama de la canción. “‘Mil horas’ es como el cumpleaños feliz, ya es anónimo. ¿Puede haber algo en el arte más grande que algo anónimo?”, se preguntó Calamaro con satisfacción. Y con buen tino, se podría agregar. No por nada Babasónicos, en su también famosa (aunque por el momento nada anónima) “El colmo”, cantan: “Canción llevame lejos donde nadie se acuerde de mí/ Quiero ser el murmullo de alguna ciudad que no sepa quién soy”. Es decir, lo que sucede con “Mil La canción que Pedro Almodóvar creyó que era dominicana El tema tiene una y mil versiones y periódicamente alguien la vuelve a grabar; es uno de los primeros hits de Andrés Calamaro, cuando era un miembro fundamental de Los Abuelos de la Nada. 1) Andrés Calamaro. 2) Pedro Almodóvar. 2) Los hermanos Rosario. horas”, que no solo fue elegida por Los Hermanos Rosario de República Dominicana o por La Sonora Dinamita de Colombia y México sino también por grupos del rock argentino como Los Enanitos Verdes y Los Tipitos; glorias uruguayas como Ruben Rada (con autotune), por cumbieros locales como Amar Azul (los Soda Stereo de la cumbia por su infinidad de hits), tropicales kitsch como Pocho La Pantera (una versión con mucho tecladito); españoles pop como Alex Ubago (y su tonada vasca) y nuevas promesas virales como el dúo Pacífica (conocidas por sus covers de los Strokes). La lista de versiones parece infinita y puede chequearse en Spotify con una playlist armada especialmente para esta nota. Un conteo que sobrepasa largamente la centena con grupos o solistas del universo latino como la Sonora Dinámica, la Sonora Santanera y la Sonora de Macondo (todas del norte sudamericano); las bonaerenses La Bestia Folk, en clave telúrica; la pianista Alicia Gandini, en plan jazz y pop; el curioso Frente de Liberación de Enanos de Croché, en una cuidada versión instrumental; el español Danny Romero, en modo bolichero; el youtuber Shauntrack, en corte soft-rock; los cordobeses de Sabroso, en velocidad cuarteto; los santiagueños de Súper Quinteto, en ritmo de guaracha; Los Kiwas y la Banda Jerez del México profundo; el rap urbano chileno de Mr Dysen; el pop urbano uruguayo de Javier Da Luz; la cumbia villera de Dedoberde y El Judas... y muchos más. Es notable cómo la canción resiste el traspaso a diferentes registros y géneros sin perder su poder pegadizo y, dependiendo del don y la destreza de cada intérprete, tampoco su gracia. Es para remarcar también cómo los arreglos introducidos por La Sonora Dinamita (una agrupación que nació en Cartagena, Colombia, pero que tuvo su renacer en el DF mexicano) para adaptarla al armado más orquestal de la cumbia se transmitió como virus benigno a otras sonoras como la Santera, la Dińamica y la de Macondo. Y cómo a su vez, la versión de Los Hermanos Rosario, con su inflexiones tropicales particulares, se volvió popular en toda Centroamérica y el Caribe, multiplicando su encanto en la cuna del reggaeton y el trap. ¿Cuánto falta para que Bad Bunny o alguno de sus pares encare su propia versión de “Mil horas”? En Argentina, por caso, la última versión de la canción la plasmó con alta repercusión Lali Espósito. De la mano de Cachorro López, otro ex Abuelo de la Nada, la cantante que más reivindica el pop entre las actuales acentúa el contenido sexy ya presente en la original y, sobre bases maquinosas, lleva el hit con acierto para su terreno: húmedo, femenino y fatal (el clip, por su parte, plasma en coreografía nocturna y lluviosa esa misma tesis). “Mil gracias Lali por cantar nuestra canción. Que es de todos. De mil amores”, celebró Calamaro en X (no es la primera vez que le tira flores a la también actriz) y desactivó cualquier intención mal habida de meter alguna cuña entre ambos. “Que emoción hacer esta versión de semejante clásico de nuestro rock argentino!”, comentó ella, mientras él abundó, para que no queden dudas: “Apoyo la moción desde el minuto cero. Estoy con el señor Cachorro López detrás de esta afortunada aventura”.

SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO 14 DE JULIO DE 2024 Lecturas de domingo 25 La Plata: La desaparición de las esculturas en espacios públicos 1) Una de las obras del escultor francés Raymond Rivoire. 2) La Ganadería (Zeus y Europa), de Raymond Rivoire. 3) Una de las obras de Pietro Costa. Fotos) Matias Adhemar - LA NACION ESCULTURAS PABLO MOROSI Bs As, Argentina Tomado de La Nación de Buenos Aires Hay un cataclismo silencioso que día a día se hace más ostensible en plazas, ramblas y jardines de palacios gubernamentales de esta capital donde no cesa la agresión permanente que vandaliza y mutila el patrimonio escultórico. Es una larga historia que combina infortunios y desatinos y provoca un derrotero jalonado con la inexplicable desaparición de gran cantidad de valiosos e irrecuperables ornamentos urbanos. Los reiterados programas de puesta en valor anunciados por las sucesivas gestiones municipales no han logrado exhibir resul- tados eficaces ante un menoscabo que revela la ausencia de los más mínimos recaudos y está lejos de explicarse por el natural detrimento provocado por la exposición al aire libre del rico y variado acervo platense. Desde los propios orígenes de esta ciudad nacida de un plano hacia fines de 1882, el proyecto modernizante de la generación del 80 se expresó en el paisaje urbano con un indisimulable glamour artístico-paisajístico. El fundador, Dardo Rocha, amante del arte y coleccionista, encomendó la adquisición de esculturas para ornamentar los espacios públicos. Fue, ni más ni menos, que la materialización en el espacio de un sistema de ideas y valores. Desde la fundación y hasta la década de 1930 los autores de las estatuas platenses eran artistas europeos, mientras que a partir de entonces la mayoría de los trabajos fueron hechos por escultores locales. En diversos estudios, los especialistas Estanislao de Urraza y Ángel Odsvaldo Nessi dieron cuenta del valor artístico e histórico de la iconografía monumental de la ciudad que ha llevado a muchos visitantes a considerar que La Plata es, en sí misma, una suerte de museo a cielo abierto cuyas piezas escultóricas hoy se encuentran en un estado desesperante. “El patrimonio escultórico urbano se encuentra signado por la diversidad: algunas obras se heredaron de la etapa fundacional, otras se fueron incorporando en sucesivas capas históricas y otras tantas se implantaron y se inauguraron en nuestra contemporaneidad”, explica Luis Ferreyra Ortiz en su libro El patrimonio escultórico de la ciudad de La Plata (Papel Cosido 2018). Pérdidas La ausencia de informes oficiales transparentes y accesibles genera gran incertidumbre. De los pocos datos disponibles surge uno tan contundente como inquietante que desnuda en parte la longevidad del problema: desde que comenzó el nuevo siglo se perdió casi la mitad de las figuras existentes. En efecto, a fines de 2001 y luego de más de un año de trabajo, el investigador Ricardo González, doctor en Historia y Teoría del Arte de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), confeccionó a pedido del municipio un inventario en el que contabilizó un total de 136 figuras distribuidas en los diferentes espacios públicos de la ciudad. Según precisó en aquel momento el especialista, las piezas tenían un gran valor histórico, pero se hallaban en un pésimo estado de conservación. Aquel fue el único estudio serio y documentado realizado sobre el patrimonio escultórico platense. La aspiración de González era que el catálogo sirviera para poner en marcha un plan integral de restauración, pero no prosperó. Para 2014, última vez que se conoció un informe oficial sobre el tema, la nómina se había reducido a 85 piezas con el agravante que una docena eran esculturas nuevas, instaladas después de 2001. Historias increíbles En junio de 2009 un grupo de operarios municipales removía trastos viejos en un galpón perteneciente a la Dirección de Automotores cuando se topó con la escultura Océano Atlántico, una imponente mole de mármol cuyo rastro se había perdido en la década del 80, luego de que la policía procediera a decomisar un camión en la que había sido cargada la obra para intentar sacarla de la ciudad. La escultura es parte del cuarteto encargado al reconocido plástico francés Raymond Rivoire junto con La Agricultura, instalada en plaza Olazábal; La Ganadería (Zeus y Europa), en Parque Saavedra; y Río de La Plata, la que, antes de esfumarse a principios de la década de 1940, pasó por las plazas Moreno, Belgrano y el Parque Saavedra. Mucho antes se había perdido el rastro de dos leones de bronce que lucían en el acceso de uno de los viejos edificios de la Aduana del puerto que luego pasaron a formar parte del grupo de inmuebles de la Universidad Nacional de La Plata dentro del Paseo del Bosque, donde hoy está la Facultad de Veterinaria. Hace algunos años las autoridades colocaron en los jardines una réplica más pequeña de uno de los leones. En el listado de las obras desaparecidas también figuran entre otras, la de Domingo Faustino Sarmiento, que estaba en la plaza de 19 y 66 que lleva el nombre del expresidente sanjuanino; y la de Hipólito Yrigoyen, en el espacio verde ubicado en 19 y 60 designado con el nombre del caudillo radical.

24 SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>14</strong> DE JULIO DE <strong>2024</strong><br />

Lecturas de domingo<br />

MÚSICA<br />

JUAN MANUEL STRASSBURGER<br />

Buenos Aires, Argentina<br />

Tomado de La Nación de Bs As.<br />

La anécdota circuló<br />

por Internet contada<br />

por el propio<br />

Andrés Calamaro.<br />

Surgió cuando el<br />

exintegrante de Los Abuelos de<br />

la Nada estaba conversando de<br />

lo más bien con Pedro Almodóvar<br />

y de pronto el cineasta comentó:<br />

“Andrés, quiero felicitarte<br />

por la versión que hiciste<br />

de la canción de Los Hermanos<br />

Rosario”. “¿Cómo? ¿Perdón?”,<br />

se extrañó Calamaro. “Sí”, insistió<br />

Almodóvar, “Los Hermanos<br />

de Rosario de República<br />

Dominicana”.<br />

Calamaro enarcó la cejas:<br />

“Uy, no me digan que otra vez<br />

me están confundiendo con Fito...”,<br />

relató que pensó después,<br />

autogastándose. Pero no. No<br />

era que lo estaban confundiendo<br />

con su compañero de ruta<br />

de tantos años en el rock nacional.<br />

Tras “diez minutos de charla”,<br />

Andrés pudo dilucidar que<br />

Almodóvar se refería a la versión<br />

de “Mil horas” que había<br />

grabado junto a La Sonora Dinamita,<br />

legendaria agrupación<br />

de cumbia, sones y vallenatos<br />

colombianos, que un buen día<br />

había decidido hacer una versión<br />

con él, el “verdadero” autor<br />

del tema.<br />

00:06<br />

03:12<br />

Es decir: Almodóvar había<br />

felicitado a Calamaro por haber<br />

hecho con La Sonora Dinamita<br />

un cover de Los Hermanos Rosario,<br />

pero no de los Abuelos de<br />

la Nada, intérpretes originales<br />

del hit y de los cuales el director<br />

de Todo sobre mi madre no parecía<br />

tener idea. La confusión<br />

es total pero a Calamaro, lejos<br />

de ofenderlo, le resulta gratificante.<br />

“‘Mil horas’, en el norte<br />

de Sudamérica o en Centroamérica,<br />

es una canción que se<br />

canta en cada cumpleaños, en<br />

cada bautismo, en cada fiesta<br />

de 15, en cada casamiento y nadie<br />

sabe que es de Los Abuelos<br />

de la Nada o que la escribí yo”,<br />

señaló con alegría en el clip de<br />

la anécdota que efectivamente<br />

circuló por todo el mundo hispano,<br />

conforme a la popularidad<br />

de los involucrados y la fama<br />

de la canción. “‘Mil horas’<br />

es como el cumpleaños feliz, ya<br />

es anónimo. ¿Puede haber algo<br />

en el arte más grande que algo<br />

anónimo?”, se preguntó Calamaro<br />

con satisfacción.<br />

Y con buen tino, se podría<br />

agregar. No por nada Babasónicos,<br />

en su también famosa<br />

(aunque por el momento nada<br />

anónima) “El colmo”, cantan:<br />

“Canción llevame lejos donde<br />

nadie se acuerde de mí/ Quiero<br />

ser el murmullo de alguna<br />

ciudad que no sepa quién soy”.<br />

Es decir, lo que sucede con “Mil<br />

La canción que Pedro<br />

Almodóvar creyó que<br />

era dominicana<br />

El tema tiene una y mil versiones y periódicamente alguien la vuelve a grabar; es uno<br />

de los primeros hits de Andrés Calamaro, cuando era un miembro fundamental de<br />

Los Abuelos de la Nada.<br />

1) Andrés Calamaro. 2) Pedro Almodóvar. 2) Los hermanos Rosario.<br />

horas”, que no solo fue elegida por<br />

Los Hermanos Rosario de República<br />

Dominicana o por La Sonora Dinamita<br />

de Colombia y México sino<br />

también por grupos del rock argentino<br />

como Los Enanitos Verdes<br />

y Los Tipitos; glorias uruguayas como<br />

Ruben Rada (con autotune),<br />

por cumbieros locales como Amar<br />

Azul (los Soda Stereo de la cumbia<br />

por su infinidad de hits), tropicales<br />

kitsch como Pocho La Pantera (una<br />

versión con mucho tecladito); españoles<br />

pop como Alex Ubago (y<br />

su tonada vasca) y nuevas promesas<br />

virales como el dúo Pacífica<br />

(conocidas por sus covers de<br />

los Strokes).<br />

La lista de versiones parece<br />

infinita y puede chequearse en<br />

Spotify con una playlist armada<br />

especialmente para esta nota. Un<br />

conteo que sobrepasa largamente<br />

la centena con grupos o solistas<br />

del universo latino como la<br />

Sonora Dinámica, la Sonora Santanera<br />

y la Sonora de Macondo<br />

(todas del norte sudamericano);<br />

las bonaerenses La Bestia Folk,<br />

en clave telúrica; la pianista Alicia<br />

Gandini, en plan jazz y pop;<br />

el curioso Frente de Liberación<br />

de Enanos de Croché, en una cuidada<br />

versión instrumental; el español<br />

Danny Romero, en modo<br />

bolichero; el youtuber Shauntrack,<br />

en corte soft-rock; los cordobeses<br />

de Sabroso, en velocidad<br />

cuarteto; los santiagueños<br />

de Súper Quinteto, en ritmo de<br />

guaracha; Los Kiwas y la Banda<br />

Jerez del México profundo;<br />

el rap urbano chileno de Mr Dysen;<br />

el pop urbano uruguayo de<br />

Javier Da Luz; la cumbia villera<br />

de Dedoberde y El Judas... y muchos<br />

más.<br />

Es notable cómo la canción resiste<br />

el traspaso a diferentes registros<br />

y géneros sin perder su<br />

poder pegadizo y, dependiendo<br />

del don y la destreza de cada intérprete,<br />

tampoco su gracia. Es<br />

para remarcar también cómo los<br />

arreglos introducidos por La Sonora<br />

Dinamita (una agrupación<br />

que nació en Cartagena, Colombia,<br />

pero que tuvo su renacer en<br />

el DF mexicano) para adaptarla<br />

al armado más orquestal de<br />

la cumbia se transmitió como virus<br />

benigno a otras sonoras como<br />

la Santera, la Dińamica y la<br />

de Macondo. Y cómo a su vez,<br />

la versión de Los Hermanos Rosario,<br />

con su inflexiones tropicales<br />

particulares, se volvió popular<br />

en toda Centroamérica y el Caribe,<br />

multiplicando su encanto en<br />

la cuna del reggaeton y el trap.<br />

¿Cuánto falta para que Bad Bunny<br />

o alguno de sus pares encare<br />

su propia versión de “Mil horas”?<br />

En Argentina, por caso, la<br />

última versión de la canción<br />

la plasmó con alta repercusión<br />

Lali Espósito. De la mano de<br />

Cachorro López, otro ex Abuelo<br />

de la Nada, la cantante que<br />

más reivindica el pop entre las<br />

actuales acentúa el contenido<br />

sexy ya presente en la original<br />

y, sobre bases maquinosas,<br />

lleva el hit con acierto para su<br />

terreno: húmedo, femenino<br />

y fatal (el clip, por su parte,<br />

plasma en coreografía nocturna<br />

y lluviosa esa misma tesis).<br />

“Mil gracias Lali por cantar<br />

nuestra canción. Que es de todos.<br />

De mil amores”, celebró<br />

Calamaro en X (no es la primera<br />

vez que le tira flores a<br />

la también actriz) y desactivó<br />

cualquier intención mal habida<br />

de meter alguna cuña entre<br />

ambos. “Que emoción hacer<br />

esta versión de semejante<br />

clásico de nuestro rock argentino!”,<br />

comentó ella, mientras<br />

él abundó, para que no<br />

queden dudas: “Apoyo la moción<br />

desde el minuto cero. Estoy<br />

con el señor Cachorro López<br />

detrás de esta afortunada<br />

aventura”.

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