Listín Diario 02-07-2024
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8 SANTO DOMINGO, RD. MARTES, 2 DE JULIO DE 2<strong>02</strong>4<br />
Opinión<br />
10 cm<br />
Editora Listín <strong>Diario</strong>, s.a. Consejo de Administración. Presidente Manuel Corripio Alonso Vicepresidente Héctor José Rizek Sued Tesorero Samir Rizek Sued, Secretaria Lucía Corripio Alonso,<br />
Vocal North Sea Valley, INC, Vocal Ana Corripio Alonso, Vocal Héctor José Rizek Guerrero, Vocal Editora Corripio, SAS<br />
Redacción: Director Miguel Franjul, Subdirector Fabio Cabral<br />
Ejecutivos de la Mesa Central Tomás Aquino Méndez, Juan E. Thomas Subjefe de Redacción Juan Salazar, Jefe de Editores y cierre Felipe Ciprián, Editor de Diseño Félix Lugo<br />
Administradora General Gema Hidalgo, Directora Comercial Patricia Hernández, Gerente de Ventas Mireya Borrell, Gerente de Mercadeo Omayra Ramírez<br />
Gerente de Cobros Barrani Abreu, Gerente de Distribución Alfredo Saneaux<br />
5 cm<br />
EDITORIAL<br />
Hay que cuidar la vida<br />
4 cm<br />
Desde este martes, el huracán Beryl se hará<br />
sentir con fuerza sobre todo el litoral<br />
sur del país, con lluvias y vientos propios<br />
de una tormenta tropical.<br />
3,5 cm<br />
Ante la inminente llegada de este fenómeno, hacemos<br />
un llamado urgente y sincero a todos los dominicanos<br />
para que tomen las debidas precauciones y cuiden<br />
sus vidas.<br />
Este fenómeno natural no debe ser subestimado; 3 cmsu<br />
paso por las Antillas ha traído lluvias intensas y vientos<br />
fuertes que pueden poner en peligro nuestras vidas y<br />
propiedades.<br />
Es esencial que actuemos con responsabilidad y previsión,<br />
atendiendo siempre los boletines meteorológicos<br />
oficiales y las instrucciones de las autoridades.<br />
Hay que asegurar los hogares, disponer de elementos<br />
esenciales mientras dure el paso del fenómeno y evitar<br />
salir a las calles, a menos que no sea para alguna emergencia.<br />
No es la primera vez que enfrentamos la furia de un<br />
huracán, y sabemos que la preparación y la prevención<br />
marcan la diferencia entre la vida y la muerte.<br />
Las imágenes devastadoras de desastres pasados deben<br />
servirnos de recordatorio y motivación para actuar<br />
con determinación y responsabilidad.<br />
Los dominicanos somos fuertes y resilientes, pero no<br />
debemos confiar solo en nuestra fortaleza.<br />
La naturaleza es poderosa e impredecible, y debemos<br />
darle el respeto que merece.<br />
Cada vida es valiosa, cada precaución tomada es una<br />
vida potencialmente salvada.<br />
Este llamado no es solo una advertencia; es un ruego<br />
desde el corazón.<br />
Pidamos a Dios protección, pero también pongamos<br />
de nuestra parte para cuidar de nosotros mismos y de<br />
nuestros seres queridos.<br />
Hay que cuidar la vida. Que nuestra prudencia y preparación<br />
sean la mejor respuesta a esta amenaza.<br />
Escucha el audio<br />
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PANCARTA<br />
Publica los martes<br />
JUAN MIGUEL, AMAURY Y AMÍN<br />
PÉREZ (HIJOS DE BACHO)<br />
La mayor de las<br />
catástrofes<br />
La mala educación no sangra.<br />
Por eso la calamidad escolar<br />
en República Dominicana no<br />
hace titulares, solo cuando<br />
caen resultados de evaluaciones<br />
comparativas internacionales. Salvo<br />
los cruciales programas sociales introducidos<br />
(como la alimentación, por ejemplo),<br />
el Sistema Educativo nacional tiene<br />
50 años sin reformas decisivas en sus estrategias<br />
pedagógicas.<br />
Seguimos teniendo una escuela esencialmente<br />
intelectualista, inhospitalaria a<br />
la cultura práctica de sus estudiantes y a<br />
sus contextos socioculturales. No hay que<br />
sorprenderse del por qué la escuela interesa<br />
tan poco a los estudiantes. Las aulas se<br />
parecen más a una factoría donde se reproducen<br />
informaciones enlatadas, que a un<br />
verdadero lugar de producción de aprendizajes<br />
útiles para las dimensiones fundamentales<br />
de la vida.<br />
Siendo sus recintos el principal activo fijo<br />
del Estado dominicano, la escuela no es ni siquiera<br />
prioridad del debate público. En tiempos<br />
de reformas, apetitosos tiburones asechan<br />
para adaptar el sistema educativo a sus<br />
intereses feudales. Parece no haber contrapeso.<br />
¡Qué destino!<br />
MARGARITA CEDEÑO<br />
@Margaritacdf<br />
Trampa en la movilidad social<br />
Por m u c h o s<br />
años se ha advertido<br />
de la<br />
baja movilidad<br />
social de<br />
América Latina, producto de<br />
la grave desigualdad social<br />
que se experimenta en todo<br />
el subcontinente. Es una realidad<br />
que se agrava en la República<br />
Dominicana, que a<br />
pesar de tener un crecimiento<br />
económico sostenido por<br />
medio siglo, con contadas<br />
excepciones, no ha experimentado<br />
una movilidad social<br />
que permita superar las<br />
graves brechas sociales que<br />
aún persisten, lo que lleva al<br />
cuestionamiento por parte<br />
de la sociedad sobre la distribución<br />
de los ingresos.<br />
No hay dudas de que la<br />
capacidad de los individuos<br />
para mejorar su posición socioeconómica<br />
en relación<br />
con la de sus padres, es un<br />
indicador crucial del desarrollo<br />
y equidad de una sociedad.<br />
Pero lo cierto es que<br />
persiste una transmisión generacional<br />
de las desigualdades<br />
de padres a hijos. En<br />
consecuencia, abordar este<br />
problema es imperativo para<br />
asegurar un futuro más justo<br />
y próspero.<br />
La desigualdad constituye<br />
una herencia perversa<br />
en América Latina. Según<br />
recientes estudios de la<br />
Comisión Económica para<br />
América Latina y El Caribe<br />
(CEPAL), la concentración<br />
de ingresos y riqueza es extrema:<br />
el 10% más rico posee<br />
el 55% de los ingresos y<br />
el 77% de la riqueza, mientras<br />
que el 50% más pobre<br />
apenas accede al 10% de los<br />
ingresos y al 1% de la riqueza.<br />
Esta disparidad no solo<br />
es injusta, sino que también<br />
limita las oportunidades de<br />
movilidad social, creando un<br />
círculo vicioso de pobreza y<br />
exclusión.<br />
La pregunta es qué hacer<br />
para romper el círculo vicioso<br />
de la inamovilidad social<br />
que genera una trampa para<br />
los países de la región.<br />
AGENDA SOCIAL<br />
Es fundamental mejorar la<br />
cobertura, calidad y relevancia<br />
de la educación en todos<br />
los niveles, especialmente en<br />
la educación inicial, técnica y<br />
superior, lo que permitirá que<br />
más personas puedan acceder<br />
a mejores oportunidades laborales<br />
y romper el ciclo de pobreza.<br />
Hay que implementar<br />
sistemas de protección social<br />
universales, redistributivos y<br />
fiscalmente sostenibles para<br />
asegurar que todos los ciudadanos<br />
tengan una red de seguridad<br />
básica que les permita<br />
superar situaciones de crisis y<br />
mejorar su calidad de vida.<br />
Es necesario implementar<br />
políticas que reduzcan<br />
las desigualdades entre regiones<br />
y áreas urbanas, mejorando<br />
la infraestructura urbana<br />
y los servicios básicos<br />
como educación, salud y seguridad<br />
pública. Y también<br />
hay que regular la financiación<br />
de campañas políticas<br />
puede ayudar a equilibrar la<br />
distribución del poder. Además,<br />
fortalecer los sistemas<br />
de justicia locales y expandir<br />
la atención a las víctimas de<br />
violencia contribuirá a reducir<br />
la violencia y sus efectos<br />
negativos en la sociedad .<br />
En todos estos temas, la<br />
República Dominicana estaba<br />
bien encaminada y con<br />
una visión clara hacia el futuro.<br />
Sin embargo, para enfrentar<br />
la baja movilidad social<br />
se requiere un enfoque<br />
integral y la cooperación de<br />
múltiples actores, tanto del<br />
sector público como privado.<br />
Solo a través de políticas<br />
educativas inclusivas, sistemas<br />
de protección social universales<br />
y la regulación del<br />
poder y la disminución de la<br />
violencia, podremos avanzar<br />
hacia una sociedad más<br />
equitativa y próspera. Es imperativo<br />
actuar ahora para<br />
garantizar que las futuras<br />
generaciones tengan mejores<br />
oportunidades y puedan<br />
vivir en una región<br />
donde la movilidad social<br />
no sea un privilegio, sino<br />
un derecho.