Revista Digital Valencia Escribe, número 3, 3ª era. Septiembre 2022
Revista digital del colectivo Valencia Escribe, con el tema especial "Inspiración literaria". Aquí encontrarás relatos, microrrelatos, poemas, reseñas...
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Otra oportunidad
Lucrecia Hoyos
Capítulo 3
LA MASÍA DE LA TORRE
Bárbara pidió un carajillo de ron después del almuerzo. No era su costumbre. De hecho,
pensaba, en los últimos tiempos, que iba a dejar el poco alcohol que bebía, pero aquel
día necesitaba relajarse para pensar qué hacer en aquellas circunstancias extraordinarias.
Tenía que devolver la camioneta, entre otros asuntos más complicados. Estaba mirando hacia
la puerta cuando entró un hombre con aspecto de estar tan abatido como ella. Era alto y
fibroso y con el rostro curtido de sol, aire y algo más de naturaleza indefinida. Se sentó al
otro extremo del bar. La mujer lo recibió con una sonrisa afable, intercambiaron unas cuantas
frases y le trajo una ración de tortilla y un doble de cerveza. Después se acercó a Bárbara
y le preguntó si quería algo más.
—Sí, quiero alquilar una casita por aquí. A las afueras. ¿Sabes si hay alguna?
—Bueno, sí, la masía de la Torre me parece que se alquila, pero está para reformar y es
muy grande. ¿Sabes tú algo, Juan? —implicó al hombre en la conversación.
—No mucho, solo he visto el letrero con un número de teléfono.
—Me gustaría verla —dijo Bárbara.
—Está muy cerca de aquí, pero es un poco lioso llegar. Si pudiera la acompañaría, pero
ya ve que estoy sola —dijo mirando a Juan.
—Si se espera a que acabe el almuerzo, yo la acompaño —se vio obligado a contestar.
Al rato se subieron los dos a la camioneta. Juan le indicó el camino y Bárbara condujo
hasta allí. Se quedó impresionada por la belleza de aquella casa, pero también frustrada por
el mal estado que presentaba.
—Ha vivido mejores tiempos. No sé por qué la han dejado deteriorarse de esta manera
—dijo Juan.
—Me encantaría quedármela, voy a preguntar el precio. Claro que no sé cómo podría
restaurarla, me costaría una pasta —dijo pensativa.
Marcó el número en su móvil y mantuvo una conversación con una voz dulce de mujer,
que le pareció muy mayor. Amalia, se llamaba. Anotó una dirección en su agenda.
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