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OPINIONES<br />
47<br />
Del <strong>16</strong> al <strong>22</strong> de Junio de <strong>2024</strong><br />
Tony Salinas Avery<br />
Sacerdote<br />
En este domingo, vemos<br />
como la pedagogía<br />
de Jesús parte de la<br />
simplicidad de las cosas<br />
para hacernos comprender el<br />
dinamismo del Reino de Dios<br />
que Él anuncia. Se comprender<br />
mejor todo, si examinamos<br />
de cerca el término griego<br />
utilizado por el evangelista<br />
Marcos. Se trata de la expresión<br />
automàtê (automáticamente,<br />
espontáneamente), con él nos<br />
queda claro que, para el caso<br />
del Reino de los cielos es Dios<br />
quien en primera persona realiza<br />
el movimiento interno, porque<br />
ya está dentro de la misma<br />
P<strong>AL</strong>ABRA <strong>DE</strong> VIDA |<br />
“Sin que él sepa como…”<br />
semilla, es decir, el Evangelio,<br />
semilla divina, que la providencia<br />
divina hacer crecer entre<br />
nosotros. Este Reino entonces<br />
es don gratuito de Dios, nos<br />
toca solo como veremos en<br />
la parábola colaborar ante ese<br />
gratuito regalo. Así pues, hoy<br />
estas parábolas “vegetales”<br />
tienen en el centro una doble<br />
representación que podríamos<br />
llamar de “contraste” y de<br />
“crecimiento”. De contraste<br />
porque pasa por el pensamiento<br />
de Jesús, el comparar lo silencioso<br />
e invisible de la realidad<br />
del Reino de los cielos, con la<br />
diminuta e microscópica semilla<br />
de mostaza y la pequeña semilla<br />
de trigo. Y de crecimiento,<br />
porque el triunfo de la siembra<br />
se dará sin tropiezo alguno: la<br />
espiga llena de grano ondeará<br />
hermosa hacia el sol y el árbol<br />
que ha nacido de la pequeña<br />
semilla de mostaza será tan<br />
alto como de tres metros. La<br />
finalidad fundamental de la<br />
narración es, efectivamente,<br />
la de demostrar que entre el<br />
inicio diminuto y el desenlace<br />
final, no existe un vacío sino una<br />
continuidad cargada de fuerza y<br />
vida. De la semilla de mostaza al<br />
árbol que termina, de la semilla<br />
de trigo a su espiga cargada de<br />
grano, todo es eficacia. Así el<br />
campesino puede dormir como<br />
narra Jesús- porque la semilla<br />
en si misma posee la vida y<br />
por si sola prosigue el camino<br />
de formación y generación.<br />
En conclusión, a pesar de las<br />
dificultades y de los efímeros<br />
triunfos del mal, la meta última<br />
de la historia está en aquél árbol<br />
de la cruz, en cuyas ramas nos<br />
ampararemos todas las criaturas<br />
de Dios. Que esta certeza de<br />
fe, dada por el propio Jesús<br />
anime tu vida y tu misión, por<br />
si en el caso de hoy sentías que<br />
todo es era en vano y efímero<br />
¡Jesús te dice que no!<br />
CAMINAR |<br />
La presidente no cumple<br />
José Nelson Durón V.<br />
Columnista<br />
“Es posible que el Estado<br />
reciba ingresos mayores<br />
y la macro economía<br />
parezca mayor, pero<br />
no sirven para que el<br />
pueblo viva un poco más<br />
dignamente”<br />
Parece que los del gobierno<br />
creen que el pueblo<br />
catracho tiene más que<br />
una pizca de tonto, que<br />
es dundo, porque continúan<br />
machacando la mentira de que<br />
ha disminuido la pobreza y quieren<br />
meterle en la cabeza que<br />
el PIB es un reflejo no solo de la<br />
solvencia económica, sino también<br />
del bienestar general del<br />
pueblo. Mentira. Y para muestra,<br />
un botón: la BBC publica que “en<br />
República Dominicana, hogar<br />
de 11,3 millones de habitantes,<br />
el Producto Interno Bruto (PIB)<br />
per cápita dominicano alcanzó<br />
US$11.200 en 2023, un fuerte<br />
avance del 4,35% interanual y<br />
más del 30% respecto a 2019,<br />
el año previo a la pandemia.<br />
Sin embargo, de acuerdo con<br />
informes del Instituto de Dominicanos<br />
en el Exterior, IN<strong>DE</strong>X, el<br />
saldo migratorio del país es negativo:<br />
el año pasado se fueron<br />
29.000 personas más de las que<br />
entraron, según cifras del Banco<br />
Mundial”. Es posible que el Estado<br />
reciba ingresos mayores<br />
y la macro economía parezca<br />
mayor, pero no sirven para que el<br />
pueblo viva un poco más dignamente.<br />
Es cierto, eso sí, que los<br />
del gobierno y sus familias viven<br />
ricamente, con sueldos y otras<br />
regalías exageradas, pero la mitad<br />
de hondureños, señores, tiene<br />
deseos de emigrar. Es evidente<br />
que en su gobierno las mentiras<br />
vuelan como las pelotas en<br />
una competencia de jonrones.<br />
Veamos en la capital, donde el<br />
alcalde anterior construyó obras<br />
como nunca se realizaron y el<br />
actual la llena de anuncios publicitarios,<br />
más rentable para no<br />
sé qué arcas; incluyendo vallas<br />
publicitarias de remiendos mal<br />
concebidos y realizados, como,<br />
en la región central del país, el<br />
mal ejecutado y tardado pavimento<br />
de la carretera a Valle de<br />
Ángeles, a cuyos habitantes su<br />
gobierno prometió cuatro carriles<br />
y un paso a desnivel; como la<br />
angosta calle de acceso a Santa<br />
Lucía y otros en otros lados, cuya<br />
calidad e ineficacia no ajusta para<br />
resolver la crisis socioeconómica<br />
que ahoga al pueblo y solo<br />
resaltan lo mal que lo han están<br />
haciendo. La Asociación para<br />
una Sociedad más Justa (ASJ)<br />
ha señalado que en Honduras<br />
han empeorado las libertades ciudadanas<br />
y el Estado de Derecho,<br />
a lo que el secretario de la Presidencia<br />
solo ha respondido que<br />
la organización de sociedad civil<br />
tiene una agenda política; intento<br />
de descrédito y de procaz acallamiento.<br />
Con todo respeto, señora<br />
Presidente, esto no es cumplir;<br />
por más rotulitos que ponga.<br />
Esta columna tiene el título Caminar<br />
porque es precisamente lo<br />
que hacemos mientras existimos<br />
en esta realidad tan dura para los<br />
pobres, que desean el bienestar,<br />
pero no encuentran respuestas<br />
a sus anhelos y se atreven solamente<br />
a exclamar: “caminamos<br />
guiados por la fe, sin ver todavía.<br />
Estamos, pues, llenos de confianza<br />
y preferimos salir de este<br />
cuerpo para vivir con el Señor”;<br />
huir de la desesperanza y de la<br />
desolación. Pero sucede ya que<br />
la semilla mal plantada por el<br />
partido que gobierna, como lo<br />
compararía el Señor Jesús con<br />
el Reino de Dios, ya está germinando<br />
y crece mientras pasan<br />
las noches y los días y, sin que se<br />
sepa cómo, el pueblo, por sí solo,<br />
va conociendo el fruto: primero el<br />
desencanto, luego los reclamos y<br />
después el rechazo. Y el pueblo<br />
no olvida.<br />
Carlos Eduardo<br />
Echeverría Coto, Diácono<br />
ceecheverria@unicah.edu<br />
“Si ahora<br />
vivimos según<br />
el espíritu,<br />
dejémonos guiar<br />
por el Espíritu”<br />
V<strong>AL</strong>ORES, RAZÓN Y FE |<br />
Crecer y Fructificar<br />
La naturaleza y, en especial,<br />
el mundo vegetal, no<br />
sólo nos rodea, cobija y<br />
alimenta, sino que también<br />
nos suministra múltiples<br />
ejemplos que ilustran y refuerzan<br />
la sabiduría popular. De mi<br />
infancia recuerdo refranes que<br />
todavía subsisten en boca de<br />
los mayores. Por cierto, uno<br />
sabe que ya es mayor cuando,<br />
sin haberlo planeado, nos encontramos<br />
repitiéndolos a las<br />
siguientes generaciones. En mi<br />
casa aprendí varios: “Árbol que<br />
crece torcido, nunca su tronco<br />
endereza”. “Quien a buen árbol<br />
se arrima, buena sombra le cobija”.<br />
“No hay que pedirle peras<br />
al olmo”. Y esto es común en<br />
todas las culturas y en todos<br />
los idiomas. Prueba de ello son<br />
las numerosas referencias arbóreas<br />
en la Sagrada Escritura:<br />
sicómoros, olivos, vides, acacias,<br />
cedros, laureles, alcornoques,<br />
hiedras, encinos, higueras y tantos<br />
otros, como para facilitar la<br />
comprensión y memorización<br />
de los textos. Y el Señor Jesús<br />
recurrió en sus parábolas con<br />
frecuencia al mundo de la agricultura,<br />
tan familiar para su audiencia.<br />
Las metáforas, parábolas<br />
y refranes sobre árboles y otras<br />
plantas son una representación<br />
de nosotros mismos que, como<br />
seres vivos, aparecemos en el<br />
tiempo, crecemos, y fructificamos,<br />
antes de fenecer y pasar la<br />
tarea a las generaciones siguientes.<br />
Esto es así en nuestra biología,<br />
pero también en nuestra<br />
vida psíquica, en nuestra vida<br />
académica y, naturalmente, en<br />
nuestra vida espiritual. En este<br />
undécimo domingo del tiempo<br />
ordinario Ezequiel profetiza que<br />
una rama tierna de un viejo árbol<br />
dará origen al brote de un cedro<br />
frondoso, anuncio mesiánico,<br />
sobre la restauración de Israel. El<br />
Salmo 91 canta con gozo porque<br />
el justo se alzará como cedro<br />
del Líbano, de suerte que en su<br />
vejez seguirá dando fruto. Y el<br />
Evangelio de San Marcos nos<br />
presenta al ser humano, servidor<br />
de Dios, regando loa semilla del<br />
Reino. Será luego todo el potencial<br />
que Dios ha puesto en<br />
la naturaleza el que desarrollará<br />
cada planta sin mayor intervención<br />
humana. Además, compara<br />
el Reino de los Cielos con<br />
un grano de mostaza, pequeña<br />
semilla que luego crece (Mc 4,<br />
26-34). Recordemos que ese<br />
mismo grano de mostaza se<br />
compara, en el Evangelio de<br />
Lucas, con la fe del creyente,<br />
que está llamada a crecer (Lc<br />
17, 5-10). La lección está clara;<br />
nuestra espiritualidad no consiste<br />
en asistir a ceremonias<br />
y participar quizá en algunos<br />
grupos, mientras seguimos<br />
siendo los mismos, rutinarios<br />
y tibios. Nuestra especialidad<br />
es asunto de seres vivos y por<br />
eso mismo debe cultivarse, hacerla<br />
crecer y madurar para que<br />
finalmente de frutos. Nuestro<br />
trabajo para el reino, al igual<br />
que nuestra fe, cobra sentido<br />
y vivo en contacto con el Dios<br />
vivo, al encontrarnos cada uno<br />
de nosotros con la persona de<br />
Jesucristo, nuestro Señor resucitado.<br />
Oremos al Espíritu<br />
Santo, Señor y dador de vida,<br />
para que así sea. Nos enseña<br />
San Pablo: «Frutos del Espíritu<br />
son amor, alegría, paz, comprensión<br />
de los demás, generosidad,<br />
bondad, fidelidad,<br />
mansedumbre y dominio de sí<br />
mismo. Si ahora vivimos según<br />
el espíritu, dejémonos guiar por<br />
el Espíritu» (Ga 5, <strong>22</strong>-23).