Disfrazarnos. Por Halloween o en Carnaval. Por las fiestas navideñas o quizá en Fallas o enPascua. Cualquier momento es bueno para ponernos un disfraz. De manera festiva. O, como podremosver en las siguientes páginas, para ocultarnos. Para atrevernos o para ser perversos. Paraescondernos y fingir que somos otra cosa. O puedes ser, lo que todavía resulta más inquietante,que vayamos disfrazados todos los días y nuestra realidad se oculte bajo la máscara.Gracias por vuestras propuestas, por vuestras variadas visiones.Página 18Revista digital de Valencia EscribeRevista digital de Valencia Escribe
Los Robles, ¡qué pesadilla!Maria Grazia ScelfoUna tranquila urbanización llamada Los Robles, muy tranquila en suaspecto, con hermosas fachadas y aparentemente buenos vecinos, escondíano obstante enrevesados secretos. Entre sus residentes aparentementeamigables, había un grupo de personas malintencionadas, hábiles en elarte del engaño. Se camuflaban detrás de sonrisas falsas y gestos amables.En el edificio de la esquina, vivía Carla, una mujer que parecía inofensiva,que se ganaba la confianza de sus vecinos con su encanto y aparentegenerosidad. Sin embargo, su verdadero propósito era infiltrarse en lasvidas de los demás para descubrir sus debilidades y explotarlas sin piedad.Al otro lado, con las fachadas orientadas hacia el sur, en el último piso,residía Martín, un hombre de negocios, aparentemente exitoso, que organizabaeventos caritativos para ganarse la admiración de los vecinos. Lo quenadie sabía era que, tras su apariencia altruista, se escondía un estafadorastuto, maestro en manipular las emociones de los demás para su beneficiopersonal.El tercer integrante de esta malévola alianza era Juan, un joven y carismáticoresidente que se presentaba como el vecino perfecto. Ayudaba allevar las bolsas de la compra, ofrecía su ayuda en reparaciones domésticasy siempre estaba dispuesto a brindar una mano amiga. Sin embargo,sus buenas acciones eran actos para ganar la confianza de sus vecinos yaprovecharse de ellos en el momento oportuno.A medida que pasaba el tiempo, estos personajes, cada uno en su estilo, tejían una red de engaños y manipulacionesque afectaban a todo el vecindario. Organizaban reuniones aparentemente inocentes para intercambiarinformación y elaborar estrategias para estafar a los demás vecinos sin levantar sospechas. En otraspalabras, proponían a los supuestos amigos y a otros menos conocidos, realizar trabajos de mantenimiento enel edificio y reparar las partes deterioradas. Los costos siempre eran muy elevados porque Carla, Martín yJuan se llevaban un buen porcentaje de cada trabajo. Y por eso las cuotas de la comunidad siempre eran muyaltas.Por esta razón, comenzaron las protestas de los demás vecinos con el administrador del edificio y la solicitudde que revisara todas las cuentas. Pero el tiempo pasaba sin su intervención, y pensaron que quizás tambiénestaba él de acuerdo con los tres estafadores.Sin embargo, María, una joven periodista que se mudó recientemente a esta urbanización, comenzó a notaractitudes extrañas en el comportamiento de ciertos vecinos. Intrigada, decidió investigar más a fondo, indagandoen las relaciones y actividades de aquellos que parecían ser los responsables de la comunidad.Con astucia y determinación, María desmontó el entramado de engaños y estafas que se gestaban en LosRobles. Y descubrió las artimañas de Carla, Martín y Juan ante los ojos incrédulos de los demás vecinos. Lacomunidad, indignada y sorprendida, decidió unirse para acabar con la manipulación de estos individuos.Con el respaldo de sus vecinos, María investigó los movimientos de los estafadores y, gracias a su buenasgestiones, logró abortar sus planes. Los tres delincuentes, ahora desenmascarados, fueron apartados de cualquiergestión que afectara a la comunidad y finalmente expulsados. La urbanización Los Robles, por fin, recuperóla paz y la armonía que los residentes merecían.Además, María y todos los demás vecinos denunciaron a los tres estafadores para tratar de recuperar eldinero sustraído injustamente. Presentaron documentos que los comprometían y la justicia tomó cartas en elasunto.Aunque las máscaras de la maldad puedan esconderse tras caras sonrientes, la verdad siempre encuentrasu camino.Nº 9 Tercera Era Página 19