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Hilda Yaneth Sotelo
mujeres. El juego, el juego.
No entiendo nada. La temperatura ha subido aquí. Al
parecer alguien insiste entrar a mi espacio. Creo que ha
dejado de nevar pero el aire sigue confundido. El fantasma
no ha emitido comentario alguno del encuentro de fútbol
entre las cósmicas, encuentro jugado en experimento, como
la vida. Los humanos tienen pavor a la creatividad a los
juegos nuevos, porque las instituciones los han moldeado en
el hierro de juicios pretensiosos, no se atreven, buscan la
perfección que no existe y si uno se atreve a crear sucumbe
encerrado entre barrotes de acero, en este plano estás
obligado a dominar el sarcasmo, la ironía, la mofa de lo
contrario de verán retrógrada; esta lectura cansa, tiene
frases extrañas, inconclusas en un idioma mocho.
Siguen timbrando lo mejor es que no abra, ni me muestre,
veo una avalancha judaica, musulmana, o cristiana
interpretando a su modo esta idea desquiciada de
desaparecer al macho de la Tierra y con sus manos hará
trizas a Lucy. No, no, aquí, reposando en el sillón café re
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