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Hilda Yaneth Sotelo
maestra de Ser en mujer.
Despertó a la otra realidad al ganar su equipo. El triunfo del
mundial 2010 despertó el sueño claro de macho. El balompié
y el poder filtrado hasta el tuétano de los huesos.
Nos describió su sueño, al hombre, hombre que veía entre
sombras, hombre sensual vestido de blanco, mostraba el
contorno del rostro, el porte, el semblante, la silueta, saltaba
con su narrativa vivaz alegría al saberse libre en su dormir.
Una leve línea se asomó a la frente, la invisible expresión
quería conocer al hombre de la aventura soñada. Las tres
mujeres de Huatulco, now were 4, Eloísa las completaba,
platicaban entusiastas a las afueras del Barrigas sobre la calle
Zaragoza. 4 eran los puntos cardinales, los colores base, las
estaciones del año. Lucy necesitaba la cuarta mujer de
identidad tibia.
El iphone de Arline reposaba en la mesa redonda, los
cigarillos se habían extinguido, el sueño de Eloisa
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continuaba con la descripción exacta de Nepomuceno, de La
Crema, el caballero millonario era el proveedor de esa
imagen, de ese sueño: Jacinto.
-¿Cómo es posible que hayas soñado a Nepomuceno; ese
hombre que describes es idéntico al amigo de mi José? No lo
puedo creer, las frases, el peso, la estatura, el cabello, la
ropa.
Arline buscó nerviosamente alguna fotografía de
Nepomuceno. Las dos mujeres abrieron sus labios, los
unieron en la sorpresa del momento, ese hombre
fotografiado de perfil a media luz, era exactamente el mismo
hombre del dormir Eloiso. Ahí el tiempo no existió, ahí llegó
el propósito de la reunión, los espíritus zapotecas, el espacio
se contrajo, redujo el logo del misterio de los sueños, las
cuatro mujeres lejos de los egos se congraciaron; estaban a
punto de conocer la consciencia colectiva.
Nacía la tarde, el sol se manifestaba. Estábamos las cuatro en
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