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Hilda Yaneth Sotelo
Marco Vinicio. Ella hubiera deseado la llamada de Arline,
esa llamada del reencuentro con Marco no llegó. Piensa en el
hubiera, si ella hubiera sido sincera con Arline y aceptar su
amor hacia Marco Vinicio, Arline le hubiera facilitado el
reencuentro. A cambio mintió, dijo que amaba locamente a
su marido, que estaba arrepentida por la aventura extra
marital y Arline le creyó.
- Lucy, Arline olvidó que yo también deseaba ver a Marco,
no fui sincera con ella, no acepté mi enamoramiento,
ocultaba una vez más mis emociones. Ella partió a Oaxaca
ignorando mis deseos. Construyo historias en mi mente, no
he logrado liberarme asumo hechizos maldiciendo mi amor
con Marco Vinicio, una y otra vez y de pasada te maldigo a
ti.
-Arline tiene los hilos de tu historia en este momento, se
sincera, grita tu amor adolescente. Entre las mujeres
conjuramos para que tus deseos más elevados se cumplan, es
nuestro tiempo, tenemos el poder del clarividente.
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Mujeres cósmicas
-No, no, además no estoy tan segura de lo que siento, esto es
sólo un bello sueño. Arline no es mi amiga, no me importa.
-Las ideas de que Arline sacudía con sus manos mi presencia
se fueron hasta el subconsciente y en un sueño, ella lo dijo.
La vi echándome fuera de una fiesta, en la calle París, en la
casa de la Yaya. Arline me sacaba enojada, estábamos en la
casa de mi Yaya. Todas festivas, las once que solíamos jugar
fútbol, las cósmicas festejábamos el premio de Sally, el de
Lucy, el mío, el de todas que ganábamos copas, trofeos
bañados en oro. Tú no entrabas al juego. Lo observabas
13/13.
Sé que sólo era un sueño, pero se trasladó a mi experiencia.
Cuando Arline y yo caminamos en el parque le confesé, que
estaba muy agobiada de ti, confundida, o al menos así
pretendía estarlo. Te critiqué, luego fuimos a tu casa.
-Fuimos tu y yo las que conversamos en ese parque ayer.
-Estoy enloqueciendo y tu voz tienen el mismo tono que el
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