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Hilda Yaneth Sotelo
admite llevar seis meses de perfecta armonía con su mujer.
Se lo dijo a Arline en una post reunión. Suspiré aliviada al
saberlo conmovido, él aprovechó el encuentro de aquel
verano, respondió a lo más elevado, ahora decide ser feliz.
Contenta admito haber alineado a Marco Vinicio. Veo que
filtrar mi enamoramiento, era tan sólo el primer paso hacia
mi liberación. Mi cabeza ha dejado la maquinación, mis
pensamientos son líquidos revertidos, surgen del corazón y
después logró traducirlos al alma, llegan volando a través de
las nubes que llevan el mesaje de nuestro inconsciente.
Marco Vinicio se ha sentado a la orilla del mar, con su mano
izquierda avienta arena, mueve las muecas de las figuras
nuestras, traza besos de Marisol. Despierta y recuerda ese
lugar de amor, ese rincón posado en la memoria. Resignado
camina lentamente, sacude sus manos, las aprieta, a la par
sus dientes rozan la furia, la frustración de saberse lejos,
lejos ¿de quién?, no lo sabe todavía, no atina a concretar, ha
bebido demasiado, apenas logra ver que el sol cierra sus ojos
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al sueño. Hay girasoles, delfines gigantes, ve un barco. Corre
hacia el malecón, está Marisol, ahí con sus uñas que cargan
los girasoles que él lleva en la mano para ella, esos girasoles
que han revertido la historia para amar lejos, muy lejos de
los egos, el qué dirán, los fríos planes. Marisol sonríe
complaciente, su mente la traiciona, piensa en la última vez,
esta será la última vez, calcula a Marco, lo analiza. Marco
entrega los girasoles, entrega el corazón al momento, no
analiza, no planea, ama. La mañana llega, Marco Vinicio
despierta a la pesadilla del trabajo, decide permanecer sobrio
por un momento, pero el recuerdo del sueño lo hunde al no
saberlo real. Marisol espera despierta en El Paso, Lucy la
acosa. Marco regresa tocado por la hermosura del amor puro,
guarda a Marisol en lo más íntimo de su Ser, el secreto es
custodiado por los santos del pasado, por la Virgen de la
Montaña, la de los caireles y vestido azul. Marco vuelve su
mirada a la belleza en sus hijas. Su mujer lo espera igual, a la
usanza de las cornudas mexicanas, ellas hacen el
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