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MujeresCosmicasPDF

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

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Hilda Yaneth Sotelo<br />

dije que tenía hasta diciembre para proponerme matrimonio;<br />

muy paciente me permitió terminar el discurso, me abrazó y<br />

propinó tremendo beso, manoteaba, mientras él con su fiera<br />

mano hacía una llave de luchador que terminó por vencerme,<br />

un beso terminó la discusión. Me sentí ridícula y jamás le<br />

mencioné ningún ultimátum.<br />

Mujeres cósmicas<br />

Cansada de mi Yaya, mis padres, mis hermanos. Cansada de<br />

mantener a mi familia, cansada de suplicar ser sacada de La<br />

Sevilla en la San Antonio, ser extraída de ese mundo cruel,<br />

renté un departamentito por la Valentín Fuentes. Ahí<br />

enfrenté la oscuridad con garbo y valentía. Viví sola, muy<br />

sola.<br />

Otra estrategia sugerida fue la de embellecerme hasta<br />

volverlo loco, tampoco funcionó. Él apoyaba mis locuras de<br />

dietas, gimnasios y hasta me aprobó un pequeño negocio de<br />

ropa de marca, así podría vestirme a la moda y ser mercader<br />

al mismo tiempo. Como vi que eso tampoco lo motivaba a<br />

proponerme vivir juntos, opté pues por llorar a diario como<br />

una Magdalena, lloraba por todo y de entre la confusión y el<br />

llanto de pronto le recordaba lo longevo de nuestra relación<br />

y mi deseo de tener una casa.<br />

Su rostro mostraba cansancio, dominio, paternidad, a veces<br />

deseo pero no me daba la seguridad de un futuro que ahora<br />

comprendo no existía en aquel momento.<br />

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A veces mi novio me visitaba, mis sendas estaban a punto de<br />

tomar otros destinos. Inicié relaciones cibernéticas durante<br />

mi estadía en la maestría, quise aprovechar el tiempo y el<br />

medio. Mientras redactaba mis tareas me paseaba por el<br />

ciber espacio. Ahí reincidió mi juego con los amores, eso sí,<br />

no aceptaría un mocoso, un joven, un pendejo, así es que,<br />

como requisito primordial los requería mayores de 50 años,<br />

siendo yo una mujer de 28.<br />

Una breve relación logró lo que ni yo misma había logrado<br />

en tantos años. Logró distraer mi corazón de aquel<br />

atropellado amor. Me ilusioné anticipando el encuentro con<br />

aquel hombre que se plasmaba maravilloso por la red, mi<br />

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