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MujeresCosmicasPDF

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

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Hilda Yaneth Sotelo<br />

Me dan risa, tanta risa que bromeo, pero a la vez mi<br />

educación respeta a los esclavos de los santos, a los<br />

católicos, los respeta porque así soy: una mujer exitosa,<br />

académicamente preparada, he sacado a mis padres de La<br />

Sevilla en la San Antonio en Ciudad Juárez, para<br />

demostrarle a La Yaya que sé más. Mi Yaya insultaba a mi<br />

madre a placer, le advertía largarse de su territorio, la<br />

humillaba, la corría.<br />

Ahora, le gritó: -¡No necesitamos de ti, ni de tus oscuras<br />

artimañas para enseñarme a dividir, quítate de mi camino<br />

zapoteca, te odio!<br />

Mis padres, mis hermanos viven en una hermosa casa<br />

comprada con mi trabajo, mi esfuerzo.<br />

-Lucy, Lucy. Estoy confundida, no es cierto esa claridad que<br />

asumo poseer. La templanza era lo mío, ¿dónde está?<br />

¿dónde? Y este balón que viene directo a mí, no, no, qué<br />

imbéciles, han roto mis anillos, mis joyas, los sombreros<br />

Mujeres cósmicas<br />

elegantes, han arruinado mi cabello, mis uñas las rompen.<br />

Quiero salir de aquí ahora mismo.<br />

-Marisol, ve a tu fuerza, busca tus piernas, regresa a tu<br />

centro.<br />

-No, no. Tú estás loca, mejor conservo mis decretos diarios,<br />

mis plegarias, ahí estoy más cómoda. Eres la voz estorbosa.<br />

-Marisol necesitas escucharte.<br />

La anciana vendedora de Moctezuma, se fue una vez, la<br />

próxima mi amiga Arline me suplicaba abrazar a mi abuela.<br />

Rechacé la propuesta tajante, cortante. No, de ninguna<br />

manera iba a congraciarme con esa hipócrita mujer que<br />

simulaba el sufrimiento. La sufrida anciana vendedora<br />

regresó una vez más. Mi amiga a la derecha, mujer que en<br />

este instante decide abandonar su identidad, instó al perdón,<br />

dijo que mi Yaya estaba más allá del bien y del mal. No lo<br />

creí, no lo vi, no quise abrazar, no quise perdonar, no sentí,<br />

era demasiado. La Yaya se fue.<br />

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