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MujeresCosmicasPDF

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

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Hilda Yaneth Sotelo<br />

De pronto una pequeña indígena de nombre Natividad<br />

ofrecía blusas, y cositas artesanales. No la atendí de<br />

inmediato pero mi amiga Arline insistía que Natividad se<br />

quedase a comer con nosotras. Conversábamos con ánimo,<br />

mientras llovía el canto de Lágrimas y lluvia de Juan<br />

Gabriel, La gata bajo la lluvia de Rocío entonaba con la voz<br />

que encantaba a mi Yaya, cada letra de la melancolía que a<br />

su vez aprehendía a la pequeña Natividad quien llevaba las<br />

destrezas de La Negrita.<br />

-Vete de aquí niña, no quiero tus mercancías- dijo el rechazo<br />

botando las gotas de la inocencia.<br />

Dejé correr el tiempo, me rendí, me entregué e interpreté el<br />

momento al hacerme consciente de la existencia pura de<br />

Dios en cada respirar, en cada segundo que olfateaba la<br />

tristeza abandonada en el mar durante el crucero, las gotas<br />

caían inclementes de mis atribuladas emociones, chorros<br />

escurridizos que manifestaban frente a mí a la pequeña<br />

Natividad; la pequeña vendedora recién comentaba su<br />

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Mujeres cósmicas<br />

enfermedad de las rodillas, que le sube a la garganta, hacía<br />

deleite de una inteligencia no común en niñas de su edad.<br />

-Me recuerda a mis años de primaria. -¿ Sabes quién es esa<br />

niña?- Me preguntó Lucy.<br />

-Sí, esa niña soy yo.<br />

Ahí estaba La Negrita, era ella, cada segundo lo avisaba.<br />

Encontré las emocionantes señales. Recién los déjà vu<br />

circulaban mi mente, mi ser provocaba, avisaban de la<br />

grandeza de mi alma, el alma de mi Yaya, Natividad y<br />

Chayo, -creo que hace siglos vivimos un episodio justo ahí,<br />

de eso se tratan los déjà vu, ¿qué no?-. En realidad la certeza<br />

no me importaba. Ni la definición, ni la ortografía de dayavu<br />

tampoco. Lucy dejaría su encanto conmigo.<br />

-Marisol, eres sumamente hermosa, no te imaginas cuánto,<br />

te acompañaré unas semanas al inicio de este partido pero<br />

después debes ir sola. Ahora soy tu espejo y no temo<br />

reflejarme. Sigue, trota con fuerza, sigue. Ese pantalón corto<br />

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