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Hilda Yaneth Sotelo Eres una ladrona de psiques, se supone que eras mi amiga, tú me invitaste a Huatulco y con tus Mujeres cósmicas frustraciones, vomiten hasta que encuentren sus propia linerna mágica, su faro. argucias lograste que me enamorara de ti. Marisol y yo hemos descubierto tu juego, eres serpiente retorcida, abriste puertas con tus “ realidades paralelas” que son solo para-lelas. Jejeje. Yo soy muy lista y tengo a mi lado a The Clown 604. -Bla, bla, bla. Arline de plano no madura, es cómoda e ignorante, da flojera, estás tontas me han transferido el poder, si eso hago encerrada, qué no podré hacer cuando me liberen. Según ellas ya salieron del juego. I do not think so, este juego es mío, yo lo he creado, las reglas las pongo yo y quién entra y sale depende de mi voluntad. Cartas, cartas, cartas, Eloisa, Sally, Ileana, Diamante, cartas, cartas Diana, Ysla, Edgar, Juan, Ariel, Francis, cómo si me importara saber qué piens la bola de absurdos. Las personas me tienen harta; no saben nada de sus propias vidas y asumen saber de la mía, vengan desahoguen sus 358 359
Hilda Yaneth Sotelo Mujeres cósmicas presentaban frente al espejo. Era un tipo de locura cuerda, cuerda porque sabía exactamente cuando detenerla. La primera vez que tomé la novela en mis manos, sentí una tremenda flojera de abrirla e iniciar la lectura. 14 DE REGRESO AL NIDO Casi a punto de destruir la novela de las tres mujeres desnudas frente a la luna, llegué corriendo al teléfono a contestar la llamada de mi amiga Mesifag, me advirtió no arrancar ciertas páginas de las Mujeres cósmicas tampoco quemar la novela entera. Tal vez suena raro, pero esos personajes de las muñecas que tenían la capacidad de voltearse en trescientos sesenta grados en unos instantes, hipnotizaban. Había leído más de trece veces la novela del autor que había fallecido congelado que al final resultó se autora. Me atraía tremendamente el desafío a cualquier expresión de amor, que el escritor con el método científico. Las muñecas protagonistas de la novela, las trece muñecas regresaban al cansado semi atroz corazón roedor, se ¿Por qué habría de leer si me gusta que me lean? Bueno, finalmente comprendí lo circular del pensamiento de la mujer, o sea, inicia un punto y tiende regresar al mismo lugar, en fin, para ser leída tengo que leer y una mañana abrí la primera página. La mujer morena que se veía como La Negrita, después como La Yaya, la abuela fea y bella que todos tenemos; más tarde un enredo que apenas alcanzo a comprender, tuve que tomar un lápiz para hacer anotaciones al margen, ah eso sí, color azul para no confundirme. Al principio era una mujer llamada Marisol quien comió queso y se le pegó al recordar su niñez, el mismo queso de Giovana; después una vieja enfadosa oaxaqueña le vende a Moctezuma, esa historia ya me la sé, varias hemos vendido al país y qué. Párrafos más tarde, la misma Marisol llora la 360 361
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