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Hilda Yaneth Sotelo
una cirugía de garganta en el mismo hospital, a la misma
hora. Luego lo supe, los atorados en el hablar. Al día
siguiente la sangre con agua saltaba a borbotones mojando
las vendas, la camilla, el piso. La herida atravesaba el
estómago y más. Arrepentida de ver el desenlace de mi
determinación a operarme, volví a mi casa, lo peor estaba
por ocurrir. La recuperación la pasé entre el trabajo, la
ausencia de Omar, la tristeza de mi madre, la sorpresa de mis
amigos, las curaciones y los altos pagos de las
mensualidades, la tremenda deuda que adquirí para pagar la
liposucción y la lipeptomía había pagado casi ocho mil
dólares que el banco presto soltó a mi buen crédito.
La hora de la verdad llegó. No recuperé a mi novio, no
adelgacé lo deseado, jamás pasé los días en tanto dolor. El
resto fue la nada, el recuerdo, las luces coladas por el
abanico. El resto fueron minutos de zozobra, minutos de
desamor que irremediablemente quería poseer el alma. No lo
permití, la vida no lo permitió. Marisol puso en mis manos la
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información de la Esperanza, una señora mayor, psicóloga
que con el 1% del costo total de la cirugía regresa el regalo,
el tesoro descubierto.
Una mañana me encontré frente a ella, en su consultorio. Le
suplicaba sanarme, le exigí que me regresara el amor de
Omar. Ella escuchaba paciente, muy paciente. Una vez
llorando, una vez que le expliqué mis deseos, ella gritó que
me marchara por donde vine, me dijo que ese lugar no era
una lugar de lectura del tarot o de brujos que prometen
regresar a los amantes. Boquiabierta, sorprendida, levanté el
rostro suplicando ayuda. Esperanza prometió ayudarme a
recuperar eso que alguna vez perdí. La valía que yo sólo veía
en los demás y que jamás vislumbraba en mí. El amor
propio, la riqueza, el secreto de El Don, esa Maravilla que
alguna vez ella misma halló en medio de la crueldad de su
experiencia. Esperanza era una mujer entera, experimentada,
realista y dispuesta a ayudar a las mujeres Ciudad Juárez. Su
mirada delataba a la mujer caritativa y despreocupada por los
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