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En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

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Hilda Yaneth Sotelo<br />

amor propio-. Después de dicho, mi madre se fue del<br />

hospital a la casa y se negó a pasar la noche conmigo. Al<br />

instante le di la razón porque yo ya estaba arrepentida<br />

cuando mi cuerpo era trasladado al cuarto per operatorio.<br />

Los dolores posteriores fueron insoportables y cuando los<br />

dolores se fugaban llegaba a mí algún accidente, en una<br />

ocasión caí de golpe al piso, mi peso se llevó la pierna que<br />

hasta la fecha llora, hay un tremendo moretón que recién<br />

recordábamos Marisol y yo, al platicarle los detalles de esta<br />

nueva relación, los detalles del motel escuchados por los<br />

brincados, los frijolitos que lo oyen todo.<br />

También ellos, saben de aquel día del maltrato a mi cuerpo.<br />

El cirujano casi se desmaya junto conmigo, estuve nueve<br />

horas en el quirófano, no me recuperaba, no me podían traer<br />

del estado anestésico, mi corazón se debilitó. El trozo de<br />

carne que separaron de mi cuerpo fue traído a mí. El doctor<br />

supuso que el pedazo de carne extrañaba estar en contacto<br />

conmigo, las células vivientes el tejido fabricado por mis<br />

Mujeres cósmicas<br />

hábitos era separado por un capricho que ahora, muere junto<br />

con los rezos de mi madre que me entrega a Dios, me deja,<br />

se va. Se retira a descansar confiada de haberme entregado a<br />

Dios, reniega enojada, diciendo que la gravedad de mi caso<br />

ha sido a producto de mis decisiones. Se fue, se fue del<br />

hospital, se quedó en mí la preocupación de pensar en el<br />

destino de su vida sin mí o mejor dicho sin ella.<br />

No podía darme el lujo de estar mal, me recuperé. Tomé una<br />

bocanada de aire, suspiré y reaccioné después de muchas<br />

horas, después de las eternas horas. Al despertar la<br />

hilvanadora, estaba enseguida de la cama de recuperación,<br />

ella pasó la noche conmigo segura de verme bien. Mis<br />

piernas estaban amarradas al igual que el dolor de cabeza<br />

amarrado al sufrimiento. El oxígeno no llegaba a la sangre;<br />

la circulación fue lenta y cuadrada tan cuadrada que me<br />

encerraba en lo mismo. Cerraba los ojos imaginándome<br />

bella, delgada, hermosa. Imaginado el reencuentro con mi<br />

novio, que ajeno no atinaba a telefonearme. Él había recibido<br />

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