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MujeresCosmicasPDF

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

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Hilda Yaneth Sotelo<br />

que no encaja en la vida de una pequeña porque desequilibra<br />

la armonía natural, el fluir de la convivencia en la tierra.<br />

En cambio el otro amor, el amor al prójimo adquirió<br />

significado constante, sonante en mi alma, en mi proceder,<br />

en la vida. El amor de Dios que está en todas partes es mi<br />

fuerte, el amor por las miradas necesitadas, la chispa que no<br />

me abandona, el fuego de regocijo al sonreír al hambriento,<br />

al miserable, al darle mi mano firme. He conocido gente<br />

muy pobre, gente que desalojó el cuerpo y permitió a otros<br />

seres espantosos ocupar el espacio que le pertenecía a todos,<br />

de la tierra, el espacio del amor, el alma que le es dotada a<br />

los humanos al nacer. El espacio de la creación que le<br />

pertenece a cada ser vivo que palpita en el planeta. La<br />

pobreza abordó a algunos humanos, los mezquinos. Entre<br />

ellos vi algunos amigos, los conocí pobres y pobres<br />

siguieron. Ni modo, a cada quien le corresponde pasearse<br />

con su mostrito.<br />

Las burbujas de colores transparentes, los olores claros,<br />

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Mujeres cósmicas<br />

limpios no los alcanzan todavía, tal vez algún día decidan<br />

voltear su mirada a las rendijas del abanico de su casa, tal<br />

vez alcancen a vislumbrar las manos que rociaron de colores<br />

la estancia de aquella niña que estaba siendo mancillada por<br />

su propio padre, de aquella niña que decidió no repetir la<br />

fealdad, la bajas pasiones provocando lo mismo en otros<br />

niños.<br />

Antes de Alan había sufrido horrores al saberme despreciada<br />

por mi novio. Estuve en amistad con él mientras su esposa le<br />

era infiel con una mujer. Él, Omar, las había sorprendido en<br />

la cama, su misma cama nupcial. Ahí en ese trance lo<br />

sobrellevé desde el amargo llanto, el estima baja, la dieta<br />

forzada, la risa exaltada, la borrachera del olvido hasta la<br />

cordura, el aburrimiento, la diversión, la resignación, de<br />

pasión, la noches acompañadas, las noches de insomnio, las<br />

de Navidad, las noches de ternura, las noches de comida<br />

china, de sushi, de limpieza, de novelas, de películas. Le di<br />

mi mano, mi presencia, mi todo. Más tarde le entregué el<br />

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