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Hilda Yaneth Sotelo
esposo, rostro muerto de emociones, rostro resignado,
enfermo de contabilizar cada moneda de metal precioso que
le fuese a dar más y más ¿qué? Ya no sé qué. En este tiempo
él ha enfermado víctima de la vida, cada día tiene más
expectativas de los demás. Desea contacto, restablecer
contacto con su poder interior, pero estamos demasiado
ocupados comparando con los demás y criticando. Ahora lo
sé. Habíamos pecado de sensibles. Las injusticias que se
cometían antes, ahora nos parecen horrendas no soportamos
vivirlas, nos escondemos en el refugio. Miro el cuadro,
analizo el espejo cóncavo, el mismo espejo arriba, la verdad,
nos infla de apariencia manifestando lo decible ahora, el
ruido, el miedo. La enorme sensibilidad, la intensa actividad
mental nos impide circular en equilibro. La veladora
encendida, la presencia divina anuncia e ilumina el camino
de la búsqueda interior, la mía al menos. Mi Santa Margarita
prometió traer a Cenami con bien, mi pequeña Cenami, ella
está feliz adorable, hermosa, inquieta, perfecta.
Mujeres cósmicas
Hablo con acento de firmeza, mi tono, el timbre es pausado y
claro. Buscaba la vida, las experiencias del cuerpo, buscaba
la emoción pero también lo justo, el estatus, la estabilidad y
la economía, la casa bonita, mi casa, me matrimonia, el amor
llegaría luego, llegó por pausas pero llegó, llegó en
momentos, unos endebles otros intensos, turbaba el corazón
lo encuentros fugitivos, los deseos de saberse extraño en mi
vida. La resignación, la firmeza al enterarme que el trazo
mental de mi existencia proporcionaba confort, consuelo en
las pláticas con mis amigas que formaban parte del
imaginado futuro que llega en partes, como los recuerdos.
De pronto, el encuentro del miércoles es poético, el
bicentenario de mi México lindo, la anunciada fiesta después
del mundial de fútbol 2010 llamaba a Arline, al contagiarme
en los recuerdos transmitidos de ser a ser, de mujeres que
aman profundamente, mujeres paseadas en el cosmos de las
visiones transitando, embarazos prematuros, mujeres ocultas,
quemadas, sufridas, resignadas, golpeadas, mujeres deseosas
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