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Hilda Yaneth Sotelo
llorado mares separada de su alma gemela; encima de su
casa muy a menudo aparecía la nube negra cargada de ideas
sucidas. ¿Sufrir es la escuela en la tierra?. Se preguntaba.
Septiembre transcurría lento entre parásitos y bacterias que
amenzan con llevarsela a la tumba. El torrencial motivó a las
sombras; los ojos de Fátima se tornaron serpentinos;
ovalados de esquinas invisibles, abarcaban hasta la coronilla
de donde emergía la sed de liberación. Su ex esposo debería
dejar el manejo del tren; su exesposo debería soltar los hilos
de la hisotoria de Fátima y Joel. Fátima invoca a Kali mezcla
los colores de las esferas y de su boca saltan sendas
Mujeres cósmicas
se prepara a ver ángeles gigantes, líquidos que lo
transforman en hombre cósmico, seguro de su herencia
indígena deja el ninguneo, se convierte en alguien, sin fiesta.
Las conexiones y La linterna mágica van trasformando el
pensamiento de Fátima. Sincronismos, benditos
sincronismos. El partido entre las cósmicas se juega de
noche, los ojos del interior se abren para penetrar los mundos
sutiles y descubrise oscuras. Los objetos que rodean el sillón
café Luis XV montado en el concreto, forman una veloz
espiral dirigida a Giovana.
cucurachas negras de reclamos pausados; reclamos de malos
tratos durante el injusto matrimonio, reclamos milenarios de
sus antepasadas, las bisabuelas asistían al juicio en contra del
hombre quien apseumbrado se retira a reflexionar, piensa
tirarse al Río Bravo, decide refugiarse en la montaña
Franklin, se sienta en la piedra rumbo a las antenas que
conectan a los extraterrestres; escucha el ruido en sus oidos,
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