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Hilda Yaneth Sotelo
arrepentimiento penetraban Ariana a tal grado que veía al
padre con frecuencia, él confesaba uno a uno los secretos de
su vida. El sentido contrario arrasó arrancaba carcajadas en
la locura desbordada de, Ariana secaba las desconocidas
lágrimas. Hablaba de ver ángeles, hablaba de sueños lúcidos,
de una vida sin tropiezos. Antes leía cartas a las
doncellas.10.
Ahora leía a escritoras mexicanas, les creía, les admiraba.
Trataba de vivir los personajes de la lectura. Manifestó a una
cortesana de ojos aceituna, a una prostituta que desmembró
su casa, su interior casa despejándola de cada mueble inútil,
en su lugar, adquirió una cama de inmensas dimensiones,
una deliciosa cama de cobertores rojos acolchonados,
dorados de matices que extasiaban a los durmientes perdidos
en sus senos, perdidos en su sexo estallando infinitamente,
estallando hasta producir chispas que atraían a otros. Ese
personaje inaudito, práctico al desechar los objetos muertos
en su ejercicio diario, el personaje se instaló en Ariana quien
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repite la osadía, la describe en sus palabras.
Decía que ella había sido antes y después de Fátima. El alma
agradecida reconocía las cualidades de sus amigas. Las
enaltecía en cuanto podía. Se decía feliz, conocedora de su
rutina, de sus decisiones. Feliz de hacer lo necesario para
pasar bien el tránsito en esta vida. Ariana muy a menudo
evocaba a Sintini un bar de pecados y martinis. Su locutora
voz llama la atención. Tomábamos Mango martinis,
olfateábamos la antigua relación de nuestra almas, usábamos
el mismísimo vocabulario, las ideas fueron una, el respeto
subió el tono. El escenario nos mudaba, nos identificamos,
no corríamos, ya no teníamos que huir por ver ángeles,
hadas, ninfas, por ver el futuro en los sueños. Ya no
sacrificábamos lobos, sufriendo los embates de nuestra
ignorancia. No éramos perseguidas por trazar realidades
paralelas, no éramos satanizadas o apedreadas por ser
infieles, nadie nos juzgaba. Ausentes, alejadas de la infamia
caminábamos lentamente hacia el interior del espejo. La
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