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Hilda Yaneth Sotelo
tras nuestra pista. El oscurantismo emitía sus últimos
suspiros pero debería incendiar el todo maligno de una buena
vez, incluyendo a los Benandati. Lo lograron, quemaron el
bosque entero y la casa de madera, niños y jóvenes, cabezas
rubias miradas perdidas gritaban. Un automóvil negro, una
camioneta negra del futuro, un deseo, dos carreolas, dos
bebés gemelos, llantos en la sonrisa de un porvenir
imperioso por colarse en Lucy vaciarse en contenedores de
hoyos negros, circularon en la escena. Eran Arline y Fátima
soñando dormidas en sus camas, sus cómodas camas que les
traen vidas, nombres, referencias aparentes, sin sentido.
Neptuno allá afuera.
Diamante está muy lejos. Ramona enamorada de su más
reciente moreno se retira. Ilieana muere al conjurar un rancio
rencor, su quijada le atora las palabras que la pudieron haber
salvado la noche de la quema de brujas. Diana repite lo que
Ileana telepáticamente le transmite, las palabras detienen a
los verdugos presos del desasosiego que le sucede a sus
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mentes, entre tanto, Diana huye, logra escapar, se ha
comunicado en los minutos del sábado pactado. Vive en la
frialdad de la tecnología, en el primer mundo, sigue en el
bosque rodeada de espectaculares vistas que quitan cualquier
dejo de amargura al recordar el pesado invierno. Diana está
en Islandia, vive en el recuerdo de las puestas de sol de su
infancia, recuerdo que no se permite dejar ir. Es hada del
bosque que abraza tazas de café y adopta niños de seis años
que pasean solos por los autobuses de Europa. Instruye su
mente en lenguas que han moldeado el pensamiento de los
que viven entre colores pálidos, pieles blancas, y
dimensiones extrañas. Sonríe deseando lo mejor para su
México. Camina entre las bellezas naturales del alma.
Mantiene la resignación de gozar lo que su gente amada no
gozará por ahora. Come chile en polvo cada vez que añora el
sol de Anapra, Ciudad Juárez, las puestas, el calor. Ha
desarrollado la quietud, habla adentro, entra en proyectos
que luego abandona para iniciar otros que después sigue
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