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Hilda Yaneth Sotelo
intentando jalar el hilo, las claves de la cura al mentado
desequilibrio. Gastón presenciaba a unos metros de distancia
el aroma del laúd, la madera del árbol. Karló al otro lado de
la puerta, ahora, ha escuchado Fascinación tres veces. El
tiempo conocido, futuro, se hizo uno con el Sabbath, uno al
Karló reconocer la similitud en los destinos humanos. No
habla, su alma se expresa, atinado al pronunciar las recientes
canalizaciones de mundo que lo penetran a antojo, de voces
del infra y del supra mundo que se cuelgan en la superchería
de su existencia. –Ilusiones- Decían.
Comer el alma de Karló es fácil, muy sencillo, por eso sigue
del otro lado de la puerta y estará hasta que estalle en cólera,
se sincere y abandone las voces. Más tarde llegó Ariana al
2010, la belleza, los gatos pardos, curiosos, bobos, elegantes,
movedizos se escurrían en su acelerado discurso, una de
palabrerías que no daba tregua a la distracción o la
intervención. Marisol no llegó. Arline leía Mujeres cósmicas
en honor al chisme y el veneno.
Mujeres cósmicas
Sally seguía afuera, no tocó la puerta, había abierto la puerta
del engaño de la fama y caminaba decidida a conseguir sus
propósitos más cortos. Su cámara fotográfica retrataba
hermosas puertas listas a abrirse; sumida en el ostracismo
fue quemada viva en la hoguera del pasado. De entre los
árboles de aquel bosque que la seguía, surgían esplendores,
caritas, puertas dimensionales que la esperaban. Su alma se
había desprendido horas antes de la quema, deambulando
encontró un hada de nombre Diana.
Marisol duerme, lee con los ojos al revés. Arline no atiende
recelosa del pasado medieval, amante de la destrucción, odia
a Fátima, a Mariana, las odia por muñecas, bellas,
encantadoras y femeninas. La lluviosa noche en las
medianías del bosque, corriendo, nos percatamos del
parentesco, éramos primas, primas que sacaban las manos a
experimentar lo que el cuerpo dictaba y el credo prohibía.
Aquella noche alguien delataba nuestro destino, un juglar
dolorido enteró a los perseguidores que llevaban varias lunas
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