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Hilda Yaneth Sotelo
ritmo produjeron incansables y repetitivos sonidos en regalo
a la serpiente. Eso fue ella, deseaba las cuerdas, la música, el
aplauso, el sexo desbordado, el millón de likes; deseaba
todo, comía el mundo y a las cabezas entraba por las
pantallas.
Planeaba fabricar una larga cabellera de donde surgiría el
rostro sin género para después posarse en el árbol a esperar
la luna. Las lunas que la convertirían en mujer que besa y
expulsa aceite negro, aceite que pica la supuesta perversión
de la bruja del bosque quien en un conjuro dejó dos almas
flotando al conocerse superficialmente iguales. Los iguales
están ahora en el momentáneo abrazo, ganan. Lucy los
saluda, ha logrado la larga y negra cabellera, el bello rostro
le sigue brotando, se crea sólo. Provoca confusión en las
escrituras que han guiado a los humanos, ha sido condenada
a arrastrarse. Quien se atreva a crearla erguida y humana es
en sí de mente perversa, similar a la bruja del bosque.
Bosque perverso de brujas, brujas de bosque perverso
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condenado que se arrastra. Conjuro que la serpiente
danzante, revierte y libera para gracia de los que reconozcan
su propia oscuridad, sean valientes, la esculten, la reduzcan a
cinco centímetros y la vean marchar en el retrete. La
serpiente, Tótem de nuestros antepasados devorados por las
águilas, audacia en los poderes del bien; desaparece
enemiga, colorida, bañada en ácido muriático que revienta al
programa del SIDA. Es acariciada en la reconciliación del
mensaje, ayuda a los dos, el bien, el mal, se ve en esos
amantes atrapados en cuerpos idénticos, almas únicas
diferentes, se ve en esas ciudades encerradas por pactos
demoniacos ajenos a esta víbora que si le permites gesta
milagros.
-Gastón recordó haberse visto en distante lugar abrazando a
una mujer que le señalaba el camino hacia la farmacia, de
inmediato supo que ella tendría la respuesta a sus malestares
estomacales. Gastón .7. soñaba abrazado a mí. Recordaba
perfectamente las formas, los colores azules, rojos de la
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