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MujeresCosmicasPDF

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

En este libro orgánico cuento la historia desgarrada, o sea, con estilo tipo diarreico, la historia de varias dizque amigas que conocí en mis frescos veintes. Mi precepción sobre sus perfecciones me hace crear un personaje que lo juzga todo, se llama Lucy, es una serpiente bien linda que no tiene reparo en emplear todo, el poder femenino a su alcance.

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Hilda Yaneth Sotelo<br />

sirve al silencio femenino. Apenas el sábado se había<br />

sentado a mi derecha, insistía en abrirme al amor, ni me<br />

inmuté al escuchar la sugerencia, hablé de mi hijo que amo,<br />

la mujer adivinó que tal vez mi hijo cuando fuese mayor<br />

lograría abrirme al amor, sería demasiado tarde, estaría<br />

físicamente cansada. Al amor que se refería era al amor<br />

eterno, infinito del todo. No lo comprendí en aquel instante.<br />

Estábamos en una reunión cuando lo dijo, un aniversario de<br />

bodas, una fiesta que amenizaba el cielo repleto de estrellas<br />

y la noche de julio, observé cada estrella y un orb de esas<br />

bolas blancas que a veces se cuelan en las fotografías, el orb<br />

hizo las veces de luna mientras mis amigas veían el rostro<br />

sufrido de un alma en pena. Esa bola blanca se posó arriba<br />

de la cabeza de la mujer enojada, la real, la rubia. Ella y yo<br />

iremos al perdón en algún momento, en algún minuto<br />

cuando hayamos dejado los egos, los odios, los poderes<br />

transmitidos, la noche, cubierta del cielo azul, tan estrellado<br />

que alguien afuera estrelló un coche. Habiamos estado todas<br />

Mujeres cósmicas<br />

juntas en la Catedral de San José, desde allá traemos la<br />

rivalidad, una negra noche enajenamos el alma, los detalles<br />

no te los digo porque sería como darte ideas, lo que deseo es<br />

que comprendas que hay eventos que el humano no debe<br />

repetir.<br />

Estoy comprendiendo el enojo que ha atorado a esa rubia<br />

mujer, ahora lo entiendo mientras Marisol carga su bolsa con<br />

tres estrellas, comió dos y pidió otras tres para llevar. Al<br />

siguiente día necesitó una estrella, la puso en su corazón.<br />

Esa mañana Marisol había estado furiosa, muy furiosa de un<br />

evento que supuso equivocado. Marisol desarrolló la<br />

sensibilidad de los delfines, soñaba con ellos y luego los<br />

traía a la realidad. Una noche después de su regreso de<br />

Oaxaca abordó el crucero rumbo al<br />

esplendor, iba muy feliz con su adorado esposo, durmió<br />

dieciocho horas seguidas, soñaba con jovencitas orientales<br />

desnudas entre el transparente mar, soñaba con delfines que<br />

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