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Hilda Yaneth Sotelo
la visión llevaba un micrófono, y la sensibilidad a flor de
piel. La voz sonaba, subía y chillaba, le permití hablar
aleccionaba, advertía, se preocupaba. Al final acepté, toleré
admití y me entregué a la mentada magia para ser, para
emerger para traer a esa niña de la piedra en el zapato. Moví
la cobija café y no pasó nada. Suspiré aliviada de no estar
alucinando.
Abrí los ojos que inmediatamente voltearon a la izquierda,
las persianas de la recámara eran blancas, arriba un cursi
cuervo café claro adornaba el inicio de la persianas. No sabía
dónde estaba, estaba perdida, no era la primera vez que
quedaba en calidad de bulto al tomar incontables cervezas,
no lo era, en otras ocasiones me habían llevado a lugares
inciertos, mi voluntad se esfumaba en la séptima copa, lo
sabía y sin embargo el límite no se presentaba. Un día leí que
el cruce del límite era la locura, he querido experimentar, me
he extralimitado una y otra y otra vez y la locura no llega,
bueno al menos esa locura de internarte en el manicomio no
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ha llegado, espero no llegue. Aquí he reporteado, hemos
narrado el declive de los abismos terrenales, algunos de mis
compañeros si no es que todos, bajan al infierno en instantes,
lo retratan en la palabra, lo fotografían, lo graban en video,
ellos, los reporteros y los fotógrafos regresan. Los abismos
arrastrados también siguen volviendo, devolviendo para
desafiarse a si mismos, dicen que la próxima rebasará a la
anterior. Primero había sido un decapitado colgado en el
puente, después dos, más tarde cuatro. Más tarde una
amenaza, una fatídica, triste y materializada amenaza,
asesinato de un querido compañero. Es que eso no tiene
límite, ni se toca el fondo. El horror ha quedado cromo
plano, también la vida diaria de esta ciudad que ha hecho
polvos las manzanas. Mi estampa sigue intacta, alguien la
protege desde el más allá, lo agradezco.
Estaba segura que Juárez había sido un laboratorio, lo
recordé al estar observando la cursi curva cortina de la
recámara de mi amiga, cuando vi las blancas persianas, mi
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