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Listín Diario 17-12-2023

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Lecturas de domingo<br />

SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>17</strong> DE DICIEMBRE DE <strong>2023</strong><br />

La República<br />

7<br />

Patente de corso<br />

Teoría del camarero<br />

Y ya que España, cuya industria nacional desmantelaron hace tiempo unos políticos<br />

torpes e irresponsables, parece sentenciada a lugar de servicios y pasto de turistas.<br />

ARTURO PÉREZ REVERTE<br />

MADRID, ESPAÑA<br />

TOMADO DE ZENDA LIBROS<br />

N<br />

o hay camareros,<br />

le decía el<br />

dueño del bar<br />

a su amigo. No<br />

los encuentras,<br />

no hay manera. Me sorprendió<br />

esa conversación, habida cuenta<br />

de que en España ves un bar<br />

o cafetería cada vez que doblas<br />

una esquina. Así que pegué la<br />

oreja, advirtiendo que no se referían<br />

a empleados en general,<br />

sino a gente especializada, profesional.<br />

A camareros capaces<br />

de hacer con eficacia su trabajo<br />

en un momento en el que aquí,<br />

como en el resto del parque temático<br />

en que se ha convertido<br />

Europa, los bares, los cafés, los<br />

restaurantes, están que les crujen<br />

las costuras.<br />

Esa conversación sorprendida<br />

al azar me tuvo un rato comparando<br />

recuerdos con el presente.<br />

Pasando revista a lugares<br />

que conocí y conozco: locales a<br />

los que sigo yendo porque conservan<br />

el personal que los hace<br />

acogedores, y otros que dejé de<br />

frecuentar porque, aunque parecen<br />

los mismos, sus camareros<br />

nada tienen que ver con los<br />

que aprecié en otro tiempo. Porque<br />

un lugar abierto al público,<br />

bar, café, restaurante, hotel, depende<br />

siempre del personal que<br />

le da vida.<br />

La conclusión fue triste: hay<br />

sitios que gracias a quienes los<br />

atienden se mantienen agradables;<br />

pero muchos derivan hacia<br />

la improvisación y el descuido.<br />

Lo que antes era oficio serio<br />

desempeñado por profesionales<br />

—España tuvo y sigue teniendo,<br />

con Italia, los mejores camareros<br />

del mundo— ronda hoy la<br />

improvisación y la chapuza. El<br />

camarero de toda la vida, veterano<br />

de ambos sexos que entiende<br />

a los clientes y se mueve<br />

entre ellos con la eficacia y<br />

el respeto propios de su digno<br />

oficio, es especie en extinción.<br />

Ocupan su lugar trabajadores<br />

accidentales que no sólo ignoran<br />

las reglas básicas, sino que<br />

1 y 2) Las novelas de Julio Verne y Alejandro Dummas (padre) impactaron en varias generaciones de lectores.<br />

LA CONCLUSIÓN<br />

FUE TRISTE:<br />

HAY SITIOS<br />

QUE GRACIAS<br />

A QUIENES LOS<br />

ATIENDEN SE<br />

MANTIENEN<br />

AGRADABLES;<br />

PERO MUCHOS<br />

DERIVAN<br />

HACIA LA<br />

IMPROVISACIÓN<br />

Y EL DESCUIDO.<br />

parecen —y son— gente que va<br />

a estar allí un rato antes de irse a<br />

otro lugar y otro trabajo.<br />

Sobre el respeto y la atención<br />

debidos al cliente, que es quien<br />

paga la cuenta, ustedes conocen<br />

tantos ejemplos como yo: desde<br />

el que tutea a bocajarro a abuelos<br />

septuagenarios, al torpe de<br />

buena voluntad o el que se conduce<br />

con maneras desabridas o<br />

groseras. Y no siempre es su culpa,<br />

pues muchos llegan a ese<br />

trabajo sin preparación ninguna,<br />

a falta de otra cosa, y lo dejan<br />

antes de aprender el oficio.<br />

Hace poco, en presencia de amigos,<br />

me vi en la embarazosa tarea<br />

de ser yo quien abriera una<br />

botella de vino, pues el muchacho<br />

que la servía, en su primer<br />

día de trabajo, no era capaz de<br />

utilizar correctamente un sacacorchos.<br />

¿Qué está ocurriendo? Pues<br />

que un camarero no se improvisa.<br />

Hasta no hace mucho, un<br />

profesional de la hostelería podía<br />

pasar la vida haciendo eso y<br />

mantener a su familia —recuerdo<br />

al imponente Antonio, con<br />

su porte aristocrático, en el café<br />

Mastia de Cartagena—. Pero<br />

ahora las cosas no son así, o<br />

lo son cada vez menos. El de camarero<br />

es un trabajo durísimo,<br />

ingrato, con horarios terribles,<br />

que requiere nervios templados,<br />

buen golpe de vista, educación<br />

extrema y conocimientos<br />

adecuados. Eso hay que pagarlo<br />

bien, naturalmente; pero ocurre<br />

que ya no se paga, o se paga<br />

cada vez menos. Los empleadores<br />

prefieren mano de obra barata,<br />

jóvenes sin cualificar a los<br />

que puedan quitarse de encima<br />

cuando quieran. Y de otra parte,<br />

el personal idóneo, en vista del<br />

panorama, prefiere moverse a<br />

salto de mata: temporada de verano<br />

para ganar algún dinero y<br />

luego ya veremos. Y así pasa lo<br />

que pasa. He dejado de ir a restaurantes<br />

o cafés que antes adoraba<br />

porque cada vez, de mes en<br />

mes y hasta de semana en semana,<br />

encuentro camareros nuevos<br />

que, pese a su buena voluntad,<br />

no duran hasta asentarse en el<br />

trabajo.<br />

También el cliente es culpable:<br />

ni exige lo adecuado, ni a<br />

veces se encuentra a la altura<br />

de lo que exige, cuando lo<br />

hace. La grosería y la falta de<br />

educación son contagiosas y<br />

acaban yendo en ambas direcciones.<br />

Y está, además, lo de<br />

las propinas, que son para los<br />

camareros estímulo y sobresueldo.<br />

Ahora pocos clientes<br />

las dejan, y hay locales donde<br />

no se permite incluirlas en los<br />

pagos con tarjeta. Pregúntense<br />

ustedes por qué.<br />

Por supuesto que el dueño<br />

de un establecimiento debe<br />

ganar dinero; para eso lo<br />

abrió. Pero si quiere que el<br />

cliente esté satisfecho y vuelva,<br />

no puede pretenderlo pagando<br />

una miseria a los empleados.<br />

Si no es posible vivir<br />

de ese trabajo no habrá profesionales,<br />

sino eventuales que<br />

ni satisfarán a nadie ni se beneficiarán<br />

ellos. Y ya que España,<br />

cuya industria nacional<br />

desmantelaron hace tiempo<br />

unos políticos torpes e irresponsables,<br />

parece sentenciada<br />

a lugar de servicios y pasto<br />

de turistas, sería bueno que<br />

esa sufrida infantería de primera<br />

línea, los camareros y<br />

demás personal de hostelería,<br />

pudiera desempeñar con dignidad<br />

un oficio del que tantas<br />

familias dependen y van a depender<br />

en el futuro.

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