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2 SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>17</strong> DE DICIEMBRE DE <strong>2023</strong><br />
La República<br />
Lecturas de domingo<br />
Valquirias ucranianas:<br />
Armadas y peligrosas<br />
La movilización militar no es obligatoria para las mujeres, pero todas son conscientes de<br />
que necesitan protegerse. Aunque el frente está lejos, ellas quieren estar preparadas en el<br />
segundo invierno de esta guerra y por eso reciben instrucción<br />
MIRIAM GONZÁLEZ<br />
Madrid, España<br />
Tomado de ABC<br />
Cuando el Ejército ruso<br />
acechaba Kiev,<br />
esta exmodelo entendió<br />
que toda la<br />
sociedad debería estar<br />
preparada para la defensa de<br />
su país y de sus propias casas. Y<br />
pocos meses después materializó<br />
esa idea. Desde hace un año y medio<br />
la organización civil que dirige,<br />
Valquirias Ucranianas, realiza<br />
sesiones de entrenamiento sólo<br />
para mujeres.<br />
Las jornadas duran unas tres<br />
horas. Hay un pequeño descanso<br />
para tomar café o té. «Lo que enseñamos<br />
es una ‘versión demo’<br />
de lo que se necesita saber en caso<br />
de que enemigos ronden cerca»,<br />
apunta Darina. Aprenden nociones<br />
sobre primeros auxilios, a<br />
montar un Kaláshnikov, a hacer<br />
transmisiones por radio, lanzar<br />
granadas y las reglas esenciales de<br />
combate urbano.<br />
Se reúnen por la mañana en un<br />
bosque cercano a la capital. El frío<br />
ya se ha instalado en Ucrania. El<br />
día estaba despejado. Pero no faltó<br />
la hoguera encendida en un bidón<br />
metálico. Algo ayudó. La temperatura<br />
rondaba los 2 grados.<br />
Normalmente los grupos son de<br />
30 personas, pero con la bajada<br />
del mercurio muchas se han constipado<br />
y no pudieron asistir, cuenta<br />
Daneshka, una joven de 18 años<br />
que se encarga de llevar las redes de<br />
la oenegé.<br />
Hay mujeres de todas las edades<br />
y con diferentes profesiones. Julia<br />
trabaja como administrativa en un<br />
despacho de abogados. Tiene 29<br />
años. Sentada junto a otras cuatro<br />
compañeras, está atenta a todo lo<br />
que hace Dima, el instructor. Decidió<br />
apuntarse porque un conocido<br />
suyo falleció en un bombardeo en<br />
la región de Járkov. Me cuenta su<br />
historia mientras intenta montar un<br />
AK. Julia confiesa, entre risas, que<br />
no le está yendo muy bien.<br />
Olena es una profesora de 46<br />
años, no se movió de Kiev cuando<br />
el Ejército ruso intentaba entrar en<br />
la capital. La impresión que le causó<br />
descubrir los horrores de Bucha<br />
e Irpín, y el miedo a que un episodio<br />
así vuelva a ocurrir, fueron motivos<br />
más que suficientes para animarla<br />
a participar en estos cursos.<br />
«No vamos a permitir que se repita<br />
otra Bucha», sentencia la maestra.<br />
Aunque Olena no está segura de<br />
que pudiese desempeñarse bien en<br />
primera línea de guerra, ahora sí se<br />
siente preparada para defender su<br />
propio hogar.<br />
El resto de participantes está<br />
aprendiendo a distinguir minas<br />
antipersonas y a realizar transmisiones<br />
por radio. Y otro grupo<br />
de alumnas practican posiciones<br />
de tiro. Las armas empleadas en<br />
estas clases son de fogueo. «No<br />
pueden matar a nadie», bromea<br />
Daria. Como son aprendices,<br />
todavía deben familiarizarse<br />
primero con su uso y después<br />
podrán ir a un polígono para disparar<br />
munición real.<br />
«¡Rotación!», alerta Darina. Las<br />
pequeñas agrupaciones se intercambian.<br />
La directora de las ‘valquirias’<br />
contesta a mis preguntas<br />
y a la vez sigue pendiente del desempeño<br />
de sus chicas. En un momento,<br />
agarra el cerrojo del fusil<br />
para encajarlo en el pistón de gases<br />
-el esqueleto del Kaláshnikov-,<br />
y comenta: «Cualquier mujer que<br />
haya montado una máquina picadora<br />
de carne en su cocina sabe<br />
como armar esto». El próximo<br />
ejercicio consiste en tirar granadas.<br />
Vika, una joven doctora, será<br />
la encargada de la parte de primeros<br />
auxilios. Enseñará, entre otras<br />
cosas, a colocar torniquetes, «algo<br />
fundamental», explica. También<br />
dará consejos sobre como trasladar<br />
heridos y comprobar si alguien<br />
sigue respirando. La médica ha estado<br />
más tres meses en un hospital<br />
cerca del frente realizando operaciones<br />
con un equipo de cirujanos.<br />
«Es un trabajo demasiado duro. Pero,<br />
lo más importante es que todos<br />
nuestros pacientes se salvaron y algunos<br />
incluso han vuelto a pelear»,<br />
relata con orgullo Vika.<br />
Estas sesiones de capacitación<br />
no pueden de ninguna manera<br />
sustituir a un entrenamiento militar<br />
propiamente dicho, deja claro<br />
Darina. Pero son una toma de<br />
contacto con la cotidianidad de<br />
la lucha. Todos los profesores sirven<br />
como soldados en activo. Han<br />
participado en misiones de combate.<br />
En su tiempo libre y de forma<br />
altruista transmiten sus conocimientos<br />
a sus compatriotas.<br />
Dima está orgullosa de su labor<br />
y asegura que, por lo general, es<br />
más sencillo enseñar a mujeres:<br />
«Suelen estar más atentas que los<br />
hombres». El recio combatiente<br />
de mirada azulada considera que<br />
el reclutamiento femenino no debe<br />
ser forzado. Sin embargo, para<br />
él no hay ningún problema en<br />
combatir junto a mujeres.<br />
«Lo que importa es la eficiencia<br />
del guerrero, no si es hombre<br />
o mujer. Además, las mujeres solemos<br />
ser más sigilosas y prestamos<br />
más atención a los pequeños<br />
detalles. Eso ayuda mucho en la<br />
guerra», destaca Darina Trebykh.<br />
Mas de 40.000 mujeres sirven en<br />
las Fuerzas Armadas de Ucrania y<br />
un total de 5.000 lo hacen desde<br />
la línea cero. «Algunos hombres<br />
creen que las mujeres son más débiles<br />
por naturaleza. No es cierto.<br />
Aquí les enseñamos que ellas son<br />
fuertes y pueden hacer lo que se<br />
propongan», añade la joven Dáneshka.<br />
Reticencias<br />
Antes de la guerra no había un alto<br />
porcentaje de mujeres interesadas<br />
en los asuntos castrenses. Con<br />
la invasión a gran escala eso cambió.<br />
Las autoridades ucranianas<br />
tuvieron que adaptarse a la nueva<br />
realidad e introdujeron modificaciones<br />
en la legislación. Ahora las<br />
mujeres pueden desempeñar más<br />
oficios dentro de la tropa, tienen<br />
un nuevo uniforme oficial y se ha<br />
decretado la fabricación de ropa<br />
interior adaptada a ellas. A pesar<br />
de estos avances todavía hay cier-