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DOMINGO SÁBADO 16<strong>17</strong> DE DICIEMBRE DE DE <strong>2023</strong> THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />
19 7<br />
Recuerdan traumas<br />
como algo presente<br />
Los nuevos hallazgos<br />
pueden ayudar a los<br />
tratamientos.<br />
Por ELLEN BARRY<br />
La raíz del trastorno por estrés<br />
postraumático, o TEPT, es un recuerdo<br />
que no se puede controlar.<br />
Podría importunar las actividades<br />
cotidianas o aflorar como<br />
terrores nocturnos o flashbacks.<br />
Décadas de tratamiento a veteranos<br />
militares y sobrevivientes<br />
de agresión sexual han dejado<br />
pocas dudas de que los recuerdos<br />
traumáticos funcionan distinto<br />
a otros recuerdos. Investigadores<br />
en la Universidad de Yale, en<br />
Connecticut, y la Escuela Icahn<br />
de Medicina en Mount Sinai, en<br />
Nueva York, se propusieron hallar<br />
evidencia empírica de esas<br />
diferencias.<br />
El equipo hizo escáneres cerebrales<br />
de 28 personas con TEPT<br />
mientras escuchaban relatos grabados<br />
de sus propios recuerdos.<br />
Algunos de los recuerdos eran<br />
neutrales, algunos eran “tristes”<br />
y otros eran traumáticos.<br />
Los escaneos arrojaron diferencias<br />
evidentes, reportaron los<br />
investigadores en un artículo publicado<br />
en la revista Nature Neuroscience.<br />
Quienes escucharon<br />
los recuerdos tristes, que a menudo<br />
involucraban la muerte de<br />
un familiar, mostraban de forma<br />
consistente mayor actividad del<br />
hipocampo, la parte del cerebro<br />
que organiza y contextualiza los<br />
recuerdos.<br />
Cuando la misma gente escuchaba<br />
recuerdos traumáticos<br />
—de agresiones sexuales, incendios,<br />
tiroteos escolares y ataques<br />
terroristas— el hipocampo no estaba<br />
involucrado.<br />
“El cerebro se halla en un estado<br />
diferente en los dos recuerdos”,<br />
explicó Daniela Schiller,<br />
coautora del estudio. Dijo que las<br />
terapias para TEPT con frecuencia<br />
buscaban ayudar a la gente a<br />
organizar su recuerdo para poder<br />
verlo como algo distante al<br />
presente.<br />
“Ahora encontramos algo que<br />
potencialmente puede explicarlo<br />
en el cerebro”, apuntó. “El cerebro<br />
no parece estar en un estado<br />
de recuerdo: parece estar en un<br />
estado de experiencia presente”.<br />
Los recuerdos traumáticos<br />
parecían involucrar un área<br />
distinta del cerebro —la corteza<br />
cingulada posterior, o CCP, que<br />
por lo general está involucrada<br />
en el pensamiento internamente<br />
dirigido, como la introspección o<br />
soñar despiertos. No se conoce<br />
como una región de la memoria.<br />
Entre más severos eran los síntomas<br />
de TEPT de la persona, más<br />
actividad aparecía en la CCP.<br />
Los hallazgos aportan a interrogante<br />
muy debatida: ¿deberían<br />
los médicos clínicos alentar<br />
a la gente con TEPT a exponerse<br />
a sus recuerdos más traumáticos?<br />
Ilan Harpaz-Rotem, coautor<br />
del estudio, dijo que revisitar el<br />
recuerdo era un elemento crucial<br />
del tratamiento.<br />
“Ayudas al paciente a construir<br />
un recuerdo que puede ser organizado<br />
y consolidado en el hipocampo”,<br />
dijo.<br />
Idealmente, tales tratamientos<br />
pueden ayudar a transformar<br />
el recuerdo traumático en<br />
uno que se parezca mucho más<br />
a recuerdos tristes comunes y<br />
corrientes. “Es como poner un<br />
bloqueo en el lugar adecuado”,<br />
precisó Harpaz-Rotem. “Si puedo<br />
tener acceso a un recuerdo, sé<br />
que es un recuerdo. Sé que no me<br />
sucede ahorita”.<br />
Si los marcadores biológicos<br />
del TEPT pueden ser identificados,<br />
eso conciliaría diferencias<br />
en cuanto a qué experiencias<br />
constituyen un trauma, indicó<br />
Brian Marx, subdirector de la<br />
División de Ciencia Conductual<br />
del Centro Nacional para TEPT,<br />
quien no participó en el estudio.<br />
Aunque la mayoría de los expertos<br />
coincide en que los accidentes<br />
automovilísticos, las agresiones<br />
sexuales o el combate militar son<br />
sucesos traumáticos, discrepan<br />
en cuanto a si experiencias como<br />
racismo o estrés pandémico<br />
deberían ser vistas como el fundamento<br />
para un diagnóstico de<br />
TEPT.<br />
Marx llamó a la investigación<br />
“fascinante”, pero no concluyente,<br />
al señalar que no incluía un<br />
grupo de comparación de sujetos<br />
de estudio sin diagnóstico de<br />
TEPT, no especificaba hace cuánto<br />
sucedieron los acontecimientos<br />
traumáticos y tampoco si los<br />
sujetos de estudio habían recibido<br />
psicoterapia.<br />
Además, dijo que era improbable<br />
que pudiera resolver debates<br />
sobre si los tratamientos para<br />
TEPT debían incluir exposición a<br />
recuerdos traumáticos, porque la<br />
literatura muestra que los resultados<br />
son altamente individualizados.<br />
“Nuestros tratamientos son imperfectos”,<br />
admitió. “No funcionan<br />
para todos del mismo modo”.<br />
GEOFF B. HALL<br />
Una resonancia magnética de un cerebro en la que se destaca la<br />
corteza cingulada posterior.<br />
CIENCIA Y TECNOLOGÍA<br />
Lo que hace falta para salvar al ajolote<br />
Por JENNIE ERIN SMITH<br />
Xochimilco es una extensa demarcación<br />
semirural en el sur de<br />
la Ciudad de México, hogar de una<br />
enorme red de canales que rodean<br />
parcelas agrícolas llamadas chinampas.<br />
La población del<br />
ajolote mexicano<br />
alguna vez creció<br />
en estos canales.<br />
El ajolote, un anfibio<br />
oscuro con el<br />
hábito extraordinario<br />
de la neotenia, o conservar su<br />
tipo de cuerpo juvenil durante toda<br />
su vida, se ha reproducido ampliamente<br />
como animal de laboratorio<br />
y en el comercio de acuarios, pero<br />
ahora existe la interrogante de si<br />
queda una población silvestre significativa.<br />
Según el último recuento, hace<br />
una década, en los humedales de<br />
Xochimilco vivían 35 ajolotes por<br />
kilómetro cuadrado, comparado<br />
con miles de ellos en los 90. La contaminación,<br />
la urbanización y la introducción<br />
de especies de peces les<br />
habían hecho la vida casi imposible.<br />
A principios de la década de 2000,<br />
Luis Zambrano, un ecologista de la<br />
Universidad Nacional Autónoma<br />
de México, fue seleccionado por el<br />
Gobierno para estudiar los ajolotes.<br />
Tenían una profunda importancia<br />
cultural, una característica de la<br />
dieta y la cosmología tradicionales<br />
de la región.<br />
Y a biólogos de todo el mundo<br />
que habían utilizado ajolotes para<br />
estudiar la regeneración de tejidos<br />
les preocupaba que sus animales<br />
se estuvieran volviendo endogámicos,<br />
sin una población silvestre de<br />
la cual extraer nuevos linajes.<br />
Zambrano nunca consideró alguna<br />
estrategia para salvar al ajolote<br />
que no involucrara primero restaurar<br />
su hábitat.<br />
Sin embargo, el hábitat era la<br />
Ciudad de México, con una población<br />
de 22 millones de habitantes y<br />
contando. La urbanización amenazaba<br />
los últimos remanentes de la<br />
cultura agrícola precolombina cuyos<br />
canales habían albergado a los<br />
ajolotes durante más de mil años.<br />
Zambrano y su equipo determinaron<br />
que la única manera de salvar<br />
y estudiar al ajolote salvaje era<br />
promoviendo prácticas agrícolas<br />
ancestrales y luego convertir segmentos<br />
de los canales de los agricultores<br />
en santuarios del ajolote,<br />
con la esperanza de que pudieran<br />
tener un vínculo entre sí.<br />
Una mañana de octubre, Zambrano<br />
y un grupo de estudiantes<br />
salieron en una trajinera llevando<br />
seis animales criados en laboratorio<br />
dentro de hieleras. Los ajolotes<br />
serían liberados en jaulas sumergibles,<br />
lo que les permitiría cazar<br />
sin convertirse en presa. Las jaulas<br />
serían colocadas en canales equipados<br />
con biofiltros, hechos de roca<br />
volcánica y plantas nativas, para<br />
Canales que son clave<br />
para el retorno del<br />
anfibio a la naturaleza.<br />
impedir el paso de contaminantes<br />
y peces invasores. En una semana,<br />
el grupo liberaría otros seis.<br />
Oficialmente, el gobierno mexicano<br />
ha acordado desde hace mucho<br />
tiempo que este hábitat debe<br />
ser conservado. Los humedales<br />
de Xochimilco fueron declarados<br />
Patrimonio de la Humanidad por<br />
la Unesco en 1987; cinco años después,<br />
todo el sistema fue designando<br />
área natural protegida.<br />
Legalmente, no se pueden construir<br />
casas ni estructuras permanentes<br />
en chinampas. Sin embargo,<br />
a diario se pueden ver barcos<br />
transportando materiales de construcción.<br />
En 2020, constructores<br />
FOTOGRAFÍAS POR LUIS ANTONIO ROJAS PARA THE NEW YORK TIMES<br />
Luis Zambrano,<br />
un ecologista,<br />
lidera un<br />
esfuerzo para<br />
restaurar<br />
ajolotes<br />
silvestres,<br />
en asociación<br />
con agricultores<br />
en el sur de<br />
la Ciudad de<br />
México.<br />
empezaron a rellenar parte de los<br />
humedales de Xochimilco para un<br />
nuevo puente carretero.<br />
Otro grupo de investigadores de<br />
ajolotes en Xochimilco mantiene<br />
una colonia de cría, derivada de tres<br />
docenas de ejemplares salvajes.<br />
José Antonio Ocampo, director<br />
del Centro de Investigaciones Biológicas<br />
y Acuícolas de Cuemanco,<br />
dijo que si bien los ajolotes criados<br />
allí son sanos y genéticamente<br />
fuertes, el CIBAC no ha intentado<br />
liberar alguno desde 2013. Las condiciones<br />
son simplemente demasiado<br />
terribles.<br />
Ocampo y sus colegas se han estado<br />
enfocando en un lago ubicado<br />
dentro de un parque natural administrado<br />
por el gobierno en Xochimilco.<br />
El lago está más limpio que<br />
los canales principales y puede ser<br />
vigilado con mayor facilidad. Se están<br />
haciendo estudios para un lanzamiento<br />
dentro de dos años.<br />
Carlos Sumano, un colega de<br />
Zambrano, intenta persuadir a<br />
más chinamperos de que reanuden<br />
la agricultura ancestral. Ha ayudado<br />
a unas 20 familias a dejar de lado<br />
los pesticidas y otros productos<br />
químicos.<br />
No obstante, 20 familias representan<br />
solamente una pequeña<br />
parte de los agricultores de chinampa<br />
registrados en Xochimilco.<br />
La adopción es lenta, reconoció<br />
Sumano. Para estos investigadores,<br />
el esfuerzo consiste en reconectar<br />
a los ajolotes con su hábitat<br />
natural en la mente del público, y<br />
aprender a valorar un sistema de<br />
cultivo de humedales que ha sido<br />
tachado de retrógrada.