REVISTA IDEAS N° 27

formalista, sino en su inmanencia total, como realidades con cuerpo y alma,
espíritu y materia…”. Tanto la Carta de Venecia, como la apreciación del autor
citado, nos hablan de un valor, que va más allá de lo visible y partiendo de
que toda creación humana se cultiva y materializa para cubrir ciertas
necesidades, incluyendo a las producciones arquitecturas y urbanísticas
como existencias tecnológicas, nos preguntamos: ¿Cómo estas existencias
poseen cargas simbólicas?
Para comprender nos valemos de conceptos utilizados por investigadores
del desarrollo tecnológico en los que señalan que “La tecnología desempeña
un papel central en los procesos de cambio, materializan ideologías, orientan
conductas de personas e instituciones, ordenan y organizan la estructura
económica y política de la sociedad. Las tecnologías ejercen influencia sobre
cómo se producen y distribuyen los bienes, sobre quienes tienen acceso a ellos
y quienes no; configuran métodos y estilos para determinar qué es un problema
y cómo generarse su solución”. (H. Thomas, et al, 2015:11). Eso significa que la
sociedad y la tecnología (los actores sociales, la arquitectura, el urbanismo y
toda expresión humana), se relacionan y construyen mutuamente.
Por esto podemos decir que: sostener el cuidado sobre los bienes
patrimoniales, identificar su significado a través del tiempo permitiría
conocer o reconocer los poderosos lazos que unen a las expresiones
materiales de un pueblo y la cultura con la que interactuaron.
A pesar de su reciente formalización como Área de trabajo dentro del Distrito
IV, desde hace años se está estudiando el territorio y haciendo
investigaciones referidas a bienes arquitectónicos; a grandes arquitectos
que dejaron su huella en el ámbito de nuestro Distrito; como así también, el
estudio de ciudades. Tal es el caso de la localidad de Ciudad Jardín Lomas
del Palomar, Partido de tres de Febrero. Como hecho destacado, se ha
verificado que su trazado urbano irregular y su morfología está basada en el
modelo de Ciudad Jardín de Ebenezer Howard. Así también, pudo
comprobarse que: “Cada espacio, tanto urbano como edilicio, propician el
encuentro y la sociabilización de sus actores y de la comunidad toda y en donde
el concepto de conformación-conducta se puede visibilizar en cada espacio
diseñado.”
Es así, como el Distrito, además de este ejemplo de ciudad tiene otros tantos
ejemplos ricos en valor cultural, sea material como inmaterial y trabajaremos
para que el Colegio de Arquitectos, como actor público, propicie su 69