Historias que cambian vida - Clínica IMAT Oncomédica Auna - Montería

porque siempre dije “esto es un
proceso y todo proceso tiene su final”.
Fue difícil la etapa de las quimios, pero
la compañía y respaldo de la familia
fue importante, determinante y
fundamental. El 4 de octubre de 2022,
Llega el momento de la cirugía y fue
todo un éxito, cada día sentía que
Dios me iba mostrando que mi
sanación total era pronto, además
tuve la oportunidad de vivir el mes de
octubre del 2022 como la imagen de
la campaña de Fundación IMAT,
experiencia vivida con muchas
enseñanzas, conocí muchas personas,
me volví famosa por un día y lo
disfruté.
A partir de ese momento me quité el
turbante, gorros, pañoletas y
aprendí a verme y aceptarme tal y
como estaba. Considero que esa fue
la mejor etapa, coleccioné muchos
recuerdos, los valoré y aprecié cada
momento, pero aún debía continuar,
siempre pensando en cuenta
regresiva. Ya faltaba poco, era todo
un proceso, seguían las radioterapias y
alternadamente las quimioterapias
con trastuzumac, ese era un
medicamento autoinmune y menos
invasivo (era igual de molesto) sin
embargo, se debe sacar solo lo bueno
y tener una actitud positiva ¡siempre!
El 25 de mayo de 2023 fue el último
proceso, me sentía feliz, plena,
agradecida y rodeada de familia,
amigos, y sobre todo de los ángeles
que me acompañaron en el proceso.
Desde que entraba al IMAT me
recibían con cariño desde la
portería, enfermeros y enfermeras,
las jefes, médicos, secretarías y todo
el grupo de la Fundación
encabezada por su bella líder. Me
sentí en casa, en esos duros
momentos siempre había
camaradería, risas y ángeles que se
convierten en amigos y te dan ánimos
cada día. No tengo palabras, solo
agradecimiento porque todos hicieron
que ese proceso fuera más llevadero y
los llevo en mi corazón para siempre.
Tocar la campana es un acto
emblemático que llena mucho y te
ayuda asimilar que ya terminaste
ese ciclo, en mi caso un “Final Rosa”
gracias a Dios.
Fue un proceso duro, enriquecedor,
profundo y trascendental en mi vida,
proceso lleno de mucho aprendizaje,
donde descubrí que soy más fuerte de
lo que pensaba y aprendí a valorarme
más, a admirarme también por mi
valentía a felicitarme por mi actitud
positiva ante esta situación, a sacar
provecho y aprendizaje de esa
experiencia maravillosa que Dios me
permitió vivir y que logre ver más allá
de mis ojos todo lo que me rodeaba,
familia maravillosa, ángeles que se
convirtieron en amigos, amigos,
conocidos que se acercaron tanto que
ya son amigos también, porque
oraron, te acompañaron con un
mensaje, una nota, hay que agradecer
todo.
Agradezco primero a Dios por su
bondad y por su gran amor,
agradezco a todos los que hicieron
parte de esta experiencia de vida que
fue tan enriquecedora para mí.
¡Pa’ Lante! Fue mi lema en cada paso.