Historias que cambian vida - Clínica IMAT Oncomédica Auna - Montería

El día en el que todo empezó fue el día
que comenzaba la semana santa, pero
eso no fue ningún impedimento para
iniciar mí tratamiento, desde ese día mi
esposo y yo iniciamos una carrera
contra reloj para no dejarnos vencer
de esta enfermedad tan cruel que
llega para quitarte todo lo que tienes
en la vida, tu familia, tus sueños, tu
VIDA. Acudimos a todas las citas y uno
de los exámenes que debía hacerme
mostró 5 tumores pequeños, pero
bastante agresivos y en ese momento
me enfrenté a la segunda noticia más
dolorosa, mi seno no podía ser
salvado, debían retirarlo todo por la
distancia que había entre cada
tumor. No puedo negar que escuchar
eso me volvió a derrumbar, pero era
perder el seno o seguir viviendo al
lado de mis hijos, verlos crecer y
tener la oportunidad de compartir
sus etapas felices, también las duras
y simplemente ESTAR. No lo pensé y
dije SÍ a la cirugía. Créanme si les digo
que en medio del desierto Dios envía
tantos ángeles a tu vida, y a mí me
envió demasiados, personas que
ayudaron a que mi dolor fuera más
pequeño, desde el personal médico,
familia, amigos y hasta gente que no
conocía.
Me enfrenté a una mastectomía
radical en mi seno izquierdo, 8
quimios fuertes que me quitaron
cosas, me fui despidiendo poco a
poco de mi cabello, cejas, pestañas y
uñas, había momentos en que pensé
que no lo iba a lograr, me miraba al
espejo y no conocía a la persona del
reflejo, era otra, pero era en ese
instante era cuando más le pedía a
Dios no perder la fe y eso fue algo
que la enfermedad nunca me quitó,
la FE en un Dios supremo que puede
cambiar cualquier diagnóstico y
cualquier situación. Después de esas 8
fuertes quimios, siguieron 18 ciclos de
quimios menos agresivas pues mi
cáncer era hormonal y simultáneo a
ese tratamiento me realicé 16
radioterapias.
Hoy después de 2 años soy una mujer
SANA, sigo tomando una pastilla diaria
y yendo a controles trimestrales donde