Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
1
Museo de las Culturas Lacustres
del Valle de Toluca,
Dra. Yoko Sugiura Yamamoto
Yoko Sugiura
Jorge Carrandi Ríos
Gustavo Jaimes Vences
Raymundo C. Martínez García

2 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
3
Guía del Centro
de documentación de
las culturas lacustres
del Alto Lerma
(proyecto Comecyt, clave FICDTEM-2022-06)
Antecedentes
Desde hace por lo menos 3000 años, la cuenca del Alto Lerma fue
el escenario de asentamientos humanos que han tenido una
relación estrecha y respetuosa con el entorno lacustre (Sugiura,
2000; 2009; Sugiura y Nieto, 2016). A lo largo de los siglos, la adaptación
al medio acuático y cenagoso se hizo cada vez más especializada, y se
logró desarrollar una forma de vida que abarcaba todas sus esferas; es
decir, el entorno incidió en las actividades domésticas, artesanales, religiosas,
sociales y políticas. Una parte de esa forma de vida se manifestó en
las prácticas de subsistencia, tales como la caza, la pesca y la recolección,
lo que permitió obtener una variedad de recursos procedentes tanto del
entorno acuático como del terrestre y el aéreo (Sugiura y Serra, 1983;
Sugiura y McClung, 1988).
Parte de ese conocimiento ancestral, preservado en buena medida en
la memoria colectiva de quienes habitan las localidades del Alto Lerma, se
pudo conocer gracias a los trabajos arqueológicos (Sugiura, 2009) y etnoarqueológicos
(Sugiura y Serra, 1983; Sugiura y McClung, 1988; Sugiura,
1995; 1998) iniciados por la doctora Yoko Sugiura (hace cerca de
medio siglo) en el año de 1977 (Sugiura, 1980; 1981; 1991), los cuales
continúan hasta la fecha bajo su dirección. Gracias a ese trabajo continuo
y arduo, intermultidisciplinario, desarrollado con rigor teórico y metodológico,
se ha conseguido rescatar y resguardar parte importante de ese
legado cultural colectivo, el cual está materializado en un valioso acervo
arqueológico y etnográfico.
Además de los trabajos realizados por la doctora Yoko Sugiura y su
equipo, también han contribuido otros investigadores de organismos
gubernamentales e instancias académicas estatales y nacionales, quienes

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se han interesado en estudiar la cuenca del Alto Lerma desde diferentes perspectivas
(Albores, 1995; Caballero et al., 2002; Camacho, 2016; Hernández, 1946; Lozano
et al., 2005; Romero, 1965; Talledos, 2008; Zepeda et al., 2012). Entre las
instituciones académicas participantes están la Universidad Nacional Autónoma de
México, El Colegio Mexiquense A. C., la Universidad Autónoma del Estado de México,
la Universidad Autónoma Metropolitana-Lerma, el Instituto Nacional de Investigaciones
Nucleares, el Instituto Politécnico Nacional, El Colegio de Michoacán
y la Universidad de Guadalajara; mientras que en las entidades de la administración
pública están el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el extinto Instituto
Mexiquense de Cultura (hoy Secretaría de Cultura), la extinta Comisión Coordinadora
para la Recuperación de la Cuenca del Río Lerma, la extinta Comisión de la
Cuenca del Río Lerma, el Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos
Indígenas, la Comisión del Agua del Estado de México, la Comisión Nacional de
Áreas Naturales Protegidas, la Comisión Nacional del Agua, la Semarnat y el Inegi,
por citar algunas.
Gran parte de los resultados de las investigaciones hasta ahora realizadas se
han dado a conocer mediante publicaciones (especializadas y de difusión) en diferentes
obras, ya sea en libros, artículos y reseñas, o por medio de entrevistas, conferencias
y guiones para documentales y exposiciones museográficas. A esos
materiales publicados se planean sumar los acervos fotográficos, videográficos,
audiográficos, cartográficos, manuscritos y mecanoscritos producidos durante los
procesos de investigación; además de los registros de diferente naturaleza resultado
de los esfuerzos comunitarios y de asociaciones civiles en pro de la conservación
de los recursos medioambientales, ese cúmulo de información, aunque abundante,
no está reunido para su consulta y conservación.
Debido a la ausencia de algún espacio que reuniera la producción académica
realizada por las instituciones e investigadores mencionados anteriormente, se
propuso la creación de un centro de documentación especializado, cuyo objetivo
primordial fuera salvaguardar, conservar y difundir los saberes populares y los conocimientos
científicos de la forma de vida lacustre en la cuenca del Alto Lerma
para su consulta por especialistas, estudiantes y público en general interesados en
el tema. Es preciso destacar que se trata del primer espacio con vocación científica
y tecnológica del valle de Toluca, donde, principalmente, se investiga, cataloga, difunde
y se exponen los temas relacionados con el entorno lacustre de la zona.
Otra de las circunstancias que motivaron la urgente necesidad de contar con
dicho espacio es el acelerado proceso de destrucción ecosistémica que sufre el Alto

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
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Lerma, la pérdida de los saberes tradicionales y las formas de vida milenaria, lo que
conlleva a la merma de la identidad de los pueblos lacustres, por lo cual se consideró
como un compromiso ineludible tomar las medidas necesarias para que la
memoria de esa importante herencia natural y cultural fuera recuperada, conservada
y reactivada mediante un espacio físico y virtual como lo es el Centro de documentación
de las culturas lacustres del Alto Lerma.
Creación del Centro
de documentación de
las culturas lacustres
del Alto Lerma
A la par de la apertura del Museo de las Culturas Lacustres del Valle de Toluca, Dra.
Yoko Sugiura Yamamoto, se visualizó también la creación de un espacio complementario
para resguardar la memoria y los saberes de los antiguos habitantes del agua;
es así que, para el año 2022, El Colegio Mexiquense, A. C., en colaboración con la
Dirección de Museos de la uaeméx, presenta ante el Consejo Mexiquense de Ciencia
y Tecnología (Comecyt) la propuesta para la creación del Centro de documentación
de las culturas lacustres del Alto Lerma, proyecto FICDTEM-2022-06. Dicha
propuesta fue aceptada el 7 de julio de 2022 por el Comité Técnico del Fondo para
la Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico del Estado de México del Comecyt.
El proyecto aprobado tiene ubicada como población de impacto a los habitantes,
entidades académicas y de administración pública de los 22 municipios que
conforman la cuenca del Alto Lerma; estos son: Almoloya del Río, Atizapán, Calimaya,
Capulhuac, Chapultepec, Joquicingo, Lerma, Metepec, Mexicaltzingo, Ocoyoacac,
Otzolotepec, Rayón, San Antonio la Isla, San Mateo Atenco, Temoaya, Tenango del
Valle, Texcalyacac, Tianguistenco, Toluca, Xalatlaco, Xonacatlán y Zinacantepec.
En cuanto a las actividades académicas, el proyecto aprobado contaba con
actividades de difusión y divulgación centradas en los saberes ancestrales y los
conocimientos generados por las distintas investigaciones que se han realizado en

6 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Divulgación de la ciencia con las cuatro conferencias
magistrales llevadas a cabo en el
Centro de documentación de las culturas lacustres
del Alto Lerma.
la región en las últimas cinco décadas. En
el marco de dicho proyecto se dictaron
cuatro conferencias magistrales, cuyas
temáticas se centraron en la historia prehispánica
de la región, la flora y fauna
contemporáneas del Alto Lerma, así como
en el modo de subsistencia lacustre de la
zona; también se impartió un curso intensivo
sobre el desarrollo prehispánico de los
antiguos habitantes del Alto Lerma, y un
encuentro de especialistas quienes expusieron
y dialogaron con los habitantes de
San Mateo Atenco las problemáticas actuales
que sufre la zona lacustre, planteando
posibles acciones para el rescate del
medio y su difusión para el fortalecimiento
y la consolidación de la identidad acuática.
También se hizo el acopio digital del
acervo disponible en diversas plataformas
universitarias (por ejemplo, las bases de
datos de la unam, uaeméx, El Colegio
Mexiquense A. C., El Colegio de México, la
Universidad Iberoamericana y el Centro de
Estudios de Historia de México-Carso), de
organismos gubernamentales (Comisión
Nacional del Agua, Semarnat, Inegi e inah),
así como la consulta física en otros bancos
de información que contaban con publicaciones, tesis o documentos asociados con
la zona lacustre del Alto Lerma (Biblioteca Fernando Rosenzweig, Biblioteca Central
de la uaeméx). Dicho acervo documental y bibliográfico forma parte de la Base de
datos del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma, el cual
se puede consultar mediante el micrositio creado en la página web de El Colegio
Mexiquense, A. C.
Además del acervo documental y bibliográfico, el centro de documentación
contará con una base de datos digital con las grabaciones de las entrevistas que
el equipo de trabajo del proyecto El modo de vida lacustre en el Valle de Toluca,

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
7
Estado de México realizaron a los habitantes de la región durante la primera mitad
de la década de 1990. Dichas grabaciones se encuentran en proceso de digitalización
y organización en una base de datos consultable de Filemaker realizada por el ingeniero
Claudio Herrera Alberu, miembro del Instituto de Investigaciones Antropológicas
de la unam.
Otra de las bases de datos que es posible consultar en el Centro de documentación
de las culturas lacustres del Alto Lerma es aquella que contiene las filmaciones
de las actividades cotidianas de los habitantes de los pueblos de la región.
Dichas grabaciones son producto del trabajo de campo realizado en el marco del
proyecto El modo de vida lacustre en el Valle de Toluca, Estado de México, dirigido
por la doctora Yoko Sugiura Yamamoto. La digitalización de esas videograbaciones
fue realizada por Alejandro López Hernández, miembro del Laboratorio de Antropología
Visual “Andres Medina Hernández”, del Instituto de Investigaciones Antropológicas
de la unam.
Asimismo, en su momento, se podrá acceder al registro fotográfico que la
doctora Yoko Sugiura Yamamoto y colaboradores hicieron durante el trabajo de
campo etnográfico (proyecto El modo de vida lacustre en el Valle de Toluca, Estado
de México) y arqueológico en la zona lacustre del Alto Lerma (proyecto Valle de
Toluca, proyecto Santa Cruz Atizapán, y proyecto La cerámica coyotlatelco en la
Cuenca de México y el Valle de Toluca: análisis desde una perspectiva integral).
Centro de documentación
de las culturas lacustres
del Alto Lerma
El Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma tiene como
misión recuperar, resguardar, organizar y conservar la memoria histórica, social y
cultural de la cuenca del Alto Lerma mediante recursos y servicios de información
que contribuyan a la recuperación de los datos contenidos en ellos, para la generación
de conocimiento que posibilite el rescate y fortalecimiento de la identidad
lacustre de los antiguos habitantes de la región. Para ello se plantea como visión ser
un centro de documentación que satisfaga las necesidades y demandas informativas
de la población mediante recursos documentales en diferentes soportes y

8 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
servicios de información orientados
a los distintos tipos de
usuarios. De manera general, los
objetivos del centro de documentación
de las culturas lacustres
son: 1) proporcionar recursos
y servicios informativos que satisfagan
las necesidades de la
comunidad en general; 2) recopilar
el material bibliográfico
producido en el área de ciencias
sociales y naturales sobre la
cuenca de Alto Lerma, como libros,
tesis, publicaciones periódicas,
grabaciones de audio, videograbaciones, entre otros; 3) organizar, conservar
y difundir el fondo documental depositado en el centro de documentación, y 4)
poner a disposición recursos electrónicos de información.
Para cumplir con dichos objetivos generales, se plantea la necesidad de llevar
a cabo las siguientes funciones: a) satisfacer necesidades de información de investigadores,
estudiantes y público en general interesados en el área de estudio;
b) permitir la vinculación entre instituciones relacionadas con el campo de estudio
para la adquisición, préstamo y canje de material actualizado; c) fortalecer la identidad
de los pobladores de los 22 municipios (compuesto por 32 localidades) relacionados
con el entorno lacustre, así como ser un vínculo con la cultura de la
cuenca del Alto Lerma; d) realizar la recepción, el análisis, la difusión y la producción
de información especializada acerca del Valle de Toluca, la cuenca del Alto Lerma,
así como el aspecto lacustre de la zona identificada; e) generar conciencia e incrementar
el interés acerca de la documentación, producto de investigaciones del Alto
Lerma, en sus diferentes aspectos, entre los que destacan los sociales, culturales,

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
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económicos, hidrológicos, arqueológicos y territoriales,
entre otros; f) impartir cursos, talleres o charlas que
apoyen a la difusión y divulgación de los saberes populares
y el conocimiento existente en torno a la vida
Esquema arquitectónico que muestra
la distribución del espacio en la sede
de consulta (San Mateo Atenco) del
Centro de documentación de las
culturas lacustres del Alto Lerma.
Fuente: Planos elaborados por Jorge
Carrandi y Roberto Chimal de la Dirección
de Museos de la uaeméx.
de los habitantes de la zona lacustre.
El Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma está compuesto
por dos sedes físicas y una virtual; la primera sede física se localiza en la sala
anexa al Museo de las Culturas Lacustres del Valle de Toluca, Dra. Yoko Sugiura
Yamamoto, donde se llevarán a cabo actividades de consulta, acopio y digitalización
de acervo documental o fotográfico proporcionado por los habitantes de San Mateo
Atenco y alrededores; tendrá un espacio para consulta de estantería abierta y
cuatro computadoras para la consulta interna o externa del acervo documental
digital; además, habrá un escáner para digitalizar los documentos y las fotografías
que las personas interesadas puedan proporcionar para acrecentar el acervo del
Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma. En esa sede
también se realizarán conferencias, charlas, cursos para la difusión y divulgación de
los saberes ancestrales y los conocimientos generados en torno a la zona lacustre
del Alto Lerma.
La segunda sede física se ubica en las instalaciones del Colegio Mexiquense,
A. C., en específico, en una sala independiente del Centro de Recursos Documentales
y de Información Fernando Rosenzweig. En dicho espacio se llevarán a cabo,
principalmente, tareas de investigación y catalogación de los acervos obtenidos

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Centro de documentación de las
culturas lacustres, sede El Colegio
Mexiquense, A. C. (Zinacantepec);
sede dedicada a la investigación.
Fuente: página electrónica del Centro
de Recursos Documentales y de
Información Fernando Rosenzweig.
mediante la sede localizada en San Mateo Atenco.
Finalmente, la sede virtual se aloja en un
micrositio de la página web institucional del
Colegio Mexiquense, A. C.; desde ahí se podrá
tener acceso a los materiales desde cualquier
parte del mundo vía internet.
Lecturas recomendadas
Albores, Beatriz (1995), Tules y sirenas. El impacto ecológico y cultural de la industrialización
en el Alto Lerma, México, Gobierno del Estado de México-El Colegio
Mexiquense A. C.
Caballero, Margarita, Beatriz Ortega, Francisco Valadez, Sarah Metcalfe, José
Luis Macias y Yoko Sugiura (2002), “Sta. Cruz Atizapán: a 22-ka lake level
record and climatic implications for the late Holocene human occupation
in the upper Lerma Basin, central Mexico”, Palaeogeography, Palaeoclimatology,
Palaeoecology, vol. 186, núm. 3-4, pp. 217-235.
Camacho, Gloria (2016), “Las lagunas de la cuenca del Alto Lerma y los proyectos
de desecación (1857-1940)”, en Yoko Sugiura, José Antonio Álvarez y Elizabeth
Zepeda (eds.), La cuenca del Alto Lerma: ayer y hoy. Su historia y su
etnografía, Zinacantepec, Estado de México, Fondo Editorial Estado de
México/Gobierno del Estado de México-El Colegio Mexiquense A. C., pp.
135-166.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
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Hernández, Francisco (1946), Historia de las plantas de Nueva España, tomo iii, libros
5, 6 y 7, México, Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de
México.
Lozano, Socorro, Susana Sosa Nájera, Yoko Sugiura y Margarita Caballero (2005),
“23,000 yr of vegetation history of the Upper Lerma, a tropical high-altitude
basin in central Mexico”, Quaternary Research, vol. 64, núm. 1, pp. 70-82.
Romero, Héctor (1965), Los peces del Alto Lerma, tesis de licenciatura en Ciencias
Biológicas, México, Instituto Politécnico Nacional.
Sugiura, Yoko (1980), Informe técnico de la Primera Temporada de campo del Proyecto
Arqueológico del Valle de Toluca, México, Archivo Técnico del Instituto
Nacional de Antropología e Historia.
Sugiura, Yoko (1981), Informe técnico de la Segunda Temporada de campo del Proyecto
Arqueológico del Valle de Toluca, México, Archivo Técnico del Instituto
Nacional de Antropología e Historia.
Sugiura, Yoko (1991), El Epiclásico y el valle de Toluca: un estudio de patrón de asentamiento,
tesis de doctorado en Antropología, México, Universidad Nacional
Autónoma de México.
Sugiura, Yoko (1995), Informe del Proyecto El agua, la tierra, el bosque y el hombre en
el Alto Lerma: un estudio multidisciplinario, colaboradores Antonio Flores,
Beatriz Ludlow, Lourdes Olivera, Michele Gold, Francisco Valadez, Alberto
Aguirre y Magdalena García, México, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Sugiura, Yoko (1998), La caza, la pesca y la recolección: etnoarqueología del modo de
subsistencia lacustre en las ciénegas del Alto Lerma, colaboradores José Alberto
Aguirre Anaya, Magdalena Amalia García Sánchez, Edgar Carro Albarrán
y Sandra Figueroa Sosa, México, Instituto de Investigaciones Antropológicas,
Universidad Nacional Autónoma de México.
Sugiura, Yoko (2000), “Cultura lacustre y sociedad del valle de Toluca”, Arqueología
Mexicana, vol. 8, núm. 43, pp. 32-37.
Sugiura, Yoko (coord.) (2009), La gente de la ciénaga en tiempos antiguos. La historia
de Santa Cruz Atizapán, México, El Colegio Mexiquense A. C.-Instituto de
Investigaciones Antropológicas/Universidad Nacional Autónoma de México.
Sugiura, Yoko y Mari Carmen Serra Puche (1983), “Notas sobre el modo de subsistencia
lacustre, la laguna de Santa Cruz Atizapán, Estado de México”,
Anales de Antropología, vol. 20, pp. 9-25.

12 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Sugiura, Yoko y Emily McClung (1988), “Algunas consideraciones sobre el uso
prehispánico de recursos vegetales en la cuenca del Alto Lerma”, Anales de
Antropología, vol. 25, pp. 111-126.
Sugiura, Yoko y Rubén Nieto (2016), “Desarrollo histórico de las sociedades prehispánicas
de la cuenca del Alto Lerma, a partir de los hallazgos arqueológicos”,
en Yoko Sugiura, José Antonio Álvarez y Elizabeth Zepeda (eds.), La
cuenca del Alto Lerma: ayer y hoy. Su historia y su etnografía, Zinacantepec,
Estado de México, Fondo Editorial Estado de México/Gobierno del Estado
de México-El Colegio Mexiquense A. C., pp. 21-74.
Talledos, Edgar (2008), La transformación espacial de los pueblos ribereños de la laguna
de Chignahuapan en el Estado de México, de 1940 a 1970, tesis de
maestría en Geografía, México, Universidad Nacional Autónoma de México.
Zepeda-Gómez, Carmen, Antonio Lot-Helgueras, Xanat Antonio Nemiga y Delfino
Madrigal-Uribe (2012), “Florística y diversidad de las ciénegas del río Lerma
Estado de México, México”, Acta Botánica Mexicana, núm. 98, pp. 23-43.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
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Guía del Museo
de las Culturas Lacustres
del Valle de Toluca,
Dra. Yoko Sugiura Yamamoto
El Altiplano Central de México, cuya belleza ha sido objeto de asombro
durante generaciones, se ha caracterizado por la presencia de hermosas
zonas de humedales y de majestuosos volcanes circundantes. Este
es el caso del Valle de Toluca, entorno extraordinario presidido por el gran
Nevado de Toluca, cuyas ciénegas fueron eje para la vida e identidad de los
pueblos de la región a lo largo de una milenaria historia. Desafortunadamente
las condiciones ecológicas de esta porción del Estado de México no han
resistido los embates de la desecación, el crecimiento urbano, la contaminación
y la depredación; cambios que conllevan múltiples
consecuencias negativas; la principal de ellas es la
degradación o desaparición del medio lacustre, el cual
sobrevivía hasta apenas unas décadas y que hoy enfrenta
problemas antaño desconocidos. Ante esa
realidad, una tarea inaplazable es preservar los testimonios
de la convivencia que el ser humano sostuvo
con un entorno tan particular como el que ofrecieron
las ciénagas del Alto Lerma; relación determinante que
forjó culturas e historias, cuyas evidencias se pierden
en forma acelerada, tanto físicamente
como en la memoria colectiva, con el
riesgo inminente de desaparecer sin
dejar huella alguna. Por esa razón fue
creado el Museo de las Culturas Lacustres
del Valle de Toluca, Dra. Yoko Sugiura
Yamamoto.
Paisaje lacustre con Nevado de Toluca. Fuente: archivo
personal Yoko Sugiura Yamamoto.

14 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
¿Quién es Yoko Sugiura
Yamamoto?
La doctora Yoko Sugiura Yamamoto nació en 1942 en Tokio, ciudad en la que vivió
hasta 1965 cuando decide trasladarse a nuestro país para realizar estudios relacionados
con el México antiguo. Desde su ingreso a la Escuela Nacional de Antropología
e Historia (enah), participó en diferentes proyectos de investigación bajo la
dirección del doctor Román Piña Chan, reconocido arqueólogo “mesoamericanista”.
Se incorporó al Centro de Estudios Mayas y después al Instituto de Investigaciones
Antropológicas, ambas instituciones de la Universidad Nacional Autónoma de México
(unam) Ha participado en proyectos de investigación en los estados de Puebla,
Michoacán, Yucatán, Guanajuato, Campeche, Distrito Federal (hoy Ciudad de
México) y, de manera especial, en el Estado de México, donde ha trabajado intensamente
por más de 40 años. Recientemente fue reconocida como investigadora
emérita del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III por su alta producción
científica y la relevancia de su trabajo en la formación de profesionales de alto nivel
académico. Ha formado a numerosas generaciones de alumnos de licenciatura y
posgrado en la unam y en la enah, tanto en el aula como en trabajo de campo.
El proyecto arqueológico Valle de Toluca bajo su dirección contribuyó al conocimiento
del complejo universo arqueológico de esta región y profundizó en la vida
cotidiana, tanto de las sociedades pretéritas como de sus herederos contemporáneos.
Su labor en favor del conocimiento y protección del patrimonio cultural del Estado de
México también se advierte en el apoyo que ha dado a grupos sociales e instituciones
involucradas con el tema. Destaca su invaluable apoyo a la Universidad Autónoma del
Estado de México (uaeméx); ejemplo de ello es su decidida participación en la creación
del programa académico de la licenciatura en Arqueología.
Otra institución academica que se ha visto beneficiado por el trabajo de la doctora
Sugiura es El Colegio Mexiquense A. C., ya que, desinteresadamente, ha contribuido
con proyectos de investigación para la incursión de esta institución en el
ámbito arqueológico. Su producción científica en esta instancia ha sido por demás
prolífica y se materializa en múltiples actividades académicas y obras publicadas
del más alto nivel que, indudablemente, se han constituido en referentes para el
estudio y conocimiento del pasado indígena del Estado de México. El Museo de
las Culturas Lacustres del Valle de Toluca lleva su nombre como un merecido

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
15
reconocimiento a sus méritos. Cabe mencionar que, debido a su modestia, ella
rehusaba tal distinción; la aceptó ante la insistencia reiterada de instituciones y
profesionales de varios campos del conocimiento.
Yoko Sugiura durante varias actividades
realizadas en la zona lacustre del valle de
Toluca. Fuente: archivo interno proyecto
arqueológico Valle de Toluca.
Antecedentes
La doctora Sugiura buscó el apoyo de la uaeméx para formular un anteproyecto
que postulara la instalación de un espacio museográfico en algún sitio del Valle de
Toluca; un espacio en el que se diera cuenta de la importancia de la zona lacustre.
La uaeméx acompañó esa iniciativa por dos décadas hasta que, después de varios
intentos en distintos municipios de la región, el gobierno municipal de San Mateo
Atenco acogió el proyecto.
Gracias al prestigio de la doctora Sugiura y a la presencia moral de la uaeméx
fue posible conjuntar los esfuerzos de instituciones como El Colegio Mexiquense
A. C., instancia que con decisión apoyó el proyecto; el Consejo Mexiquense de
Ciencia y Tecnología (Comecyt), la unidad Lerma de la Universidad Autónoma
Metropolitana (uam-Lerma), el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la
unam, la delegación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Centro
inah Estado de México), la extinta Comisión de la Cuenca del río Lerma y el gobierno
municipal de San Mateo Atenco, instancia con la que la uaeméx firmó un acuerdo
específico. Asimismo, participaron entidades de la iniciativa privada y de un importante
número de investigadores y promotores culturales. Fue así como el 18 de mayo
de 2021 (Día Internacional de los Museos), en el Edificio de Rectoría de la uaeméx,
se suscribió, por los titulares y representantes de las instituciones participantes, y por

16 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Firma de carta de intención para
la creación del Museo de las
Culturas Lacustres del Valle de
Toluca, Dra. Yoko Sugiura Yamamoto.
Fuente: Archivo Dirección
de Museos de la uaeméx.
la doctora Sugiura como testigo de
honor, la carta compromiso para la
creación de este importante recinto
museístico.
Además de los trabajos de
coordinación general, la uaeméx
desarrolló el proyecto museográfico
integral, indicó las adecuaciones
del espacio y realizó el montaje, así
como parte de los trabajos de conservación de los acervos. El Centro inah Estado
de México facilitó los trámites para que los acervos arqueológicos y paleontológicos
se conservaran en este museo municipal y realizó trabajos de conservación y restauración
de las piezas óseas de megafauna. Por su parte, El Colegio Mexiquense,
A. C. fue la instancia académica que recibió y aplicó los recursos otorgados por el
Comecyt para la conformación del Centro de documentación de las culturas lacustres
del Alto Lerma, unidad que complementa los servicios ofrecidos por el museo.
En el marco de dicho proyecto se impartieron cuatro conferencias magistrales, se
organizó un encuentro académico para la difusión y divulgación de la zona lacustre,
así como un curso intensivo dedicado a la arqueología del Alto Lerma.
El Museo de las Culturas Lacustres del Valle de Toluca, Dra. Yoko Sugiura Yamamoto,
abrió sus puertas al público formalmente el 27 de enero de 2023, como
parte de las instalaciones del Centro Cultural Atenquense, ubicado en Calzada del
Panteón Viejo 201, Barrio de San Nicolás, en el centro de San Mateo Atenco, Estado
de México.
Contenidos
El museo consta de dos secciones temáticas. En la primera, ubicada en la planta
baja del edificio, se ofrece una visión general de la región del Alto Lerma; se contemplan
aspectos de las condiciones geográficas y ecológicas; se presentan ejemplares
de fauna pleistocénica, de aves migratorias y de flora lacustre; se da un
panorama del devenir histórico cultural prehispánico y se tratan aspectos particulares
de la caza, pesca y recolección. En la segunda sección, correspondiente a la
planta alta, se aborda el desarrollo cultural e histórico de San Mateo Atenco, se
tratan temas diversos, tales como el pasado prehispánico y virreinal; personalidades
destacadas de la comunidad, la industria zapatera y el modo de vida agrícola.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
17
Primera sección, la región del Alto Lerma y su desarrollo
histórico cultural
En esta sección se expone información acerca de la trayectoria de la doctora Sugiura;
se muestran fotografías, videos, objetos personales y reconocimientos que le
han sido otorgados. A manera de introducción general y mediante una serie de
proyecciones temáticas sobre una gran maqueta del valle de Toluca, se presentan
datos cartográficos de muy diversa índole: geología, horizontes arqueológicos, división
política, hidrología, crecimiento histórico urbano, etc. Este elemento museográfico
constituye un muy rico recurso didáctico acerca de la complejidad y
problemática de la región.
Maqueta del valle de Toluca donde se
proyectan distintos tipos de información
geográfica, histórica, social o política
(Museo de las Culturas Lacustres
del Valle de Toluca, Dra. Yoko Sugiura
Yamamoto, en adelante mclvtysy).
Fuente: fotografía de Gustavo Jaimes
Vences.
Los humedales del Alto Lerma
El discurso museográfico continúa con información acerca de las particularidades,
fragilidad y situación actual de los ecosistemas lacustres en el ámbito mundial,
nacional y local. Los humedales o ciénegas cubren entre 4 y 6% de la superficie
terrestre; 93% de ellos se encuentran en territorios continentales. En México cubren,
aproximadamente, 5% del territorio nacional, esto representa 0.6% de los humedales
de todo el mundo. A la fecha, en el país se ha perdido o degradado 62.1% de ellos.
Las ciénegas son ecosistemas ricos en biodiversidad. El 12% de las especies conocidas
viven en humedales de agua dulce. Su importancia ambiental se aprecia por

18 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Paisaje lacustre del valle de
Toluca. Fuente: Archivo
fotográfico personal de
Yoko Sugiura Yamamoto.
sus múltiples funciones: son fundamentales
en el almacenamiento e
infiltración de agua y funcionan
como vasos reguladores en inundaciones;
contribuyen a la reducción
de la erosión; son “sumideros de
carbono” que reducen la cantidad
de CO 2 y gases de efecto invernadero
en el aire; propician la reproducción
de organismos y favorecen
la diversidad de la información genética.
Además, ofrecen condiciones
para algunas prácticas de cultivo, de
caza, de pesca y de recolección, así
como de transporte y turismo.
Aun quedan oportunidades de
desarrollo, mismas que representan
valores culturales y estéticos, entre
otros beneficios. Los humedales son
los ecosistemas más amenazados
Transformación del paisaje
por la sobreexplotación de
recursos. Fuente: archivo
personal Yoko Sugiura Yamamoto.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
19
del mundo. Más de la mitad han desaparecido y están desapareciendo tres veces
más rápido que los bosques. Su deterioro y pérdida se deben, principalmente, a la
sobreexplotación de sus recursos, a la contaminación, al azolvamiento, a prácticas
de cultivo inadecuadas, a la deforestación, al cambio de uso de suelo, a la pérdida de
biodiversidad, al desarrollo de maleza e introducción de especies no nativas.
Las ciénegas o humedales del río Lerma: Chignahuapan, Chimaliapan y Chiconahuapan
(de sur a norte) son áreas naturales protegidas, importantes para la
conservación de aves. Se trata de una de las 75 regiones hidrológicas prioritarias,
amenazadas y con alta diversidad biológica en México, según la Comisión Nacional
para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). Son remanentes de los
otrora extensos humedales del Altiplano Central Mexicano. Actualmente ocupan
3200 hectáreas, lo cual representa casi 10% de las más de 27000 hectáreas de la
zona inundada en la época prehispánica, que en buena medida sobrevivió hasta
principios del siglo xx (para 1940 se había perdido 40% y en 1988 70%; hoy la pérdida
de los humedales alcanza 90%); no obstante, aún posee una significativa
funcionalidad ecológica y una gran variedad biológica que todavía propician actividades
productivas y socioculturales basadas en el uso de especies de flora y
fauna acuáticas.
Proyectos de desecación del valle de Toluca
Aunque desde el siglo xviii existieron iniciativas para la desecación del valle de
Toluca, los proyectos más significativos se dieron desde el siglo xix. En 1857 y 1869,
Mariano Riva Palacio, gobernador del Estado de México, quiso propiciar un mayor
potencial agrícola y privatizar las tierras que eran de los pueblos desecando la zona
cenagosa del río Lerma. El proyecto, que afectaba las actividades lacustres ancestrales,
quedó interrumpido; primero, por los conflictos internos que sufrió el país:
la Guerra de Reforma (1858-1861), la Intervención francesa (1861-1864) y el establecimiento
del imperio de Maximiliano de Habsburgo (1864-1867) y, después,
por la falta de recursos financieros para emprender la obra y las estrategias de
resistencia emprendidas por los pueblos que serían seriamente afectados.
En 1869, Gumesindo Enríquez, empresario agrícola, solicitó al presidente Porfirio
Díaz desecar las lagunas. Se autorizó a Enríquez realizar las obras y utilizar las
aguas en el riego de los terrenos que quedaran al descubierto. La inconformidad de
los pueblos y propietarios ribereños, así como de los usuarios del agua en la parte
baja de la cuenca, y los litigios existentes entre pueblos como Ocoyoacac y Tultepec,

20 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Plano de la laguna y parte del río
Lerma. Fuente: Archivo Histórico
del Agua, Aprovechamientos superficiales,
caja 2923, expediente
40503.
San Mateo Atenco y Tultepec, y San Mateo Atenco contra San Pedro Tlaltizapán
por la posesión de las lagunas, provocaron que la obra no se realizara.
En 1942 se iniciaron las primeras obras para canalizar los acuíferos al pie occidental
de la sierra de Las Cruces. Desde entonces, la continua extracción ha provocado
la extinción de manantiales importantes y la desecación de las antiguas
lagunas, con el consecuente deterioro de la biodiversidad y las transformaciones
ecológicas y culturales de la región. El agua de los manantiales que alimentaban a
las ciénegas del río Lerma es trasvasada a la Cuenca de México para proveer de
agua potable a la capital del país. En los últimos 50 años, la calidad del agua de las
ciénegas pasó de cristalina a contaminada con una alta carga de residuos orgánicos,
materia fecal y metales pesados.
Aproximación al estado de los humedales en el Alto Lerma
Según la información originada hasta el año 2020, de las 118 especies de aves que,
en la actualidad, se distribuyen en el área, cuatro se encuentran en peligro de extinción,
cinco amenazadas y cuatro sujetas a protección especial. El zanate del
Lerma (Quiscalus palustris), ave endémica de estos humedales se ha extinguido. En
situación similar están otros grupos biológicos aún presentes. De las siete especies
de anfibios una está amenazada y tres están sujetas a protección especial; de las
10 especies de reptiles tres se encuentran amenazadas, y de las 11 especies de
peces, dos se hallan críticamente amenazadas. El lirio acuático (Eichhornia crassipes),
una planta exótica invasora, ocupa más de 50% de la superficie de las ciénegas del
Lerma, lo que ha ocasionado el desplazamiento de especies endémicas y reducido el
hábitat para la biodiversidad nativa. Otra de las amenazas es la introducción de las
carpas común, dorada, espejo y barrigona, así como de la tilapia, peces exóticos que
depredan fauna acuática nativa y alteran las condiciones fisicoquímicas del agua.
No obstante el deterioro sufrido, debido a su alta riqueza biológica y a ser representativos
de los antiguos humedales del valle de México, el 27 de noviembre de 2002
se decretó a la región como Área Natural Protegida Federal con la categoría de Área
de Protección de Flora y Fauna en los municipios de Lerma, Santiago Tianguistenco,
Almoloya del Río, Atizapán, Capulhuac, San Mateo Atenco, Metepec y Texcalyacac.
También fue designada como Área de Importancia para la Conservación de las

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
21
Aves (aica) con la categoría G-1 por la presencia de la mascarita transvolcánica
(Geothlypis speciosa), ave endémica de las ciénegas del Lerma. El 2 de febrero de 2004
se designó como sitio RAMSAR Núm. 1335, formando parte de la lista de humedales
de importancia internacional, en especial como hábitat de aves acuáticas.
La zona lacustre del Valle de Toluca
en el pasado
Fauna del pleistoceno tardío
En el valle de Toluca son numerosos los hallazgos
de fauna del Pleistoceno (aproximadamente entre
126 000 a 11 700 años atrás). En terrenos que hoy
corresponden a los municipios de San Mateo Atenco,
Lerma, Temoaya y Metepec se han encontrado
restos de osamentas de mamuts, mastodontes, camélidos
y gliptodontes, entre otras especies de megafauna.
Hasta ahora ninguno de esos restos han
aparecido en asociación con el ser humano. Con una
selección de restos óseos de mamut hallados en 1994
en el barrio de San Pedro (San Mateo Atenco), entre los que destaca un par de defensas,
se da cuenta de la fauna pleistocénica que habitó la zona. Es común referirse
a las defensas como “colmillos”; en realidad son incisivos modificados evolutivamente.
Se presenta en maqueta la representación de una pequeña manada de mamuts.
Especies de aves cazadas en la zona lacustre
del Alto Lerma. Fuente: Proyecto
El modo de vida lacustre en el Valle de
Toluca, Estado de México
Restos del mamut recuperado en San
Mateo Atenco (mclvtysy). Fuente: fotografías
de Gustavo Jaimes Vences.

22 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Excavaciones del sitio arqueológico San
Luis Mextepec y vasijas representativas
del preclásico. Fuente: Archivo fotográfico
del proyecto arqueológico Valle de
Toluca.
El desarrollo cultural prehispánico
Primeras aldeas sedentarias en el valle de Toluca (ca. 1500 a.C.)
Hasta ahora no se ha encontrado evidencia material tangible de la presencia humana
en la región anterior al 1500 a.C. Alrededor de esa fecha aparecen las primeras
aldeas sedentarias; asentamientos pequeños y dispersos ubicados cerca de los
ríos en la parte baja de la planicie. Quizá los primeros habitantes provenían de la
Cuenca de México, ya que hay grandes similitudes en las características de los
objetos hechos en barro. Para la elaboración de otros utensilios empleaban materiales
orgánicos, como maguey, tule, madera, pieles, huesos, etc. Un material indispensable
en la vida diaria era la obsidiana, vidrio volcánico que llegaba al valle de
Toluca mediante intercambio. La subsistencia se basaba en la recolección de algunos
recursos naturales, en la caza, la pesca y una agricultura incipiente. Probablemente
los habitantes mantenían una relación de reciprocidad y equidad entre sí.
Crecimiento en el número de asentamientos y colonización de nuevas
zonas (ca. 800-500 a.C.)
Los asentamientos se incrementaron. Se colonizaron nuevas zonas, principalmente
en lugares con suelos fértiles y en lomas con pendientes suaves. Tal es el caso de
sitios como Metepec, Ocotitlán, San Andrés Ocotlán, San Antonio la Isla, San
Nicolás Peralta, Almoloya del Río, la Sierrita de Toluca y San Lorenzo Cuauhtenco,
entre otros. También se poblaron las áreas cercanas a los lagos y el corredor geográfico
que une la región con la Cuenca de México. Al parecer, en esta etapa no
había aún un grupo de élite o gobernante que ostentara el poder, aunque quizás
existiera un jefe o sacerdote que tenía cierta autoridad. La práctica de una agricultura
incipiente y la obtención de recursos lacustres proporcionaban el sustento para
la vida. Las relaciones con la Cuenca de México continúan; esto se evidencia en las
formas, colores y decoración de la alfarería.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
23
Reducción del número de sitios, probables movimientos poblacionales
hacia la Cuenca de México e inicio de la fundación de Teotihuacan (ca.
500-50 a.C.)
El número de asentamientos se redujo. Probablemente se debió al surgimiento de
la ciudad de Teotihuacán en la Cuenca de México, cuya construcción demandó
mano de obra proveniente de varias regiones. La transformación de Teotihuacan en
el más importante núcleo de poder del centro de México propició cambios significativos
en vastas regiones de Mesoamérica.
Consolidación del Estado teotihuacano y sus efectos en el valle de Toluca
(ca. 50 d.C.-200 d.C.)
La oleada de movimientos poblacionales hacia el valle de Teotihuacan continuó
durante varios cientos de años. En el valle de Toluca permanecieron asentamientos,
como en Ojo de Agua (San Antonio la Isla), Temoaya, Atarasquillo (Lerma) y Calixtlahuaca
(Toluca).
Valle de Toluca y su relación con el poder hegemónico de Teotihuacan,
ciudad de los dioses (ca. 200-400 d.C.)
Una vez consolidada Teotihuacan como centro de poder político, inicia el repoblamiento
del valle de Toluca. Llegaron grupos portadores de rasgos culturales de la
gran ciudad; es posible que fueran descendientes de los habitantes que abandonaron
la región del Alto Lerma cientos de años antes, quienes, quizá, nunca perdieron
nexos con las poblaciones que permanecieron en la región toluqueña.
El valle de Toluca queda bajo el dominio teotihuacano. Su influencia se percibe
en aspectos de la vida cotidiana y en prácticas rituales, como las costumbres funerarias,
la arquitectura, la cerámica y los objetos elaborados en piedra. Es probable
que el interés de la gran ciudad en este valle fértil se debiera al abastecimiento de
granos básicos, así como recursos forestales y lacustres que demandaba una población
urbana cada vez más creciente. La ubicación geográfica del valle de Toluca
permitía la circulación de bienes procedentes de regiones como el sur del Estado
de México, valle de Morelos, la tierra caliente guerrerense y el occidente de México.

24 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Desarrollo hacia la complejización social, fundación
de centros regionales e influencia teotihuacana
en el valle de Toluca (ca. 400-500 d.C.)
Son notables los movimientos poblacionales hacia el
Alto Lerma, como se aprecia en San Mateo Texcalyacac
en el sur y en la planicie aluvial del centro del
valle. Se fundaron nuevos asentamientos, mientras que
otros se transformaron en centros de control regional,
evidenciados no solo por su extensión, sino por la
edificación de construcciones públicas, como La
Campana-Tepozoco en Santa Cruz Atizapán, Ojo de
Agua en Tenango del Valle, Dorantes en Ocoyoacac,
Espíritu Santo en San Mateo Atenco y Santa Cruz Azcapotzaltongo
en Toluca. Es probable que este último
sitio haya sido un punto de control de los productos
agrícolas que se destinaban a la ciudad de Teotihuacan.
Vasijas y figurillas de estilo teotihuacano
recuperadas en el valle de Toluca
(mclvtysy). Fuente: fotografías de
Gustavo Jaimes Vences y archivo
fotográfico del proyecto arqueológico
Valle de Toluca
La diferenciación social se hizo más evidente. Las figurillas sugieren la existencia
de grupos dominantes que se distinguen del resto de la población, quizá se trataba
de gente vinculada a Teotihuacan, quienes se encargaban de administrar los
centros ceremoniales, de las festividades religiosas, del control y defensa de la región,
de la aplicación de reconocimientos o sanciones a la población y de supervisar la
obtención de recursos que necesitaba la metrópoli.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
25
Decline de Teotihuacan, sus consecuencias en el inicio del florecimiento
de la cultura lacustre en el valle de Toluca (ca. 500-650 d.C.)
El sistema político-económico teotihuacano se debilita; como consecuencia se
abandona gran parte de la ciudad; algunos pobladores se dirigieron hacia las regiones
de las que originalmente partieron y con las que es muy posible mantuvieron
vínculos sociales, culturales y políticos, como el caso del valle de Toluca. El fin del
mundo teotihuacano representa uno de los momentos más críticos en la historia
mesoamericana. Hubo un gran desplazamiento poblacional procedente del valle de
México hacia el Alto Lerma, por lo que el número de asentamientos se incrementó
a más del doble. La explotación de los recursos lacustres cobró mayor importancia;
comienza el florecimiento de las culturas lacustres en el valle de Toluca. Se intensificaron
las relaciones de intercambio a larga distancia entre el valle de Toluca y
otras regiones, como Morelos, Michoacán, el sur del Estado de México y Puebla.
Procedente de Teotihuacan llegaba la cerámica emblemática de La Ciudad de los
Dioses -Anaranjado Delgado- y la obsidiana verde de Pachuca.
Ocaso de Teotihuacan y posterior desarrollo regional del valle de Toluca:
florecimiento de la cultura lacustre y popularización de la cerámica
Coyotlatelco (ca. 650-900 d.C.)
La región toluqueña alcanzó cierta consolidación en su largo proceso hacia el esplendor
en la historia regional. El número de asentamientos se incrementó aún más;
Vasijas cerámicas diagnósticas del
Clásico procedentes del valle de Toluca
(mclvtysy). Fuente: archivo del
proyecto arqueológico Santa Cruz
Atizapán.

26 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Vasijas cerámicas diagnósticas del
Epiclásico procedentes del valle de
Toluca (mclvtysy). Fuente: archivo del
proyecto arqueológico Santa Cruz
Atizapán.
ocuparon la mayor parte del valle de Toluca, incluidas las cimas de cerros y las laderas
medias. Con el crecimiento demográfico, la tendencia a la diferenciación
entre los asentamientos se fue acentuando. Sitios ubicados en lugares estratégicos
como Santa Cruz Atizapán, Teotenango, Joquicingo, Techuchulco, Lerma y Temoaya
fueron adquiriendo mayor fuerza. Esta etapa se caracteriza arqueológicamente por
la presencia de una cerámica muy particular, conocida como “coyotlatelco”. Se
distingue por el color cremoso de sus vasijas frecuentemente decoradas con motivos
en rojo. Las formas comprenden vajillas para transportar bienes, preparar y servir
alimentos y para prácticas rituales. Los habitantes alcanzaron una convivencia óptima
con su entorno lacustre. La ubicación estratégica de sitios como San Mateo
Atenco, Santa Cruz Atizapán y San Antonio la Isla, favoreció que las ocupaciones
que iniciaron hace alrededor de 1600 años continuaran en fechas posteriores.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
27
Fundación del señorío Matlatzinca y consolidación de los grupos
étnico-lingüísticos (matlatzinca, otomí y mazahua) en el valle de
Toluca (ca. 1000-1200 d.C.)
Se inicia la configuración y fortalecimiento de los señoríos matlatzincas. La diferencia
en los materiales cerámicos sugiere que los grupos étnicos-lingüísticos
matlatzinca, otomí y zazahua se estaban separando de la base otomiana. Se desarrollaron
centros como Calixtlahuaca, Teotenango, Techuchulco, Metepec y Santa
Cruz Atizapán (La Campana-Tepozoco), entre otros. El norte estaba ocupado por
grupos mazahuas, cuyo foco principal se ubicaba en la parte centro-occidental del
valle de Ixtlahuaca-Atlacomulco; los otomíes se extendieron hacia la zona serrana
del norte y oriente, así como en la planicie central de la cuenca del Alto Lerma. Los
otomíes y mazahuas continuaron habitando, de manera dispersa, las mismas zonas
desde hace aproximadamente 1000 años.
Dominio geopolítico del señorío matlatzinca y
características culturales (ca. 1250-1325 d.C.)
Es probable que el grupo que se había asentado en la
zona más fértil del valle fuese el matlatzinca, el cual,
con el paso del tiempo, se transformó en el señorío que
dominó el valle de Toluca. Su poderío geopolítico se
extendió fuera del propio valle y abarcó un amplio
territorio, desde partes de Michoacán al occidente
hasta porciones de la tierra caliente del sur del actual
Estado de México.
Algunos centros matlatzincas como Calixtlahuaca
y Teotenango se consideran centros urbanos complejos.
Otros, como Techuchulco, Santa Cruz Atizapan
(La Campana-Tepozoco), Santa María del Monte y
Toluca (cerro Toloche), fueron centros regionales que
controlaban la circulación de bienes al interior y exterior
de la región.
La cerámica matlatzinca se identifica por rasgos
tales como soportes alargados, cántaros y cajetes
pintados en rojo con motivos principalmente de líneas.
Aparecen otras formas como molcajetes y vasijas

28 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Fragmentos de piezas correspondientes
al Posclásico tardío (mclvtysy).
Fuente: fotografía de Gustavo Jaimes
Vences.
pintadas en varios colores. Cabe destacar la ausencia de comales y figurillas de
barro frecuentes en tiempos anteriores.
Los centros principales del señorío Matlatzinca destacan por la presencia de
arquitectura monumental, esculturas, vasijas y ornamentos líticos propios de una
sociedad compleja, estratificada y bien estructurada, con especialistas de tiempo
completo: gobernantes, sacerdotes, artesanos, comerciantes, campesinos, etc.
Las prácticas funerarias son muy variadas, al igual que en tiempos anteriores
se acostumbraba a incinerar a los muertos, o bien, enterrarlos de manera directa
con o sin ofrendas. Se realizaban ceremonias, rituales y festividades de diversa índole,
en las que se empleaban instrumentos musicales, danzas y teatralidades.
Conquista del valle de Toluca por Triple Alianza (ca. 1474-1476 d.C.)
La conquista de la región por Triple Alianza, integrada por Tenochtitlan, Texcoco y
Tlacopan (Tacuba), bajo el reinado del Axayácatl, propició cambios significativos en
el patrón de asentamiento regional. El número de sitios se incrementó de manera
considerable, por lo que cubrió, por primera vez, todo el valle de Toluca. Hacia el
norte y noroeste, los pequeños asentamientos rurales también se multiplicaron.
La conquista de centros de poder político de la categoría de Toluca y Teotenango
tuvo como antecedente una serie de conflictos con el señorío de Tenancingo, de quien
se dice era aliado de los mexicas. La confrontación entre el señor de Toluca y el hijo
del señor de Tenancingo propicia la guerra en la que prevaleció Tenochtitlan.
Popularización de la cultura azteca en el valle de Toluca y nuevo estilo
cerámico matlatzinco-azteco (ca. 1500 d.C.)
Aparecen los materiales cerámicos que están finamente decorados con líneas de
color negro sobre el fondo naranja. Otras cerámicas son la conocida como “Negra
sobre fondo rojo” y la pintada con varios colores. En esta etapa tardía, la cerámica

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
29
matlatzinca se distingue por las vasijas pintadas en blanco y negro sobre un fondo
rojo.
La metrópoli mexica impuso tributos que se describen en la “Matrícula de
tributos”. El señorío de Toluca entregaba productos agrícolas —por su fertilidad, al
valle se le llegó a conocer como “el granero del Altiplano Central de México”—,
entre otros, enviaba maíz, frijol, huautli y mantas de ixtle, además de objetos que
se importaban de regiones ajenas al valle de Toluca,
pues dichos artículos no se producían en la zona tales
como los trajes guerreros, escudos de plumas preciosas,
algodón y chía. También aportaba mano de obra para
trabajar las tierras del tlatoani y de los nobles residentes
en las poblaciones del valle toluqueño.
Principales actividades económicas tradicionales
en la zona lacustre del Valle de
Toluca
Caza, pesca y recolección
Mediante fotografías, maquetas, ilustraciones y objetos
originales se da cuenta de estas tres actividades fundamentales
que, junto con la agricultura, proveyeron una base alimenticia variada
y altamente nutritiva, que brindó a los habitantes de las ciénagas del Alto Lerma
una buena calidad de vida.
Caza
La cacería formó parte fundamental de las actividades de subsistencia para los
habitantes del valle de Toluca. Los objetos recuperados en los contextos arqueológicos,
tales como las puntas de flecha, y otros elementos que sugieren el uso de
cerbatanas y honda, aunados a los restos óseos de aves, loberros (cruza entre perro
y lobo), mapaches, venados y ranas, entre otros, nos hablan de la importancia de
esta actividad hacia 450-500 d.C., aunque seguramente ya se practicaba entre los
primeros aldeanos hace más de 3000 años.
En el antiguo asentamiento de Espíritu Santo (San Mateo Atenco) se han
recuperado puntas de flechas de obsidiana y de sílex o pedernal, así como esferas
de barro usadas con la honda y, probablemente, las de menor tamaño, como proyectiles
para cerbatana.
Conquista del Valle de Toluca por
parte de los mexicas. Códice Mendocino
(foja 10r y 10v). Fuente: tomado
de (consulta:
06/08/2023).

30 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Técnicas de caza empleadas en la zona lacustre
del Alto Lerma. Fuente: Códice Florentino
(Sahagún, 1956) y archivo
fotográfico de Yoko Sugiura Yamamoto.
Aunque no se han identificado en los contextos arqueológicos, los datos del
pasado reciente, así como los documentos históricos, sugieren que debieron existir
garrochas de madera con puntas de hueso o de obsidiana para fisgar distintos tipos
de animales, tanto acuáticos como terrestres.
La caza, ya sea de especies lacustres o de bosque, continuó hasta hace algunas
décadas. Entre otras técnicas se usaba el chinhuastle (trampa elaborada con un
hilo de nudo corredizo) y la liga (sustancia pegajosa obtenida de ciertos tubérculos
o camotes), ambas técnicas son de probable origen prehispánico. Con la llegada
de los europeos las técnicas cambiaron sustancialmente al introducirse los artefactos
de hierro y las armas de fuego. En la llamada “armada” se utilizaban cañones
de fabricación doméstica para cazar enormes cantidades de aves migratorias.
La importancia de la caza ha disminuido notablemente, aunque aún se practica,
principalmente con especies de aves, ya sean sedentarias o migratorias. Se
emplean armas de fuego o el chinchorro (red de varios metros de largo que se
soporta mediante postes para atrapar aves en vuelo). En la actualidad se requiere
permiso de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap)
para realizar esta actividad.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
31
Pesca
Para pescar se emplean canoas
(también usadas en la recolección),
garrochas, fisgas y redes. Las redes
llamadas matla, se tejían con hilos
de ixtle o de alguna otra fibra vegetal;
eran atadas a un aro de madera
con mango. El hallazgo de pequeños
discos de cerámica sugiere su uso
como flotadores para otros tipos
de red, mientras que los artefactos
periformes, también hechos de
barro, se usaron como
pesas.
Recolección
Realizada durante distintos
meses del año, la recolección
también fue
fundamental para mantener
una buena calidad
de vida, la cual incluye no
solo los recursos acuáticos,
sino también de bosques y planicies. En el caso
del medio lacustre del Lerma, hasta hace tres décadas,
se recolectaba una gran diversidad de plantas para
alimento, para uso medicinal o para la elaboración de
diversos objetos, tales como: jara, apaclol, raíz tierna
de tule ancho y de redondo, patoquelite, papa de agua,
cabeza de negro, berro macho, berro de palma, amamalocote
o berro redondo, entre muchos otros.
No todas las plantas recolectadas en tiempos recientes
se encuentran en contextos arqueológicos de la
región. En sitios como Santa Cruz Atizapán, San Mateo Atenco o en San Antonio
la Isla, se han identificado restos carbonizados que incluyen plantas acuáticas y
terrestres, tales como maíz, amaranto, chenopodio, jaltomate, tomatillo y datura de
hace alrededor de 1500 años.
Técnicas de pesca tradicionales
(mclvtysy). Fuente: recreaciones
hechas por Fernando Botas, archivo
personal de Yoko Sugiura Yamamoto.
Jaras recolectadas en la zona lacustre
del Alto Lerma. Fuente:
archivo fotográfico personal de
Yoko Sugiura Yamamoto.

32 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
La artesanía del tule
Artesanías elaboradas con tule
(mclvtysy). Fuente: fotografía de
Gustavo Jaimes Vences.
Entre las ramas artesanales de origen prehispánico que se desarrollan en la cuenca
del Alto Lerma quizá la que más se relaciona con la vida lacustre es la que emplea
el tule como materia prima.
Con el tule redondo (Schoenoplectus acutus) se tejen, entre otros objetos: petates,
aventadores, bolsas, sombreros y asientos de sillas, así como diversos juguetes y figuras
ornamentales, entre ellos los “carranclanes”, figuras de revolucionarios, a veces
de tamaño natural. Asimismo, se elaboran ornamentos religiosos para los templos.
El tule ancho (Typha latifolia) es menos utilizado; la flor se usa para ornato,
como medicamento y como desgrasante en la elaboración de cerámica, mientras
que las hojas se emplean para la artesanía, para tejer o hacer ciertos muebles, tales
como sillones (también llamados equipales). Tanto el corte del tule (realizado con
hoz), como el atado, el transporte, la preparación del material, el tejido y la elaboración
de objetos, se llevan a cabo por especialistas.

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
33
Diversidad biológica de las ciénegas del Lerma
Flora del Alto Lerma
La cuenca alta de Lerma posee 11.8% de especies de plantas acuáticas de México
(277 especies); tan solo en el área que cubren las ciénegas es posible encontrar más
de la tercera parte de la flora registrada para toda la cuenca.
El área inundable y su vegetación
natural continúan reduciéndose,
no obstante, la riqueza
botánica de los humedales aún
conserva más de 120 especies de
angiospermas (plantas con flores),
lo cual representa 75% de la flora
de la cuenca; entre ellas, 10 especies
son endémicas de México, tres
están amenazadas o están sujetas
a protección especial, entre ocho y
10 son raras, una ya está extinta; de
cuatro a cinco son introducidas,
ocho o 10 son maleza y más de 40
aún tienen importancia etnobotánica.
La papa de agua (Sagittaria
macrophylla), la estrella de agua
(Nymphaea gracilis) y la lenteja de
agua (Lemna trisulca L.) son plantas
acuáticas incluidas en la Norma
Oficial Mexicana-059- ECOL-
2001 como amenazadas o sujetas
a protección especial. La expansión de áreas agrícolas y urbanas ha desplazado a
las áreas inundables, lo que ha causado efectos negativos sobre la diversidad botánica
de las ciénegas de Lerma.
Muestrario botánico de la zona
lacustre del Alto Lerma (mclvtysy).
Fuente: fotografía de
Gustavo Jaimes Vences
Las aves migratorias
Las ciénegas del Alto Lerma representan un sitio de tránsito, descanso y recarga de
energía para cientos de aves provenientes de Alaska, Canadá y Estados Unidos en
su viaje a destinos al sur del continente, por lo que durante el otoño e invierno se

34 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Patos que llegaban a la zona lacustre
del Alto Lerma durante la época
invernal (mclvtysy). Fuente: fotografía
de Gustavo Jaimes Vences.
aprecia una alta dinámica en la composición y abundancia de especies. Para otras
aves migratorias, las ciénegas son el destino para pasar el invierno, áreas donde
completarán alguna fase de su ciclo biológico.
La población invernal de patos y cercetas migratorios en los humedales del
valle de Toluca tuvo una tendencia descendente progresiva, disminuyó de 89% a
91% entre la década de 1950 y el inicio del siglo xxi.
Los peces
La ciénega de Chimaliapan, entorno lacustre de San Mateo Atenco, ha contado con
peces que se asumen son nativos. No obstante, algunas especies han perdido su
importancia ecológica y otras se encuentran en un crítico estado de conservación.
Tal es el caso del juil o pupo de Lerma (Algancea barbata) que está críticamente
amenazado de extinción (en 20 años no se ha registrado). En Chimaliapan está
extirpado.
El charal de Santiago o charal de Toluca (Chirostoma riojai), endémico del valle
de Toluca, también está críticamente amenazado de extinción. Su distribución ha
disminuido de manera drástica y se ha restringido a una localidad. En Chimaliapan
está extirpado.
El salmiche (Azteculla salei), endémico del Alto y parte del Medio Lerma,
tiene poblaciones aisladas y sus hábitats muy deteriorados. Aún se encuentra en
Chimaliapan.
La támbula o pez amarillo (Girardinichthys multiradiatus) es una especie amenazada
de extinción. Es endémica del Alto y parte del Medio Lerma, con hábitats
muy deteriorados y poblaciones aisladas. Aún está presente en Chimaliapan (también
se encuentra en las lagunas de Zempoala).
En la región existen peces introducidos con fines acuaculturales o por accidente,
que no obstante su actual importancia económica, han sido un factor de desplazamiento
de las especies acuáticas nativas. Entre ellas, además de algunas
especies de carpa están el tiro (Goodea atripinnis) y el pescado blanco o charal
(Chirostoma humboltianum).

Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
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Segunda sección: San Mateo Atenco
en la época prehispánica
San Mateo Atenco, población que comparte con otras localidades ribereñas un
devenir histórico y problemáticas similares, ha jugado un papel relevante en la región
por ubicarse en un punto estratégico respecto de las tres zonas de humedales. Hace
cerca de 2800 años aparecieron las primeras
aldeas sedentarias en su territorio. Seguramente,
estos primeros pobladores llegaron procedentes
de la Cuenca de México atraídos por la riqueza de
recursos naturales disponibles. La vida cotidiana
de aquellos atenquenses era sencilla. La agricultura
era incipiente, complementada con los recursos
procedentes de la planicie, de la zona
ribereña y lacustre. El pensamiento mágico religioso
formaba parte importante de la vida; evidencia
de esto es una figurilla femenina de barro
hallada en el paraje Espíritu Santo que parece
aludir a cultos de fertilidad.
La vida de estos grupos continuó sin cambios
radicales durante cientos de años hasta que un
episodio de cambio climático que ocurrió hace,
aproximadamente, 2000 años, caracterizado por
el aumento en los niveles de agua de la región
provocó que la ocupación humana cercana a la
orilla del río Lerma y la zona lacustre, como la del
paraje Espíritu Santo, se moviera a terrenos más
elevados, posiblemente cerca de los actuales
“barrios de arriba”.
Fragmentos de figurillas correspondientes
al periodo preclásico (mclvtysy).
Fuente: fotografías de
Gustavo Jaimes Vences.

36 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Repoblamiento de Espíritu Santo y su relación
con Teotihuacan (450-650 d.C.)
Hace cerca de 1500 años ocurrió otro cambio climático; el tiempo se
tornó más frío y seco, lo que provocó el descenso del nivel de agua, evento
que propició el repoblamiento de Espíritu Santo; quizá esos pobladores
fueron los descendientes de la gente que emigró a Teotihuacan siglos atrás.
Así comenzó una estrecha relación con el estado más fuerte de Mesoamérica.
Se puede decir que Espíritu Santo formaba parte del gran sistema
político y religioso de Teotihuacán.
San Mateo Atenco, en específico Espíritu Santo, adquiere importancia
dentro del valle de Toluca como un lugar estratégico en la red de intercambio
de bienes que necesitaba Teotihuacan. Con el paso del tiempo y
con la influencia o injerencia teotihuacana, la diferenciación en la jerarquía
social se hizo cada vez más evidente.
Al igual que en otros asentamientos del valle de Toluca, en San Mateo
Atenco el legado cultural de Teotihuacan prevaleció aún después del ocaso
de la gran ciudad. Esto es notorio en la cerámica, tanto de uso cotidiano
como de carácter ritual o festivo. No obstante que el valle de Toluca aún
pertenecía a la órbita teotihuacana, aparecen pequeñas modificaciones en
la cerámica, sobre todo en la decoración, que denota un sentido de identidad
o pertenencia a esta región mexiquense.
La genética y los restos óseos de los antiguos atenquenses
Vasijas cerámicas recuperadas en el sitio
arqueológico “Espíritu Santo”, de San
Mateo Atenco (mclvtysy). Fotografía:
Gustavo Jaimes Vences.
Se puede decir que los antiguos atenquenses pertenecían al grupo otomiano
que, en tiempos posteriores, se diversificó en tres grupos étnicolingüísticos:
el otomí, el matlatzinca y el mazahua. Los estudios de los
restos óseos indican que los antiguos habitantes del Espíritu Santo gozaban,
en términos generales, de un buen nivel alimenticio; consumían una
gran diversidad de recursos de origen vegetal y de fauna herbívora que
obtenían del entorno, tanto lacustre, como del bosque y la planicie. La
presencia de desgastes óseos, asociados a actividades como cargar bultos
pesados, tejer tule, moler nixtamal o remar canoa, son testigos silenciosos
de la vida cotidiana de estas personas.

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Costumbres funerarias de los antiguos atenquenses
Aparentemente los antiguos atenquenses envolvían a sus muertos con petates en
posición flexionada. Los rituales, quizá eran acompañados de música, flores y copal.
Se enterraba en el piso de la casa donde habitó el difunto. Con frecuencia, junto al
cuerpo se colocaban, a manera de ofrenda, vasijas de cerámica, algunas de las
cuales contenían alimentos.
Los infantes que morían antes o poco después del nacimiento se depositaban,
a menudo, entre dos cajetes, uno sobre el otro, posiblemente emulando el vientre
materno. También se acompañaban con objetos como cuentas de piedra verde,
figurillas, navajillas o puntas de proyectil, que pueden considerarse como indicio de
la identidad y ocupación de la persona. El entierro de una mujer joven depositada
en posición extendida (manera inusual en San Mateo Atenco) y acompañada de
ofrendas, es posible que indique que se trataba de alguien oriundo de otra región
o que pertenecía a otro grupo étnico. Otro entierro femenino, con ofrenda de cerámica
con rasgos teotihuacanos, probablemente tuvo un papel destacado en el
grupo asentado en la zona lacustre. Estos hallazgos funerarios están representados
en el museo mediante maquetas.
Variante de enterramiento de los
antiguos atenquenses recuperados
del sitio arqueológico “El Espíritu
Santo”, San Mateo Atenco. Fuente:
archivo del proyecto arqueológico
La cerámica coyotlatelco en
el Valle de Toluca y la Cuenca de
México: análisis desde una perspectiva
integral.

38 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
Maquetas con representación de las
prácticas funerarias de los antiguos
atenquenses (mclvtysy). Fuente: fotografías
de Gustavo Jaimes Vences.
Creencias y pensamiento mágico-religioso
La influencia del estado teotihuacano, el más poderoso de Mesoamérica, se evidencia
en el mundo simbólico que forma parte importante en la vida cotidiana.
Algunas figurillas de barro localizadas en San Mateo
Atenco representan o aluden a la deidad de la lluvia,
Tláloc; asimismo, hay decoraciones de braseros que
presentan motivos de conchas, caracoles y símbolos
Vitrina con representación de las
deidades de la lluvia y el Dios mofletudo,
correspondientes al periodo
Clásico (mclvtysy). Fuente: fotografías
de Gustavo Jaimes Vences.

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relacionados con el ámbito acuático. Había un culto al dios
viejo o “huehuetéotl”, cuya efigie aparece en figurillas, y sus
atributos en decoraciones de braseros. Aunado a lo anterior, es
importante mencionar la presencia de instrumentos musicales
para uso ritual y ceremonial.
Vida cotidiana
La sociedad atenquense de ese entonces se sustentaba, fundamentalmente,
en la agricultura. Entre los principales productos
se encontraban el maíz, el frijol, la calabaza, el amaranto y el
chile. Al igual que en otras poblaciones
ubicadas alrededor de las
ciénegas del Alto Lerma, el aprovechamiento
de recursos lacustres
animales o vegetales, obtenidos
mediante la recolección, la pesca o
la caza, también formaban parte del
sustento cotidiano.
Artefactos
Antes de la conquista española, al
igual que entre otros pueblos mesoamericanos,
el uso de artefactos
Instrumentos elaborados con rocas
para satisfacer diversas tareas de la
vida cotidiana (mclvtysy). Fuente:
fotografías de Gustavo Jaimes Vence

40 Guía del Centro de documentación de las culturas lacustres del Alto Lerma
líticos era indispensable en la vida cotidiana de la gente atenquense. Con rocas de
diversos orígenes, como la obsidiana, el sílex, el basalto o la andesita, se elaboraba
una gran variedad de artefactos, ya sean tallados (navajas, puntas de proyectil,
raspadores o cuchillos) o pulidos (molcajetes y metates con sus respectivas manos).
Casa-habitación de la gente de Espíritu Santo en
la época prehispánica
Al igual que las casas habitaciones de la zona lacustre
(dado que es una suposición basada en los datos procedentes
del sitio arqueológico de Santa Cruz Atizapán),
los antiguos atenquenses tenían un apisonado de tierra
sobre una capa-base de gravillas en sus casas. No tenían
ventana y eran de tamaño reducido con una extensión
aproximada de 4 por 5 metros. La pared era de bajareque,
hecha de ramas delgadas recubiertas con lodo o de tule
amarrado con madera. En las esquinas había postes.
Como techumbre se usaba zacatón del monte, tejamanil
o tule ancho. Seguramente usaban petates de tule redondo
como camas, además de otros textiles (como los
tejidos de fibras de maguey) o pieles. Para aminorar el
frío y la alta humedad, tanto al interior de los espacios
techados como fuera de ellos, se colocaba un número
considerable de ollas y cazuelas ya fragmentadas en las
que se conservaban brasas.
Intercambio con otras regiones fuera del valle
de Toluca
Materiales típicos identificados en las antiguas
casas de la zona lacustre del Alto Lerma.
Fuente: archivo fotográfico del proyecto arqueológico
La cerámica coyotlatelco en la
Cuenca de México y el Valle de Toluca:
análisis desde una perspectiva integral.
La amplia red de intercambio que estableció Teotihuacan
en toda Mesoamérica permitió que el valle de Toluca en
general y San Mateo Atenco en
particular, tuvieron acceso a bienes
como cerámicas, obsidianas, pizarras
y piedras verdes procedentes
de distintos lugares, como Puebla,
Hidalgo, Oaxaca, Morelos, Michoacán
y sur del Estado de México,

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entre otros. De la Sierra de Pachuca se obtenía obsidiana
verde, así como gris del yacimiento de Otumba,
ambos controlados por el gran sistema económico
teotihuacano. Al mismo tiempo, comenzó a ingresar
por el río Lerma la obsidiana procedente del yacimiento
de Ucareo-Zinapécuaro, Michoacán.
San Mateo Atenco después del ocaso
de Teotihuacan (650-900 d.C.)
Hace aproximadamente 1400 años, a raíz del desplome de la otrora gran ciudad
de Teotihuacan, el valle de Toluca recibe una intensa oleada poblacional. A San
Mateo Atenco llegó gente proveniente, tanto de Teotihuacan como de otros lugares
del valle de México. Este fenómeno provocó cambios importantes en la demografía
y la política. Hace entre 1400 y 1000 años se dio el primer paso hacia la
consolidación de los centros rectores del valle de Toluca, entre ellos, el de San
Mateo Atenco. Este periodo se denomina Epiclásico y está caracterizado por la
cerámica Coyotlatelco. La vida cotidiana siguió sin cambios radicales tras el ocaso
de Teotihuacan. Aunque la agricultura ocupaba la
parte central de la economía, la convivencia con los
humedales mediante la caza, la pesca y la recolección,
así como las actividades artesanales con tule, continuaron
con mucha intensidad, lo que propició el
florecimiento de la cultura lacustre.
Objetos de obsidiana y pizarra recuperados en el sitio
arqueológico de San Mateo Atenco (mclvtysy). Fuente:
fotografías de Gustavo Jaimes Vences
El intercambio de mercancías
La inestabilidad política provocada por la caída de
Teotihuacan causó la disminución del intercambio a
larga distancia. Entre los bienes que aún llegaban a San
Mateo Atenco destacan las ollas procedentes de la
zona de Ixtapan de la Sal (que se reconocen por
presentar una gruesa capa de pintura color naranja)
y se intensifica la importación de la obsidiana procedente
del yacimiento de Ucareo-Zinapécuaro, Michoacán.
A diferencia del intercambio con regiones fuera del valle de Toluca, al
interior de la región se amplían las redes comerciales; tal como se reconoce en la
producción y distribución de las vasijas cerámicas del tipo Coyotlatelco.
Vasijas de cerámica del grupo coyotlatelco y engobe
naranja grueso, así como instrumentos de
obsidiana y pizarra, materiales de intercambio.
Fuente: archivo del proyecto arqueológico Valle de
Toluca y fotografía de Gustavo Jaimes Vences.

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Vida espiritual
En objetos de uso ceremonial, como los braseros, se observa la herencia
del pensamiento religioso teotihuacano. En sus decoraciones se
alude al mundo acuático y a las deidades del agua;
asimismo, aparecen representaciones con motivos
relativos al fuego. El uso de sahumadores con mango
atestigua cambios en las maneras de llevar a
cabos los ritos. La presencia de estos instrumentos
litúrgicos parece indicar que los actos rituales y
ceremoniales incluían procesiones.
Abandono Espíritu Santo
La ocupación prehispánica del paraje Espíritu Santo
llegó a su fin hace, aproximadamente, 1000 años,
debido, sobre todo, a otro cambio climático que
generó una mayor precipitación pluvial, lo que provocó
el aumento de los niveles de agua del río
Lerma y la ciénega de Chimaliapan. Esto motivó a
las personas que vivían en este sector a buscar terrenos
fuera del riesgo de las inundaciones. Así
volvieron a ocupar lugares más altos, tales como los
“barrios de arriba”, donde aún hoy día, se encuentra
un montículo que se considera un antiguo basamento
piramidal de esa época.
Objetos de uso ritual recuperados en el sitio
arqueológico de San Mateo Atenco (mclvtysy).
Fuente: fotografías de Gustavo Jaimes
Vences.
Consolidación del grupo étnico-lingüístico
matlazinca y su repercusión en San
Mateo Atenco (1000 d.C.)
La separación del tronco otomiano, hace cerca de
1000 años, propició las lenguas matlatzinca, otomí
y mazahua. Los hablantes del matlatzinca dominaron
la región. Arqueológicamente, su presencia se
refleja, sobre todo, en las vasijas conocidas como cerámica “matlazinca”, frecuentemente
pintada en rojo con motivos de líneas paralelas o cruzadas.

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Los antiguos atenquenses seguían
aprovechando tanto animales
como vegetales en la zona cenagosa
y ribereña. Se seguían utilizando
artefactos líticos elaborados con
obsidiana, sílex y rocas volcánicas
locales como basalto y andesita.
Continuó la elaboración de cerámica
con formas ya conocidas desde
tiempos anteriores, aunque aparecen
otras, como molcajetes, cántaros y
malacates para hilar. Un aspecto que
entonces se consolidó y que dio
renombre al San Mateo Atenco
prehispánico en siglos posteriores,
fue la gran producción agrícola.
La conquista mexica
La presencia y conquista del valle
de Toluca por parte de los mexicas
hace, aproximadamente, 500 años,
tuvo un impacto importante en la
vida de los antiguos habitantes de San Mateo Atenco. En la cerámica conocida
como “matlatzinco-tardío”, aparecen cambios tanto de formas como de colores y
motivos decorativos que se distinguen por pigmento de color blanco y negro sobre
fondo rojo lustroso o negro sobre rojo. Se popularizan materiales introducidos, como
las vasijas decoradas con motivos negros sobre fondo naranja y los comales.
En Atenco se cultivaban las tierras “imperiales” y se resguardaban los almacenes
de grano que consumían los señores de México-Tenochtitlán, todo bajo la
vigilancia de guardias y funcionarios del gobierno mexica. Se sabe que había
cuando menos cuatro grandes parcelas imperiales y cinco trojes o almacenes de
granos por cada una; es decir, en Atenco habría 20 trojes o sincolotes donde se
guardaban los granos cosechados por los mexicas. Es muy probable que algunas
de estas parcelas se encontraran sobre campos (huertos) elevados cercanos a las
lagunas, pues en la documentación colonial se habla de la existencia de “camellones”
a manera de chinampas.
Lámina del Códice Mendocino donde se
narra la conquista mexica de la zona lacustre
del Alto Lerma, incluido San Mateo
Atenco (Quauhponoayan). Fuente: Códice
Mendocino, f. 10r; tomado de: (consulta:
06/08/2023).

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San Mateo Atenco a inicios del virreinato y su relación
con Hernán Cortés
Vitrina con maquetas elaboradas a partir
de los mapas resguardados en el Archivo
General de la Nación; mapa de Almoloya
y Tlachichilpa, 1578. Fuente: agn, clasificación
1957F.
San Mateo Atenco tuvo una relación personal y estrecha
con el conquistador Hernán Cortés desde 1522 y
hasta su muerte en 1547. Incluso esa relación continuó
con los herederos del marqués del Valle hasta, por lo
menos, 1575, cuando por un fallo judicial Atenco logró
su separación política del Marquesado y la expulsión
de una estancia de ganado menor de su territorio.
En 1522, Hernán Cortés ordenó a los habitantes de
Atenco que a las orillas de la ciénaga se fundara una
crianza de cerdos, la cual estaría a cargo de Juan Serrano,
su porquero de confianza. Los cerdos serían
alimentados con el maíz almacenado en las trojes que
Moctezuma tenía en ese lugar. Poco después les envió
ganado ovejuno desde Cuernavaca para que también
lo criaran, así como ganado vacuno, todo ello con bastante
éxito, lo que convirtió a Atenco en un centro
criador de ganado que el conquistador empleó para
distribuirlo a otras partes de la Nueva España, tan lejanos
como Tehuantepec.
Durante la segunda mitad del siglo xvi, muchos
españoles establecieron estancias ganaderas cercanas
a las ciénagas o lagunas del río Grande o Chignahuapan
(hoy Lerma). Fue tanto el ganado que se reprodujo que
dañaba los cultivos de
maíz. Las continuas quejas
de los habitantes hicieron
que el virrey Luis
de Velasco ordenara la
construcción de un gran
cercado de adobe en
ambas márgenes del río,
para que los animales
pastaran en libertad entre

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el río y el cercado. Así, los campos de cultivos de los pueblos quedarían a salvo del
ganado de los españoles.
Los habitantes de Atenco iniciaron un juicio contra el marqués del Valle (Hernán
Cortés y sus sucesores) porque desde 1543 la estancia de ganado fue dada
en arrendamiento, y su nuevo poseedor cometió
varios atropellos y maltratos a los vecinos. Aunque
se hizo justicia, los daños ocasionados por el ganado
siguieron siendo una molestia continua. Fue
así como, en 1575, la Real Audiencia de México
falló a favor de los habitantes de Atenco en dos
puntos: 1) a partir de entonces el poblado quedaba
fuera de la jurisdicción del Marquesado para
formar parte de la jurisdicción realenga, es decir,
dependería directamente del Rey de España, y 2)
la estancia ganadera del marqués del Valle fue
expulsada de su territorio de manera definitiva.
Mapa de Ixtlahuaca, 1548. Fuente:
agn, clasificación 1705F.
Importancia de las actividades agrícolas
en San Mateo Atenco
Desde hace milenios hasta la actualidad, la región
del Valle de Toluca en general y San Mateo Atenco
en particular, se ha caracterizado por la alta productividad
agrícola, sobre todo en la producción de maíz. Dicha actividad ha ido
evolucionando a lo largo del tiempo, pero los instrumentos tradicionales todavía
siguen en uso en San Mateo Atenco.
Objetos de uso tradicional empleados en
la producción agrícola de San Mateo
Atenco (mclvtysy). Fuente: fotografía de
Gustavo Jaimes Vences.

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La presente guía fue impresa con el financiamiento otorgado por el
Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología mediante el Fondo para
la Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico del Estado de
México al proyecto Centro de documentación de las culturas lacustres del
Alto Lerma, clave FICDTEM-2022-06.
Esta obra no fue sometida a un proceso de dictaminación académica
bajo el principio de doble ciego.
Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología
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