Rúa Salón 11
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INTERIORISMO
AL RITMO
DE LA LUNA
La luna es el único satelite natural de la tierra.
Se encuentra en relación síncrona con
nuestro mundo, siempre mostrando la misma
cara hacia el planeta, eso y otros factores
como su mágica luz la han hecho en un
polo de admiración para el hombre durante
milenios, Su prominencia en el cielo y su
ciclo regular de fases han hecho de la Luna
un objeto con importante influencia cultural desde la antigüedad,
tanto en el lenguaje como en el calendario, el arte
o la mitología y ¿cómo no? la arquitectura.
Su etimología, de origen latín, explica mucho, luna significa
“la que ilumina” y eso sin duda es fuente de inspiración.
Ya volviendo a nuestros días son muchos los que ven en
la luna una energía especial y única. Una de esas iluminadas
es Monserrat Buale, la arquitecta detrás de Moon
Design, un estudio de interiorismo que destaca en Santiago
de Chile y se ha ido abriendo paso en otras regiones
gracias a su diseño contemporaneo con fuerte influencia
de iluminación.
Monserrat siempre quiso ser arquitecta, desde pequeña
estuvo metida en ese mundo por su padre, quien hacía
construcciones de de tiendas, centros comerciales, hoteles,
entre otros negocios. Pero también había
algo en su interior que la llamaba.
“Hay una pasión súper interna, mía, con respecto
a la estética, a la búsqueda de la belleza, con
disfrutar de las cosas bonitas y siempre he admirado
mucho lo que el hombre es capaz de hacer
a través de la arquitectura”, señala la interiorista
a Rúa Salón, haciendo, sin querer, otro guiño a la
blanca bola que ilumina las noches y cómo ha inspirado
a los arquitectos del pasado.
Tras completar su carrera de manera destacada
comenzó realizando arquitectura residencial durante
muchos años, hasta que al empezar a involucrarse
en en el diseño de la parte interior de
esas construcciones que planificaba conoció un
nuevo amor.
“Los últimos años que hice casas me empecé a
meter a desarrollar la parte interior, es decir, las
cocinas, los baños, los espacios comunes y me
empezó a gustar mucho eso de entrar en el detalle
más chico, que no tiene nada de chico finalmente,
porque es una pega bastante intensa, pero es a
una escala menor a trabajar una casa, los tiempos
de trabajo y de procesos son distintos, los tiempos
creativos son distintos, me enamoré de eso y
comencé a adentrarme en el mundo del interiorismo”
, comenta Monse.
“La experiencia de hacer casas fue preciosa,
aprendí mucho sobre proporciones, sobre materiales,
me encantan las casas, yo amo la arquitectura,
pero ya metiéndome en el mundo del interiorismo
empecé a descubrir que había un espacio
donde yo podía trabajar, donde yo podía aportar
que me enriquecía bastante, donde trabajas más
al detalle, cómo se diseñaban los muebles, como
era la materialidad, como eran los colores, los
revestimientos, etc. Eso es fascinante”, recuerda
y explica.