You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Quería verte.
Vislumbré una fugaz expresión de sorpresa antes de que su rostro volviera a
cerrarse.
—Hay dos tronos en esa tarima. Puedes verme siempre que quieras.
—¿Me estás ofreciendo la corona? ¿Después de tratar de matarte?
Él se encogió de hombros.
—Yo tal vez hubiera hecho lo mismo.
—Lo dudo.
—No para salvar a esa pandilla de traidores y fanáticos, no. Pero comprendo el
deseo de permanecer en libertad.
—Y aun así, trataste de convertirme en tu esclava.
—Busqué los amplificadores de Morozova para ti, Alina, para que pudiéramos
reinar como iguales.
—Intentaste arrebatarme mi poder.
—Después de que huyeras de mí. Después de que escogieras… —Se detuvo y
volvió a encogerse de hombros—. Con el tiempo, hubiéramos reinado como iguales.
Sentí aquella atracción, el anhelo de una chica asustada. Incluso entonces,
después de todo lo que el Oscuro había hecho, quería creerle, encontrar alguna forma
de perdonarlo. Quería que Nikolai estuviera vivo. Quería confiar en los otros Grisha.
Quería creer lo que fuera, con tal de no tener que enfrentarme sola a mi futuro. El
problema de querer es que nos hace débiles.
Se me escapó la risa antes de que pudiera pensarlo mejor.
—Hubiéramos sido iguales hasta el día que me atreviera a llevarte la contraria,
hasta el momento que cuestionara tu juicio o no cumpliera tus órdenes. Entonces
harías conmigo lo mismo que hiciste con Genya y con tu madre, lo mismo que
trataste de hacer con Mal.
Él se reclinó contra la ventana, y su marco dorado quedó enfocado de pronto.
—¿Crees que sería distinto con tu rastreador a tu lado? ¿Con ese cachorro
Lantsov?
—Sí —me limité a decir.
—¿Porque tú serías la más fuerte?
—Porque él es mejor hombre que tú.
—Tú podrías convertirme en un hombre mejor.
—Y tú podrías convertirme en un monstruo.
—Jamás he comprendido esa atracción por los otkazat’sya. ¿Es porque pensaste
durante mucho tiempo que eras una de ellos?
—También sentí atracción por ti una vez. —Su cabeza subió de golpe. No había
esperado que dijera eso y, por todos los Santos, resultaba muy satisfactorio—. ¿Por
qué no me has visitado en todos estos largos meses? —pregunté, pero él permaneció
en silencio—. Apenas había un día en el Pequeño Palacio en el que no acudieras a mí
—continué—. En el que no te viera en alguna esquina en sombras. Pensaba que me
www.lectulandia.com - Página 52