Ruina y ascenso - Leigh Bardugo

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—No exactamente —dijo Mal. Se había situado junto a la puerta con Tamar, y losdos mantenían la mirada en el pasillo que había al otro lado.—David sabía que nos reuníamos en el Hervidor —dijo Genya—, y tambiénsupuso lo de la chimenea principal.David frunció el ceño.—Pero no había forma de sacar los polvos de los archivos, no con los guardiasexaminándolo todo.Tamar sonrió.—Así que hicimos que el Apparat los llevara.Me los quedé mirando con incredulidad.—¿Os dejasteis capturar a propósito?—Resulta que la forma más fácil de organizar un encuentro es dejarse capturar —dijo Zoya.—¿Sabéis lo arriesgado que ha sido eso?—Culpa a Oretsev —replicó Zoya, y aspiró por la nariz—. Esa era su idea de unplan brillante.—Pero funcionó —observó Genya.Mal levantó un hombro.—Como ha dicho Sergei, el Apparat estaba esperando una oportunidad dequitarnos de en medio. Pensé que podíamos darle una.—Nunca estábamos seguros de cuándo ibas al Hervidor —dijo Nadia—. Cuandote fuiste de los archivos hoy, David dijo que se había olvidado algo en su habitación ypasó por las salas de entrenamiento para darnos la señal. Sabíamos que el Apparatseguramente confiaría en Tolya y Tamar, así que nos dieron una pequeña paliza…—Una buena paliza —puntualizó Mal.—Y después aseguraron haber descubierto un plan retorcido de un par de Grishamalvadas y un rastreador muy ingenuo.Mal hizo un saludo de burla.—Me preocupaba que insistiera en meterlos a todos en las celdas —dijo Tamar—,así que dije que tú estabas en peligro inmediato y que teníamos que llegar al Hervidorenseguida.Nadia sonrió.—Y después solo nos quedó esperar a que la cocina no se nos cayera encima.David frunció aún más el ceño.—Fue una explosión controlada. Las posibilidades de que la estructura de lacaverna aguantara se encontraban muy por encima de la media.—Ah. Por encima de la media —repitió Genya—. ¿Por qué no lo habías dichoantes?—Acabo de hacerlo.—Y, ¿qué hay de esas sombras en la pared? —preguntó Zoya—. ¿Quién lo hizo?Me tensé, sin saber muy bien qué responder.www.lectulandia.com - Página 44

—Fui yo —dijo Mal—. Logramos utilizarlas como distracción.Sergei seguía caminando de un lado a otro, e hizo crujir los nudillos.—Tendríais que habernos hablado del plan. Nos merecíamos una advertencia.—Al menos podríais haberme dejado volar algo —añadió Harshaw.Zoya se encogió mucho de hombros.—Siento muchísimo que os hayáis sentido excluidos. Qué más da lo mucho quenos han vigilado y que haya sido un milagro que no nos descubrieran. Está claro quetendríamos que haber puesto en peligro toda la operación para no herir vuestrossentimientos.Me aclaré la garganta.—En menos de una hora voy a dirigir los servicios con el Apparat. Nosmarcharemos justo después de eso, y necesito saber quién va a ir conmigo.—¿Hay alguna oportunidad de que nos digas cuál es el tercer amplificador? —preguntó Zoya. Hasta el momento, solo los mellizos, Mal y yo sabíamos dóndeesperaba encontrar al pájaro de fuego. Y Nikolai, recordé. Nikolai también lo sabía…si es que seguía con vida.Mal negó con la cabeza.—Cuanto menos sepáis, más seguros estaréis.—Entonces, ¿no vais a decirnos siquiera adonde vamos? —dijo Sergei de malhumor.—No del todo. Vamos a tratar de contactar con Nikolai Lantsov.—Creo que deberíamos probar en Ryevost —dijo Tamar.—¿Ir a las ciudades del río? —pregunté—. ¿Por qué?—Sturmhond tenía redes de contrabando por toda Ravka. Es posible que Nikolailas esté empleando para meter armas dentro del país. —Tamar debía de tener razón.Ella y Tolya habían sido miembros de confianza de la tripulación de Sturmhond—. Silos rumores son ciertos y se encuentra en algún lugar del norte, entonces hay muchasposibilidades de que el lugar de entrega cerca de Ryevost se encuentre activo.—Eso es confiar demasiado en la suerte —observó Harshaw.Mal asintió con la cabeza.—Cierto. Pero es la mejor opción que tenemos.—¿Y si resulta ser un callejón sin salida? —preguntó Sergei.—Nos separaremos —replicó Mal—. Buscaremos un lugar seguro donde podáisocultaros, y yo reuniré un equipo para encontrar al pájaro de fuego.—Podéis quedaros aquí si queréis —les dije a los demás—. Sé que a losperegrinos no les caen muy bien los Grisha, y no sé si eso va a cambiar después de lode hoy. Pero si nos capturan en la superficie…—El Oscuro no muestra ninguna piedad con los traidores —terminó Genya convoz queda.Todos se removieron, incómodos, pero yo me obligué a cruzar mi mirada con lasuya.www.lectulandia.com - Página 45

—Fui yo —dijo Mal—. Logramos utilizarlas como distracción.

Sergei seguía caminando de un lado a otro, e hizo crujir los nudillos.

—Tendríais que habernos hablado del plan. Nos merecíamos una advertencia.

—Al menos podríais haberme dejado volar algo —añadió Harshaw.

Zoya se encogió mucho de hombros.

—Siento muchísimo que os hayáis sentido excluidos. Qué más da lo mucho que

nos han vigilado y que haya sido un milagro que no nos descubrieran. Está claro que

tendríamos que haber puesto en peligro toda la operación para no herir vuestros

sentimientos.

Me aclaré la garganta.

—En menos de una hora voy a dirigir los servicios con el Apparat. Nos

marcharemos justo después de eso, y necesito saber quién va a ir conmigo.

—¿Hay alguna oportunidad de que nos digas cuál es el tercer amplificador? —

preguntó Zoya. Hasta el momento, solo los mellizos, Mal y yo sabíamos dónde

esperaba encontrar al pájaro de fuego. Y Nikolai, recordé. Nikolai también lo sabía…

si es que seguía con vida.

Mal negó con la cabeza.

—Cuanto menos sepáis, más seguros estaréis.

—Entonces, ¿no vais a decirnos siquiera adonde vamos? —dijo Sergei de mal

humor.

—No del todo. Vamos a tratar de contactar con Nikolai Lantsov.

—Creo que deberíamos probar en Ryevost —dijo Tamar.

—¿Ir a las ciudades del río? —pregunté—. ¿Por qué?

—Sturmhond tenía redes de contrabando por toda Ravka. Es posible que Nikolai

las esté empleando para meter armas dentro del país. —Tamar debía de tener razón.

Ella y Tolya habían sido miembros de confianza de la tripulación de Sturmhond—. Si

los rumores son ciertos y se encuentra en algún lugar del norte, entonces hay muchas

posibilidades de que el lugar de entrega cerca de Ryevost se encuentre activo.

—Eso es confiar demasiado en la suerte —observó Harshaw.

Mal asintió con la cabeza.

—Cierto. Pero es la mejor opción que tenemos.

—¿Y si resulta ser un callejón sin salida? —preguntó Sergei.

—Nos separaremos —replicó Mal—. Buscaremos un lugar seguro donde podáis

ocultaros, y yo reuniré un equipo para encontrar al pájaro de fuego.

—Podéis quedaros aquí si queréis —les dije a los demás—. Sé que a los

peregrinos no les caen muy bien los Grisha, y no sé si eso va a cambiar después de lo

de hoy. Pero si nos capturan en la superficie…

—El Oscuro no muestra ninguna piedad con los traidores —terminó Genya con

voz queda.

Todos se removieron, incómodos, pero yo me obligué a cruzar mi mirada con la

suya.

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