07.08.2023 Views

Ruina y ascenso - Leigh Bardugo

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Puede intentarlo —dijo—. No tengo intención de desperdiciar mis días en

búsquedas sagradas.

—¿No?

—No —afirmó mientras me acercaba más a él—. Tengo que pasar el resto de mi

vida buscando formas de merecer a cierta chica de pelo blanco. Es muy quisquillosa,

y a veces me mete excrementos de ganso en los zapatos o trata de matarme.

—Parece agotador —logré decir mientras sus labios se encontraban con los míos.

—Pero vale la pena. Y a lo mejor algún día me deja llevarla hasta una capilla.

Me estremecí.

—No me gustan las capillas.

—Le dije a Ana Kuya que me casaría contigo.

Reí.

—¿Lo recuerdas?

—Alina —dijo, y me besó la cicatriz de la palma—, lo recuerdo todo.

Era el momento de dejar atrás Tomikyana. Tan solo habíamos tenido una noche para

recuperarnos, pero las noticias de la destrucción de la Sombra se estaban extendiendo

con rapidez, y los dueños de la granja podrían regresar pronto. Y aunque ya no fuera

la Invocadora del Sol, todavía tenía cosas que hacer antes de poder enterrar a Sankta

Alina para siempre.

Genya nos llevó ropa limpia. Mal fue cojeando hasta detrás de las prensas de

sidra para cambiarse, mientras ella me ayudaba a ponerme una blusa sencilla con un

sarafan encima. Eran ropas de campesina, ni siquiera militares.

Una vez me había tejido oro en el pelo en el Pequeño Palacio, pero ahora

necesitaba un cambio más radical. Utilizó un trozo de hematita y un puñado de

plumas brillantes de gallo para alterar temporalmente el distintivo color blanco de mi

pelo, y después me ató un pañuelo alrededor de la cabeza por si acaso.

Mal regresó vestido con una blusa, pantalones y un abrigo sencillo. Tenía un

gorro negro de lana con una pequeña visera. Genya arrugó la nariz.

—Pareces un granjero.

—He estado peor. —Me miró—. ¿Eres pelirroja?

—Temporalmente.

—Y le sienta casi bien —añadió Genya, y sonrió desde el granero. Los efectos se

desvanecerían en unos pocos días sin su ayuda.

Genya y David viajarían por separado para asistir a una reunión Grisha en el

campamento militar de Kribirsk. Le habían ofrecido a Misha ir con ellos, pero él

había preferido ir con Mal y conmigo. Decía que tenía que cuidarnos. Nos

aseguramos de que su sol dorado estuviera bien escondido y de que tuviera los

bolsillos llenos de queso para Oncat, y después nos dirigimos hacia la arena gris de lo

que una vez había sido la Sombra.

www.lectulandia.com - Página 239

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!