Ruina y ascenso - Leigh Bardugo

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—Prácticamente justo después de que os marcharais.Asentí con la cabeza. Resultaba un tanto reconfortante saber que no podía haberhecho nada.—¿Es muy grave?—Ha utilizado la Sombra para tomar un gran pedazo del sur, pero por lo quehemos oído, ya habían evacuado a la mayoría de la gente.—¿Alguna noticia sobre las fuerzas de Nikolai?—Hay rumores de que hay grupos de soldados luchando bajo el estandarte de losLantsov, pero sin Nikolai para liderarlos, no sé cuánto tiempo aguantarán.—De acuerdo.Al menos ahora sabía a qué nos enfrentábamos.—Hay más. —Eché un vistazo a Tamar, interrogativa, y la expresión de su rostrohizo que un escalofrío me recorriera la piel—. El Oscuro ha atacado Keramzin.www.lectulandia.com - Página 194
l estómago me dio un vuelco.—¿Qué?—Hay… Hay rumores de que le ha prendido fuego.—Alina… —comenzó Mal.—Los estudiantes —dije, mientras el pánico se alzaba en mi interior—. ¿Qué hapasado con los estudiantes?—No lo sabemos —respondió Tamar. Me apreté los ojos con la mano, tratando depensar.—Tu llave —le pedí, respirando en jadeos bruscos.—No hay razones para creer…—La llave. —repetí, escuchando lo temblorosa que sonaba mi voz.Tamar me la entregó.—La tercera a la derecha —dijo con suavidad.Subí las escaleras de dos en dos. Cuando ya estaba casi arriba, resbalé y megolpeé la rodilla con fuerza contra uno de los escalones, pero apenas lo sentí. Recorríel pasillo dando traspiés, contando las puertas. Me temblaban tanto las manos quenecesité dos intentos para meter la llave en la cerradura y hacerla girar.La habitación estaba pintada en tonos de rojo y azul, tan alegre como el resto deledificio. Vi la chaqueta de Tamar tirada sobre una silla junto a la tinaja de hojalata,las dos camas estrechas pegadas, las mantas de lana arrugadas. La ventana estabaabierta, y el sol otoñal se derramaba por ella. Una brisa fresca levantaba las cortinas.Cerré la puerta detrás de mí y caminé hasta la ventana. Me agarré al alféizar,distinguiendo vagamente las casas desvencijadas al borde del asentamiento, lascolumnas en la distancia y las montañas más allá. Noté el tirón de la herida en mihombro, la oscuridad que se arrastraba por mi interior. Me lancé a través del vínculo,buscándolo, y solo había un pensamiento en mi mente: ¿Qué es lo que has hecho?www.lectulandia.com - Página 195
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El Oscuro gobierna Ravka desde su t
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Título original: Ruin and risingLe
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l nombre del monstruo era Izumrud,
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aquello de lo que era capaz.Se equi
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intento fallido de mantener a raya
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llegó flotando por el aire. Razrus
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—No… no es nada —tartamudeó.
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—Venga, Stigg —dijo la chica co
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—Mal tiene razón —intervine—
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Hizo una profunda reverencia y se d
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guardias detrás de mí, tan puntua
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—Es que pica.—¿Y si te doy un
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as enormes puertas del Hervidor se
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La advertencia estaba clara, y fina
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de la chimenea.—¡Nadia! —grit
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—Mírame —repliqué suavemente.
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a dar tu bendición a nuestra misi
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as puertas se abrieron, y yo alcé
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miedo y la veneración, Alina Stark
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—No exactamente —dijo Mal. Se h
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—No. No lo hace.—De mí ya se h
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—De acuerdo —dije, avergonzada
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Me había planteado la posibilidad
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—Quería verte.Vislumbré una fug
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e senté con un jadeo y respiré el
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—Sankta —susurró fervientement
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controlar. Avanzábamos de forma fr
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atrás el clamor del río. Pasamos
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—No es culpa mía ser tan delicio
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siguió sus órdenes. El cuerpo de
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—Vendavales —dijo Mal—, ¿est
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puerta mientras los demás nos situ
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Había unas quince personas en el c
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la pérdida ni la culpa, ni la preo
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para hacer el idiota ahora.—Tamar
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hubiera visto nunca. Tenía el pelo
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—No lo hagas —dijo—. Que uno
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de ellos. Nos estaban conduciendo a
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Me aferré al frío metal, sintién
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mayor de Nikolai.—Se lo había bu
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Eran palabras duras, pero era ciert
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—Entonces, ¡no he perdido mi toq
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cenar conmigo.—Gracias —dijo Ma
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—Desgraciado.—Te cae bien —di
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Sus ojos en sombras se abrieron de
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e puse en pie rápidamente.—¿Qu
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condujo a una escalera corta. Mient
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príncipe—. ¿Padre? ¿Lo hiciste
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—No —gruñó, limpiándose las
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—Lo siento —dije—. Simplement
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—Pero ¿por qué te has hecho esa
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—Tan solo quiero volver a sentirm
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—Ya has utilizado el Corte antes.
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una espada reluciente que existía
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los restos de dos molinos. Sin emba
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Resultó que teníamos más de unas
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—Por supuesto que sí —se burl
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tanto.—Esa es para mí —dije—
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—Bueno, pues Alina no puede lleva
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staba sentado en el borde de una me
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—Estabas destinada a equilibrarme
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después, despiertos de inmediato t
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—Así es como hiciste que saltara
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edia hora después estábamos senta
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Comenzaba a notar un dolor sordo ce
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—Hay una botella de kvas en un es
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última pizca de su poder para resu
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fuera fuerte. Le enseñé la lecci
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pájaro de fuego. Podría haber viv
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—¿Por qué nosotros? El Oscuro
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abía una capilla en la costa de Ra
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bañados en miel, montones de dulce
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estúpidos y ayudarme a recorrer la
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LEIGH BARDUGO nació en 1932 en Jer
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