Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
l final, todos se quedaron, Zoya incluida, aunque no dejó de quejarse durante todo el
camino a Dva Stolba.
Habíamos acordado dividirnos en dos grupos. Tamar, Nadia y Adrik viajarían con
David, Genya y Misha, y buscarían alojamiento en uno de los asentamientos en el
extremo sureste del valle. Genya tendría que mantener el rostro oculto, pero no
parecía que le importara. Se rodeó la cabeza con el chal y declaró:
—Seré una mujer misteriosa.
Le pedí que no fuera demasiado enigmática.
Mal y yo viajaríamos a las Sikurzoi con Zoya, Harshaw y Tolya. Dado que
estábamos muy cerca de la frontera, sabíamos que quizás nos enfrentáramos a una
presencia militar mayor, pero esperábamos poder mezclarnos con los refugiados que
trataban de atravesar las Sikurzoi antes de que llegaran las primeras nevadas.
Si no volvíamos de las montañas en dos semanas, Tamar se encontraría con las
fuerzas que el Apparat pudiera enviar a Caryeva. No me gustaba la idea de
reenviarlas solas a ella y a Nadia, pero Mal y yo no podíamos dividir más el grupo.
Sabíamos que los saqueadores shu mataban viajeros ravkanos cerca de la frontera, y
queríamos estar preparados para cualquier problema. Tamar al menos conocía a los
Soldat Sol, y traté de tranquilizarme pensando que tanto ella como Nadia eran
luchadoras experimentadas.
Tampoco sabía muy bien qué iba a ser con los soldados que aparecieran, pero ya
habíamos enviado el mensaje, y tenía que creer que ya se nos ocurriría algo. Tal vez
para entonces ya tuviera al pájaro de fuego y el comienzo de un plan. No podía
pensar con tanta antelación: cada vez que lo hacía, notaba que el pánico me
atenazaba. Era como volver a estar bajo tierra, sin aire para respirar, esperando a que
el mundo se desmoronara a mi alrededor.
Nuestro equipo salió al amanecer, y dejamos a los demás durmiendo bajo la
www.lectulandia.com - Página 168