07.08.2023 Views

Ruina y ascenso - Leigh Bardugo

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—En teoría.

Se quitó la bota y la tiró sobre la cubierta.

—Pruébalo.

Miré la bota con escepticismo. No sabía muy bien por dónde comenzar; aquella

era un forma de utilizar mi poder completamente distinta.

—¿Tengo que… doblar la luz?

—Bueno —dijo David—, podría ayudarte recordar que no tienes que preocuparte

por el índice de refracción. Tan solo necesitas redirigir y sincronizar ambos

componentes de la luz de forma simultánea. Es decir, no puedes empezar con el

campo magnético, eso sería ridí…

Levanté una mano.

—Mejor nos quedamos con lo de la roca en la corriente.

Me concentré, pero no invoqué ni concentré la luz como hacía con el Corte. En

lugar de eso, simplemente traté de darle un empujón.

La punta de la bota se volvió borrosa cuando el aire a su alrededor pareció oscilar.

Traté de pensar en la luz como si fuera agua, como si fuera viento que recorriera el

cuero, separándose y después volviendo a unirse como si la bota no hubiera estado

así. Ahuequé los dedos, y la bota parpadeó y se desvaneció.

Genya lanzó hurras, y yo grité y lancé las manos al aire. La bota reapareció. Cerré

los dedos, y volvió a desaparecer.

—David, ¿te he dicho alguna vez que eres un genio?

—Sí.

—Pues te lo vuelvo a decir.

Dado que el barco era más grande y estaba en movimiento, mantener la luz

curvada a su alrededor era un desafío mucho mayor. Pero solo tenía que preocuparme

por la luz que se reflejaba en la parte inferior del casco, y después de unos cuantos

intentos me sentí cómoda manteniendo la curva firme.

Si alguien estuviera en medio de un campo y mirara hacia arriba, tal vez viera

algo extraño, como un borrón o un destello de luz, pero no vería un barco alado

moviéndose por el cielo vespertino. Al menos había esperanza. Me recordaba a algo

que había visto hacer al Oscuro una vez, cuando me había llevado por una sala de

baile iluminada por la luz de las velas, utilizando su poder para hacernos casi

invisibles. Otro truco más que había dominado mucho antes que yo.

Genya escarbó entre las provisiones y encontró una reserva de jurda, el

estimulante zemeni que los soldados utilizaban a veces en las guardias largas. Me

hizo sentir agitada y un poco mareada, pero no había otra forma de mantenernos en

pie y concentrados.

Tenía que masticarse, y pronto todos estuvimos escupiendo el jugo color óxido

por la borda.

—Como esto me tiña los dientes de naranja… —dijo Zoya.

—Lo hará —la interrumpió Genya—, pero te prometo que te pondré los dientes

www.lectulandia.com - Página 159

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!