07.08.2023 Views

Ruina y ascenso - Leigh Bardugo

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

¿Ves? Si no estamos muertos en un mes, podríamos ser muy felices juntos.

—Déjalo ya —dije, todavía sonriendo.

—¿Que deje qué?

—De decir lo correcto.

—Estoy tratando de quitarme el hábito.

Su sonrisa titubeó. Estiró el brazo para apartarme el pelo de la cara, y yo me

quedé paralizada. Dejó la mano en el espacio donde el collar se encontraba con la

curva de mi cuello y, al ver que no me apartaba, subió la palma hasta cogerme la

mejilla.

No sabía si quería que hiciera eso.

—Dijiste… Dijiste que no me besarías hasta que…

—¿Hasta que estuvieras pensando en mí en lugar de tratar de olvidarlo a él? —Se

acercó más, y la luz de la lluvia de estrellas iluminaba sus facciones. Se inclinó hacia

delante, dándome tiempo para apartarme. Noté su aliento cuando dijo—: Me encanta

cuando me citas.

Rozó mis labios con los suyos una vez, brevemente, y después volvió a hacerlo.

No era tanto un beso como la promesa de uno.

—Cuando estés preparada —dijo. A continuación me cogió la mano y nos

quedamos ahí de pie, juntos, viendo las estrellas que se derramaban por el cielo.

Podríamos ser felices con el tiempo. La gente se enamoraba todos los días. Genya

y David. Tamar y Nadia. Pero ¿eran felices? ¿Seguirían siéndolo? A lo mejor el amor

era una superstición, una plegaria que decíamos para mantener a raya la verdad de la

soledad. Incliné la cabeza hacia atrás. Las estrellas parecían estar muy juntas, cuando

en realidad estaban a millones de kilómetros de distancia. Al fin y al cabo, a lo mejor

el amor simplemente significaba anhelar algo imposiblemente brillante y eternamente

fuera de nuestro alcance.

www.lectulandia.com - Página 145

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!