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Ruina y ascenso - Leigh Bardugo

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quiera quedarse —continuó—, voy a hacer que lo reasignen a otro sitio.

Dime adiós. Dime que me marche, Alina.

—Lo comprendo —dije en voz baja.

—¿De verdad? Sé que dije que podríamos tener un matrimonio solo de nombre,

pero si… si tuviéramos un hijo, no querría que tuviera que soportar los rumores y las

bromas. —Unió las manos por detrás de la espalda—. Un bastardo real es suficiente.

Hijos. Con Nikolai.

—No tienes que hacer esto, ya lo sabes —dije. No estaba segura de si hablaba con

él o conmigo misma—. Yo podría liderar el Segundo Ejército, y tú podrías tener

prácticamente a cualquier chica que quisieras.

—¿Una princesa shu? ¿O la hija de un banquero kerch?

—O una heredera ravkana, o una Grisha como Zoya.

—¿Zoya? Tengo por principio no seducir a nadie que sea más guapo que yo.

Me reí.

—Creo que eso ha sido un insulto.

—Alina, esta es la alianza que quiero: el Primer y el Segundo Ejército, juntos. En

cuanto a lo demás, siempre he sabido que si contraía matrimonio sería político. Sería

por poder, no por amor. Pero quizás tengamos suerte. Con el tiempo, tal vez

tuviéramos las dos cosas.

—O el tercer amplificador me convertirá en una dictadora trastornada por el

poder y me tendrás que matar.

—Sí, esa sería una luna de miel muy incómoda.

Me tomó la mano, y recorrió mi muñeca desnuda con los dedos. Me tensé y me di

cuenta de que estaba esperando el ramalazo de seguridad de cuando el Oscuro me

tocaba, o una sacudida como la que había sentido aquella noche en el Pequeño

Palacio, cuando Mal y yo habíamos discutido cerca de la banya. Pero no pasó nada.

La piel de Nikolai era cálida, y su tacto era suave. Me pregunté si alguna vez volvería

a sentir algo tan simple, o si el poder dentro de mí no dejaría de saltar y crepitar,

buscando conexión al igual que el rayo busca terrenos altos.

—Un collar —dijo Nikolai—. Grilletes. No voy a tener que gastarme mucho en

joyas.

—Tengo un gusto muy caro en tiaras.

—Pero solo una cabeza.

—Por ahora. —Bajé la mirada hasta mi muñeca—. Debo advertirte de que,

basándome en la conversación que he tenido hoy con Baghra, si las cosas van mal

con los amplificadores, acabar conmigo podría requerir algo más que tu potencia de

fuego habitual.

—¿Como qué?

—Posiblemente otro Invocador del Sol.

Es muy sencillo. Los similares se atraen.

—Seguro que hay alguno de sobra por algún sitio. —No pude evitar sonreír—.

www.lectulandia.com - Página 144

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