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menos a Harshaw y a Oncat. Sin embargo, lo más duro sería despedirme de Genya.
Entre la tripulación y los suministros, la Garcilla ya llevaba demasiado peso, y no
había ninguna razón para que fuera con nosotros a las Sikurzoi. Y aunque
necesitábamos a un Materialnik con nosotros para formar el segundo grillete, Nikolai
creía que David sería de mayor utilidad en tierra, utilizando su mente para ayudar en
la guerra. En lugar de él habíamos escogido a Irina, la Hacedora rebelde que había
forjado el grillete de escamas alrededor de mi muñeca cuando estuvimos a bordo del
Volkvolny. David se alegró de la decisión, y Genya se había tomado la noticia mejor
que yo.
—¿Quieres decir que no voy a poder recorrer una cordillera polvorienta con Zoya
quejándose durante todo el camino y Tolya recitándome la Segunda Historia de
Kregi? —Se rio—. Estoy abatida.
—¿Estarás bien aquí? —pregunté.
—Creo que sí. No puedo creer que vaya a decir esto, pero le estoy cogiendo
cariño a Nikolai. No se parece en nada a su padre, y además viste genial.
Lo cierto era que tenía razón en eso. Incluso en la cima de la montaña, las botas
de Nikolai siempre estaban pulidas, y su uniforme siempre inmaculado.
—Si todo va bien —dijo Tamar—, deberíamos estar listos para partir hacia el
final de esta semana.
Noté un ramalazo de satisfacción y tuve que resistir la necesidad de frotarme la
zona vacía de mi muñeca. Pero entonces Nikolai se aclaró la garganta.
—Sobre ese tema… Alina, me pregunto si considerarías dar un ligero rodeo.
Fruncí el ceño.
—¿Qué clase de rodeo?
—La alianza con Ravka Occidental sigue siendo nueva. Van a sentir presión por
parte de Fjerda para abrir la Sombra al Oscuro. Para ellos significaría mucho poder
ver lo que es capaz de hacer una Invocadora del Sol. Había pensado que, mientras los
demás comienzan a explorar las Sikurzoi, nosotros podríamos asistir a un par de
cenas de Estado, cortar la cima de alguna montaña, tranquilizarnos. Puedo llevarte
para unirte a los demás en las montañas en el camino de vuelta de Os Kervo. Como
ha dicho Mal, tienen mucho territorio que cubrir, y el retraso sería insignificante.
Por un momento pensé que Mal hablaría sobre la necesidad de entrar y salir de las
Sikurzoi antes de que llegaran las primeras nevadas, que señalara el peligro de
cualquier clase de retraso. En lugar de eso, enrolló el mapa sobre la mesa y dijo:
—Parece inteligente. Tolya puede ir como guardia de Alina. Yo necesito practicar
las frases.
Ignoré el vuelco de mi corazón. Aquello era lo que quería.
—Por supuesto —asentí.
Si Nikolai había esperado una discusión, lo escondió bien.
—Excelente —respondió, uniendo las manos—. Hablemos sobre tu vestuario.
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