El sutil arte de que te importe un carajo_Mark Manson
exacerbadas por las ridículas narrativas de la masculinidad que circulaban en lacultura pop. Algunas de esas narrativas aún siguen circulando: para ser un tipocool debes irte de fiesta como las estrellas de rock; para ser respetado, debes seradmirado por las mujeres; el sexo es lo más valioso que un hombre puedeobtener y vale la pena sacrificar todo (incluyendo tu propia dignidad) paraconseguirlo.Esta constante transmisión de información poco realista se une a nuestrossentimientos preexistentes de inseguridad al sobreexponernos a los estándaresirreales que fallamos en alcanzar. No sólo nos sentimos sujetos a problemas queno tienen solución, sino que nos asumimos perdedores porque una simplebúsqueda en Google nos muestra miles de personas que no enfrentan esosmismos problemas.La tecnología ha resuelto nuestros antiguos problemas económicos al darnosnuevos problemas psicológicos. Internet no sólo ha democratizado lainformación, también ha distribuido gratuitamente la inseguridad, la falta deconfianza en uno mismo y la vergüenza.P-p-p-pero si no seré especial o extraordinario, ¿cuál es el punto?En la actualidad se ha aceptado como parte de nuestra cultura el creer que todosestamos destinados a hacer algo extraordinario. Las celebridades lo dicen. Losgenios de los negocios lo dicen. Los políticos lo dicen. Incluso Oprah lo dice (asíque debe de ser cierto). Cada uno de nosotros puede ser extraordinario. Todosmerecemos la grandeza.Por el hecho de que esta máxima es contradictoria — después de todo, sitodos fueran extraordinarios, entonces, por definición, nadie sería extraordinario— pasa desapercibida para la mayoría de la gente. Y en vez de cuestionar lo queen verdad merecemos o no merecemos, nos tragamos el mensaje y pedimos más.Ser “promedio” se ha convertido en el nuevo estándar de fracaso. Lo peorque puedes hacer es estar en el medio de la manada. Cuando el estándar de éxitoen una cultura es “ser extraordinario”, entonces resulta que es mejor permaneceren el extremo inferior que estar en medio, porque al menos ahí aún eres especialy mereces atención. Mucha gente escoge esta estrategia: probarles a todos queellos son los más miserables, los más oprimidos o los más victimizados.Muchas personas tienen miedo de aceptar la mediocridad porque consideranque si lo hacen jamás lograrán nada, nunca mejorarán y su vida no valdrá nada.Este tipo de pensamiento es peligroso. Una vez que aceptas la premisa deque una vida vale solamente si es grande y notable, entonces, básicamente, estásaceptando el hecho de que la mayoría de la población humana (incluyéndote)apesta y no posee valor alguno. Esa mentalidad puede volverse peligrosa
rápidamente, tanto para ti como para los demás.Las raras personas que sí se vuelven de verdad excepcionales en algo lohacen no porque crean que son excepcionales. Por el contrario, se tornanasombrosas porque están obsesionadas con la mejoría. Dicha obsesión nace de lacreencia infalible de que no son, de hecho, grandes de ninguna manera. Es elanti sentirse con derecho a todo. La gente que se vuelve estupenda en algo loconsigue porque comprende que no ha alcanzado esa genialidad —que esmediocre, que es promedio— y que podría ser mucho mejor.Toda esta farsa de que “cada persona puede ser extraordinaria y conseguir lagrandeza” básicamente chaquetea tu ego. Es un mensaje que sabe bien conformelo masticas, pero en realidad no es más que calorías vacías que te engordan ehinchan emocionalmente. Es una Big Mac para tu corazón y tu cerebro.El boleto hacia la salud emocional —y también hacia la salud física— seconsigue al consumir tus vegetales, eso es aceptar las aburridas y mundanasverdades de la vida; verdades como “Tus acciones en realidad no importan tantoen el gran esquema de las cosas” y “Gran parte de tu vida será aburrida y nonotable, y está bien”.Este platillo vegetariano te sabrá mal al principio. Muy mal. Y evitarásaceptarlo.Pero una vez ingerido, tu cuerpo despertará más potente y más lleno de vida.Después de todo, la presión constante de ser algo fantástico, de ser la revelacióndel año, se te quitará de la espalda. El estrés y la ansiedad de siempre sentirteinadecuado y de necesitar probarte a ti mismo de manera constante, se disiparán.El conocimiento y la aceptación de tu propia existencia mundana, de hecho, teliberarán, para que logres lo que siempre soñaste conseguir, sin juicios niexpectativas inalcanzables.Comenzarás a desarrollar una apreciación por las experiencias básicas de lavida: los placeres de una amistad sencilla, crear algo, ayudar a alguien que lonecesite, leer un buen libro, reírte con alguien que te importa.Suena aburrido, ¿no? Es porque estas cosas son ordinarias. Pero quizá sonordinarias por una razón: porque son lo que verdaderamente importa.
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rápidamente, tanto para ti como para los demás.
Las raras personas que sí se vuelven de verdad excepcionales en algo lo
hacen no porque crean que son excepcionales. Por el contrario, se tornan
asombrosas porque están obsesionadas con la mejoría. Dicha obsesión nace de la
creencia infalible de que no son, de hecho, grandes de ninguna manera. Es el
anti sentirse con derecho a todo. La gente que se vuelve estupenda en algo lo
consigue porque comprende que no ha alcanzado esa genialidad —que es
mediocre, que es promedio— y que podría ser mucho mejor.
Toda esta farsa de que “cada persona puede ser extraordinaria y conseguir la
grandeza” básicamente chaquetea tu ego. Es un mensaje que sabe bien conforme
lo masticas, pero en realidad no es más que calorías vacías que te engordan e
hinchan emocionalmente. Es una Big Mac para tu corazón y tu cerebro.
El boleto hacia la salud emocional —y también hacia la salud física— se
consigue al consumir tus vegetales, eso es aceptar las aburridas y mundanas
verdades de la vida; verdades como “Tus acciones en realidad no importan tanto
en el gran esquema de las cosas” y “Gran parte de tu vida será aburrida y no
notable, y está bien”.
Este platillo vegetariano te sabrá mal al principio. Muy mal. Y evitarás
aceptarlo.
Pero una vez ingerido, tu cuerpo despertará más potente y más lleno de vida.
Después de todo, la presión constante de ser algo fantástico, de ser la revelación
del año, se te quitará de la espalda. El estrés y la ansiedad de siempre sentirte
inadecuado y de necesitar probarte a ti mismo de manera constante, se disiparán.
El conocimiento y la aceptación de tu propia existencia mundana, de hecho, te
liberarán, para que logres lo que siempre soñaste conseguir, sin juicios ni
expectativas inalcanzables.
Comenzarás a desarrollar una apreciación por las experiencias básicas de la
vida: los placeres de una amistad sencilla, crear algo, ayudar a alguien que lo
necesite, leer un buen libro, reírte con alguien que te importa.
Suena aburrido, ¿no? Es porque estas cosas son ordinarias. Pero quizá son
ordinarias por una razón: porque son lo que verdaderamente importa.